-¿Sucede algo?- preguntó con tono preocupado -¿estás bien?-
-Sí, necesitaba verte- pidió con expresión suplicante -¿puedo pasar?-
-Claro, entra…- Michiru abrió más la puerta para dejarle pasar y averiguar qué sucedía.
Camus entró a la habitación mirando todo a su alrededor y finalmente sentándose sobre la cama junto a Michiru que le miraba preocupada sin saber lo que sucedía, el joven guerrero tomó las manos de la chica entre las suyas y mirándola a los ojos comenzó a hablar…
-Necesitaba verte porque hoy me iré a Grecia y no sé cuándo volveré pero lo que si sé es que necesitaba estar contigo ahora y mirarte, escucharte…-
Aquellas palabras estremecían sin duda a Michiru jamás habría esperado escuchar semejante confesión a uno de esos fuertes caballeros atenienses, y aunque no estaba acostumbrada a escucharlas, ella sentía lo mismo que el joven frente a ella.
- Jamás he sentido algo así por nadie más, y creo que por eso se me hace más complicada esta despedida Michiru, no quiero preocuparte…-
-Te entiendo, yo siento lo mismo que tú pero veremos la manera de superarlo- dijo convencida la joven tratando de convencerlo de que todo estaría bien.
-Tienes razón, lo mejor será bajar a desayunar y si quieres salimos a caminar a la ciudad- dijo levantándose de la cama –Te espero afuera, dejaré que te arregles, aunque pienso que luces hermosa-
Tras escuchar aquello Michiru sonrió ahogando la risa con su mano derecha mientras sonrojada le miraba salir de la habitación, se levantó y comenzó a arreglarse más animada, definitivamente se sentía mejor aunque recordar que él se iría a Grecia le entristecía un poco…
-¡Ya déjate de necedades Aphrodite!- gritaba Deathmask de nuevo molesto con el pisciano.
-A ver ustedes dos, deberían dejar de discutir, no ganan nada haciéndolo, después de todo haremos lo que ya estaba convenido sin importar lo que deseemos hacer o no- dijo Aldebarán tratando de calmar las cosas entre sus compañeros.
Aphrodite asintió levemente con la cabeza mientras Deathmask volteaba su mirada hacia la ventana visiblemente molesto ignorándolos a ambos hasta que Aphrodite se levantó con el vaso de leche en su mano para derramarla sobre la cabeza del guardián de Cáncer logrando hacerlo estallar en furia, Aldebarán se levantó lo más rápido que sus carcajadas le permitían para impedir que Deathmask le propinara una golpiza al pisciano quien Salió al jardín enojado.
-Este par…- musitó Saga resignado sin siquiera levantarse de su silla.
-Voy a ver qué sucede- dijo Mina saliendo al jardín detrás de Aphrodite ante la mirada desconcertada de Saga.
-Pudiste haberle dicho que no fuera porque querías salir con ella- dijo con un guiño Lita mirando la extraña expresión del geminiano.
-Sí… sí, luego. A ver Deathmask charlemos en el despacho de la señorita Kido- pidió el geminiano ante la expresión de fastidio de su compañero que no tenía otra opción más que acatar la petición de su líder.
-¿Porqué han discutido tanto Deathmask y tú?- preguntó Mina al pisciano que la miraba con más calma.
-Es un necio- dijo volviendo su mirada hacia algunas flores en un extremo del jardín.
Mina le miró paciente, sabía que tocar el tema de Deathmask quizá hasta molestaría al peliceleste pero si quería ayudar necesitaba tener calma. Se sentó a su lado mirando también las flores con amplia sonrisa.
-¿Te gustan las flores?- preguntó curioso el pisciano.
-¡Por supuesto!- respondió Mina entusiasmada logrando que el pisciano continuara la conversación.
-¿Cuáles son tus favoritas?- preguntó nuevamente el pisciano -¡Las mías lzs rosas!-
-Las rosas, son muy bellas, sencillamente me encantan- dijo sonriente la joven guerrera.
-¡A mí igual!- exclamó el pisciano al notar el parecido que guardaba con la entusiasta joven por lo que decidió responder a su pregunta –Él quiere volver hoy, pero yo le he dicho que hablemos con Saori y nos permita quedarnos un poco más, pero él quiere ver las porquerías esas que tiene en su sucio templo-
-¿Porquerías?- preguntó Mina curiosa.
