1 nov 2009

Intervención oportuna.

Pirois continuaba deambulando sin rumbo, tratando de hallar el camino de regreso al santuario de Athena, sin lugar a dudas esa conversación con Mime lo había desorbitado, estaba desconcentrado y mucho. No podía evitar darle vueltas al asunto una y otra vez, pero al tratar de pensar en la lealtad que le debía a Helios se daba cuenta que aquellas palabras de: “De verdad no quiero que mueras en algo que nada tiene que ver contigo ni conmigo, quiero poder estar contigo sin tener que luchar batallas ajenas”, quería creerlas, estaba confundido por primera vez, odiaba estarlo, por eso no se relacionaba con nadie, porque prefería tener todo bajo su control.

Desde una ladera Deathmask observaba cuidadosamente cada uno de los movimientos del guerrero solar, estaba esperando que hiciese algo que lo delatara, para así poder matarlo con pretexto, sino tendría que conformarse con herirlo de gravedad pasando desapercibido por él, y ese no era su estilo en absoluto.

– ¿Qué hago? Ya estoy cansado y está por anochecer…– se quejó Pirois dejándose caer sobre el pasto, completamente exhausto.

Miró a su alrededor tratando de encontrar algún punto que le sirviera de referencia y poder volver sin tener que hacer uso de sus poderes como guerrero solar y correr el riesgo de ser descubierto. No halló nada, estaba cansado, tenía hambre y estaba molesto, suspiró harto y se puso de pie, tenía que regresar a como diera lugar, concentró su cosmo para tratar de encontrar la energía de Mime o Phenril, estaban demasiado lejos, y estaba costándole trabajo por el cansancio y su desconcierto.

– ¡Ven a mí armadura de fuego solar! –exclamó siendo vestido con su armadura, si alguien pretendía atacarlo mientras los hallaba le sería más difícil.

Deathmask observó con beneplácito la acción del guerrero solar y se enlistó para atacarlo de frente, lucía cansado y desconcentrado, nada mejor que eso para poder vencerlo sin gastar mucha energía. Esperó a que estuviera completamente enfocado en hallar lo que buscaba para tener así la ventaja absoluta y fuera más rápido y fácil acabar con él.

En el santuario Mime deambulaba entre los templos buscándole, estaba comenzando a preocuparle su ausencia, no fuera que hubiera regresado a Rodas para rendirse en la misión que les correspondía, eso sería un fallo tremendo a su propia misión, y en el fondo le haría sentir miserable.

Concentró su energía para tratar de encontrarlo, un mal presentimiento estaba acechándolo y no podía quitárselo de la cabeza, tenía que hallar al guerrero solar. Corrió en busca de Phenril, quizá él lo había visto y le ayudaría a hallarlo, pero su compañero se había ido al pueblo a comprar unas cosas que necesitaba. Saga le miraba desde el templo principal, sin lugar a dudas la actitud de Mime era extraña, lucía angustiado; era como si le urgiera hallar algo.

– ¿Pasa algo? –preguntó Mina mirando al geminiano absorto en sus pensamientos.

– ¿Perdón? –preguntó Saga al escuchar a la guerrera hablarle.

– ¿Estás bien?

–Yo sí, pero parece que Mime no. Míralo a pasado por ahí corriendo un par de veces, luce angustiado. –explicó el griego mientras Mina observaba a Mime.

–Tienes razón, iré a ver qué pasa. Ya vengo. –dijo mientras corría para encontrarse con el asgardiano.

– ¡Mime! –exclamó la guerrera tratando de alcanzarlo.

El asgardiano se detuvo, al mirarla sintió un alivio tremendo y caminó hacia ella con rapidez.

–Ayúdame a encontrar a Richard por favor. –suplicó el rubio con angustia.

– ¿Qué pasa? –preguntó Mina angustiándose por la actitud del rubio.

–Te lo explicaré lo juro, pero necesito que me ayudes a encontrarlo. –pidió nuevamente el asgardiano.

–De acuerdo, te ayudaré, pero necesito que me expliques todo después. –dijo la guerrera al tiempo que sacaba su pluma de transformación –¡Por el poder de Venus!- la guerrera concentró su energía en llamar a Setsuna, si alguien podía hallar a Pirois esa era Pluto.

La guerrera se transformó ante el guerrero, Setsuna sintió de inmediato la energía de su compañera que la llamaba con urgencia, se transformó con rapidez y la alcanzó, sentía la angustia de Mime lo que la desconcertaba.

–Ayúdame a hallar a Pirois, Mime tiene un mal presentimiento y hay que encontrarlo. –pidió Mina a su compañera, quien usó su cetro para encontrar al guerrero.

El cetro mostró la imagen del guerrero luchando desesperadamente contra Deathmask, Mime llamó a su armadura y desapareció de la mirada de ambas guerreras, tenía que detener aquello, ambas guerreras se miraron y se dirigieron de inmediato al encuentro de Pirois y Deathmask.

El guardián de cáncer atacaba con todo a un herido guerrero solar, quién con el último golpe salió disparado contra un par de árboles, sin duda estaba casi fuera de combate, Deathmask había aprovechado bien el momento para comenzar a atacarlo sin que pudiera hacer algo para evitar el golpe. Deathmask estaba concentrando su poder, quería darle el último golpe y mandarlo al infierno por fin, concentró toda su energía en el ataque, tenía que acabar con ello antes que alguien llegara a interrumpir su hazaña…

–Ahora sí guerrerito del sol, muérete… ¡Ondas Infernales! –exclamó entre carcajadas el guerrero de cáncer.

Pirois no podía levantarse sólo vio al guerrero de cáncer atacarle, cerró sus ojos, sabía que moriría a manos de ese guerrero, después de todo no había podido hacer nada para evitar sus constantes ataques, estaba malherido y débil. Sintió que algo lo arrojó a un lado, lo que lo hizo reaccionar, busco con su mirada a quien lo había salvado de la muerte.

– ¿Qué crees que haces? – preguntó Deathmask furioso al rubio asgardiano.

–Evitando que cometas un error. –sentenció el asgardiano desafiante.

–No eres rival para mí, guerrerete de cuarta. –rió Deathmask –si tanto quieres estar con él, estén juntos en el más allá.

– ¡Ondas infernales! – atacó nuevamente el guardián de cáncer.

– ¡Grito mortal! –exclamó la guerrera de Plutón desviando un ataque del guardián de cáncer.

– ¡Pero qué mierda! –exclamó Deathmask molesto.

– ¡Cadena de amor de Venus! –la cadena de la guerrera sujetó al italiano impidiéndole el movimiento –Deathmask no lo mates, ¿Saga te dio esa instrucción acaso?.

–No necesito instrucciones de Saga, menos ahora que se ha vuelto blando, este sujeto es nuestro enemigo, y en ese otro sujeto yo no confío, seguramente iba a defender a nuestro enemigo con su propia vida, ¿no se supone que su misión era sacarlo de jugada? ¡Yo iba a hacerlo! Sin que él manchara sus manitas de sangre.

– ¡Cállate Deathmask! –Ordenó Saga llegando junto con Camus y Milo – ¿acaso no te dije que no hicieras algo estúpido?

–Pero…

– ¡No hay peros que valgan Deathmask! Milo, Camus, llévenselo a Athena. Yo me llevaré a Pirois y a Mime junto con las guerreras.

Pirois sólo observaba y escuchaba todo sin articular palabra alguna, fijó su mirada en Mime, ¿todo había sido un engaño para dejarlo fuera de combate? No podía evitar sentirse utilizado, pero así era la batalla, igualmente, tenía que esperar a saber más del asunto, sacar conclusiones era anticipado e imprudente; quizás el guerrero de cáncer quería que él desconfiara del asgardiano y esa era su estrategia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

si y ese mascara de muerte imprudente y desesperado porfas conti esto est bueno conti porfas