-Sus… ¿cómo diablos les llama?... ¡Ah sí “medallas” o “trofeos”!- respondió burlándose del caballero de Cáncer –no son más que los rostros de toda la gente que ha matado en su vida-
Tras escuchar aquello a Mina se le revolvió el estómago, cubrió su boca con sus manos en señal de asco a lo que Aphrodite continuó.
-Y si notaras a lo que huele ese lugar… parece cementerio pero huele a cloaca-
-Ya basta Aphrodite- intervino Saga interrumpiendo la conversación.
-Ya vienes a defender a ese cretino- insistió el pisciano incómodo.
-De hecho no, vine a poner en paz las cosas, no quiero que sigan discutiendo, tenemos instrucciones y lo sabes bien, ya se verá después cómo solucionamos su diferencia pero quiero que dejes de estarlo molestando y burlándote de él ¿Entendido?-
-Sí Saga, voy adentro a guardar mis cosas entonces- se levantó de la banca despidiéndose de Mina con una ligera reverencia y una sonrisa e ingresó a la mansión ante la mirada desconcertada del geminiano.
-De verdad no logro entenderlo- suspiró resignado ante la mirada divertida de Mina –Antes él y Deathmask no discutían tanto...-
-Diferencias de opinión supongo, como sea ¿tienes listas tus cosas?- preguntó curiosa la joven guerrera.
-Sí, debe ser así, nuestro avión parte en 4 horas y debemos estar ahí una hora antes que parta- explicó Saga –Sólo Aphrodite es capaz de dejarlo todo a la última hora-
Mina rió de forma escandalosa tras escuchar aquello, de verdad le causaba gracia el comentario de Saga quien miró a la joven reír, le gustaba esa faceta de ella, libre, expresiva y extrovertida… le hacía sentir entusiasmado, la joven continuó riendo unos segundos más hasta detenerse sonrojada por la extraña mirada de Saga.
-¿Causé mucho escándalo?- preguntó curiosa.
-No, es sólo que me fascina tu forma de reír, es tan libre- respondió con tal naturalidad el geminiano que Mina se sintió halagada y se abrazó a Saga.
-Debemos ir a comer, seguro los demás ya están ahí- dijo la chica con dejo de tristeza.
-Sí… aunque seguro Aphrodite ni bajará a comer por tener que guardar sus cosas- rió Saga mirando a la chica para tratar de animarla y hacer menos difícil la despedida.
Mina sonrió ampliamente logrando entender la intención del geminiano, le tomó de la mano y caminaron hacia el comedor donde todos comían sin articular palabra alguna, ya se sentía ese aire melancólico en el ambiente, aquella despedida era ahora inminente y eso se percibía. Todos miraban hacia su plato sin levantar la mirada hacia cualquier otro, con excepción de Serena y Saori que se miraban mutuamente tratando de idear alguna forma de aligerar el ambiente.
-¿Y qué tal es el clima en Atenas?- preguntó finalmente Serena captando la atención de todos.
-Ah pues…- comenzó Saori con amplia sonrisa –es bastante cálido y las playas son preciosas, deberían visitarnos allá en sus vacaciones, no gastarían en hotel-
La voz de Saori se escuchaba tranquila. Daba por hecho que seguirían frecuentándose aunque el tiempo y la distancia se los dificultara.
-¡Pero claro que sí!- respondió alegre la joven reencarnación de Selene –Lo que más nos gusta son las vacaciones- rió logrando hacer reír a los guerreros y a sus amigas que se miraban ya más relajadas.
-Pero no vayan a olvidar poner todo su empeño en la escuela para que puedan visitarnos- respondió Saori logrando que Rei comenzara a hablar.
-¡Oh pero de nosotras no habría de preocuparse por ellos señorita Kido! Eso dígaselo sólo a Serena que odia llegar temprano, hacer tareas y… - miró hacia el techo como para hacer memoria -¡Casi todo lo que tiene que ver con ir a la escuela! Con excepción del almuerzo y las vacaciones-
Las carcajadas de todos resonaron en el comedor como solía ser cuando comenzaron a verse como un equipo, con las discusiones de Haruka y Deathmask o los comentarios burlones de Aphrodite hacia el guerrero de Cáncer.
-¡No tienes por qué ser tan mala conmigo Rei!- se quejó Serena haciendo mueca de berrinche logrando que rieran aún más.
-Claro chicas- dijo Saori mirando el reloj en su muñeca –Ya es hora de ir al aeropuerto- dijo retomando la seriedad -¿Tienen sus cosas listas verdad?-
-Así es- dijo con entusiasmo Deathmask.
-¿Aphrodite?- preguntó Saga -¿tú también?-
-Sí, ya todo listo- respondió aparentando estar molesto con la decisión de irse.
-Bien, lo mejor será que les llevemos- dijo Saori haciendo la seña a Tatsumi para que llevara a los guerreros hacia el coche para guardar sus maletas.
Las jóvenes guerreras miraron todo desde sus asientos, se sentían tristes por tener que verles marcharse y saber que probablemente no se verían más, hasta que Serena entendiendo los sentimientos de sus amigas las miró con ternura y se levantó de la silla para mirar por la ventana como los guerreros acomodaban sus cosas en el auto.
-Los veremos de nuevo- dijo con seguridad Serena. Con esa seguridad que lograba convencer a sus amigas y a casi todo el que la escuchaba.
-Sí, eso es seguro- dijo Lita entendiendo a Serena –por cierto nosotras ya debemos regresar a nuestras casas ¿no es así?-
-Sí, ya tenemos todo listo ¿o no?- dijo Mina mirando al resto de sus compañeras.
-Claro- respondió Michiru tratando de aligerar el ambiente que se había vuelto a formar.
-Bien, entonces vayamos a casa- dijo Hotaru mirando a Setsuna quien sólo asintió con la cabeza con ligera sonrisa.
Las jóvenes bajaron con sus bolsas hacia el jardín donde los guerreros terminaban de guardar las maletas.
-Cuídense mucho- dijo Serena sonriente.
-Ustedes también cuídense, y si necesitan algo no duden en pedirlo- dijo confiadas Saori.
-Ustedes igual, después de todo somos aliados ¿no?- la voz de Serena era calmada, más de lo común cosa que llamaba la atención de sus amigas.
-Más que eso- respondió Saori con amplia sonrisa –somos amigos-
Los guerreros entraron a los automóviles que les llevarían al aeropuerto despidiéndose de sus amigas como si se fueran a ver en una semana, una despedida casual y ligera, sobre todo para tratar de hacerla lo más fácil posible. Las jóvenes respondieron de igual manera con tranquilidad para evitar angustiar a las diosas y que ello provocara que se quebraran de forma visible.
-Adiós- dijo Saga a Mina logrando que a la joven se le escapasen un par de lágrimas, no esperaba escuchar esa palabra.
Saga la miró con ternura y con sus manos secó las lágrimas que rodaban por sus arreboladas mejillas, sabía que era difícil, también para él lo era.
-Adiós no- interrumpió Mina tomando las manos de Saga entre las suyas –Hasta luego- dijo intentando sonreír lo más que su tristeza le permitía.
-¡Exacto!- exclamó Rei mirando a los guerreros que aún estaban despidiéndose –Es un hasta pronto porque volveremos a vernos-
-Es un hecho- dijo Aioria tomando la palabra –Esperamos verlas en Grecia de vacaciones, así que Serena no vayas a fallarnos- dijo riéndose logrando hacer reír a los demás.
-No lo haré- rió Serena –gracias al cielo Amy está con nosotras-
-¡Ay Serena! Nunca cambias- resopló Amy resignada.
-Bien, ya es hora de irnos- dijo Saori indicándole a sus guerreros que subieran a los automóviles que les llevarían al aeropuerto para regresar a Atenas, al Santuario Ateniense.
Las jóvenes salieron de la mansión con rumbo al templo Hikawa para de ahí ir cada una a sus hogares de nuevo y retomar sus vidas normales. Los automóviles pasaron frente a ellas mientras caminaban, las jóvenes agitaron sus manos a forma d despedida y continuaron su camino, después de todo una batalla inesperada les había hecho abandonar sus rutinas y más que eso, aprender a trabajar en equipo y valorar las diferencias entre guerreros de distintas órdenes superándolo todo.
Además que no había quien les asegurase que jamás volverían a verse ya fuera por vacaciones o por necesidad de trabajar unidos de nuevo.
FIN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario