Las jóvenes ingresaron a la mansión con seriedad, incluso Saori parecía preocupada, situación que llamó poderosamente la atención de sus guerreros ¿Qué pudo haber sucedido para que Saori regresase preocupada?...
-¿Y bien?- preguntó finalmente Saga rompiendo el silencio que se había creado.
-Ha vuelto a trabajar en la secundaria, dando su taller de Arte- explicó Mina pensativa.
-Sin embargo…- interrumpió Setsuna –se ve profundamente triste, antes de entrar a su apartamento una de sus vecinas nos comentó que todas las noches sale y regresa tarde-
-Y yo creo saber a dónde va…- dijo Serena mirando a Setsuna.
-¿Ah sí?- preguntó Seiya curioso -¿A dónde?-
-Al edificio donde murió Haruka, quizá hasta toca el violín ahí dejando salir toda su melancolía- explicó la rubia reencarnación de Selene.
-Quizás…- musitó Hotaru reflexionando.
-Al menos sabemos que está tratando de retomar su vida normal- dijo aliviada Rei –aunque no creo que debamos dejarla sola e insistirle que venga con todos…-
-Sí…- murmuró Saori –yo la vi débil, como si no estuviera cuidándose-
-Supongo que algunos podemos salir en la noche a buscarla y tratar de hablar con ella- dijo Shiryu pensando en la situación.
-Eso será lo mejor…- dijo Aphrodite mirando la preocupación en sus compañeras y compañeros de batalla –por ahora creo que debemos comer algo…-
Todos se separaron dentro de la mansión, no sería fácil convencer a Michiru pero debían intentarlo, ya habían pasado demasiadas cosas juntos como para abandonarse de esa forma.
-Creo que tú podrías hablar con ella Camus- dijo Milo pensativo mirando el jardín desde la terraza del primer piso.
El caballero de Acuario le miró, ¿acaso era broma?, Milo sabía a la perfección que él tenía sentimientos hacia Michiru y que no se sentía capaz de charlar con ella sobre la muerte de Haruka.
-No lo sé- dijo con tono de fastidio –Tal vez ni sea yo quien la encuentre-
-Tú tienes sentido común, y sientes algo por la chica ¿no?- preguntó Milo mirándolo fijamente.
-Sí, bueno… ella lo sabe- respondió nervioso, no solía hablar de sus sentimientos tan abiertamente.
-Creo que debería ser así- dijo nuevamente Milo regresando su mirada hacia el jardín, donde Amy descansaba sobre el césped.
***
Las siete de la tarde dieron y Michiru salió de su apartamento, tenía que despejar su mente y tratar de olvidar todo lo sucedido, tenía que ser fuerte y además seguir adelante con su vida, tenía muchas obligaciones como para abandonarlo todo así como así.
Caminó durante un par de horas en la zona comercial, veía aparadores con ropa, zapatos y televisores, por fin entró a la librería dispuesta a comprar algún libro y así ocuparse hasta que cayera dormida al regresar a su apartamento…
‘Quizás sí debí regresar con los demás…’
Pensó mientras hojeaba una novela de ciencia ficción, sabía que estando con los demás en la mansión tendría poco tiempo para lamentarse, pero si hubiera vuelto de inmediato no habría podido tener su momento de reflexión y de duelo a solas. Tras elegir su libro salió de la librería, llevaba consigo a su eterno compañero, el violín…
Se adentró a la playa como solía hacerlo todas las noches, caminó lentamente hacia los rompeolas para desde ahí interpretar su despedida a Haruka, sabía que era momento de seguir adelante, ella se lo había pedido…
En la mansión Kido Serena conversaba con Saori en la sala cuando Deathmask les interrumpió:
-Es hora de salir a buscar a la chica- dijo con seriedad.
-¿Quiénes irán?- preguntó finalmente Saori.
-Tres grupos: Camus con Milo, Saga con Mina y Setsuna con Hotaru- explicó el guerrero.
-Bien… esperaremos aquí entonces- dijo Serena levantando de nuevo la tacita de té que tenía en la mesilla a su lado.
Como había quedado convenido los tres grupos salieron en busca de Michiru para platicar con ella y ayudarla a superar su dolor y regresar a la mansión con los demás.
Saga y Mina caminaron en la zona comercial revisando los comercios que les pareciese que serían del interés de Michiru, mientras Setsuna y Hotaru revisaban la zona del penthouse de Akiko, y finalmente Camus y Milo buscaban en el malecón y la playa…
Ambos guerreros se detuvieron al escuchar aquella lúgubre interpretación del violín, se miraron mutuamente imaginándose lo peor, cosa que les hizo correr en la dirección donde provenía el sonido, al llegar al rompeolas se detuvieron, Michiru estaba imprimiendo todo su dolor en cada nota que interpretaba en su violín.
-¿Crees que se tire de ahí?- preguntó preocupado Milo.
-No lo creo, de todas formas ya la hallamos…- dijo Camus sin perder a la joven de vista.
-Aquí te espero Camus- dijo Milo sentándose sobre la arena ante la mirada asombrada del acuariano.
Camus subió hasta el rompeolas y con cuidado llegó hasta donde Michiru aún tocaba el violín mientras lloraba amargamente, se quedó detenido detrás de la joven para que concluyese la melodía y pudiera seguir desahogándose, podía sentir el dolor de Michiru y saber que se sentía sola con tan sólo escucharla tocar el violín… debía ser muy sutil con sus palabras para poder ayudarla como debía.
-¿Qué haces aquí?- preguntó Michiru despertando a Camus de su letargo momentáneo.
-Vine a charlar contigo- dijo volviendo en sí el caballero dorado, verla en ese estado le afectaba, auque era demasiado orgulloso para dejárselo ver.
-¿Charlar conmigo?- preguntó Michiru secando sus lágrimas con su mano derecha -¿Sobre qué?
-Michiru… no estás sola, todos sabemos que estás atravesando por algo muy duro, pero no puedes encerrarte e impedir que quines te queremos estemos cerca de ti-
Aquellas palabras resonaron en la mente de la joven, era cierto, pero había querido llorar sola y poder desahogarse un tiempo… Michiru no dijo nada, sólo miró al caballero ateniense mientras le hablaba, parecía consternado en verdad.
-Tienes razón- dijo finalmente Michiru –no espero que me entiendas, pero necesitaba estar a solas un tiempo, para desahogarme, sí, es mucho dolor para mí y necesitaba dejarlo salir y estando con todos no habría podido hacerlo-
Camus miró atentamente a Michiru mientras le explicaba su situación, sabía que debía escucharla para poder ayudarla, podía darle la razón, en su lugar él habría hecho lo mismo…
Se quedaron charlando durante largo rato mientras Milo caminaba cerca, en los comercios cercanos vigilándoles desde ahí. Ambos bajaron del rompeolas para sentarse sobre la arena y continuar charlando hasta que el cansancio de la joven fue descubierto por Camus quien la miró con ternura.
-¿Quieres que te acompañe a tu casa?
Michiru le miró con ligero sopor, él se había dado cuenta que estaba fatigada y siempre se comportaba como todo un caballero con ella, mientras que con los demás era frío y distante…
-No- respondió con ligera sonrisa –Iré contigo a la mansión Kido, seguro salieron varios a buscarme-
-Sí… yo vine con Milo, pero ya no sé a dónde se fue- respondió Camus buscando a su compañero mientras se levantaba. Estiró su mano ofreciéndosela a la chica para ayudarla a levantarse, el gentil gesto de Camus fue aceptado por Michiru quien también buscó con la mirada a Milo, quien corría hacia ellos desde el muelle más cercano.
Los tres regresaron a la mansión donde todos esperaban la llegada de Camus y Milo que ya habían tardado en llegar, al verles regresar con Michiru el rostro de Hotaru se iluminó y corrió hasta ella para abrazarla.
-¡Qué bueno que volviste!- exclamó la pequeña guerrera con lágrimas en los ojos.
-También me da gusto verles a todos, lamento haberlos preocupado, pero necesitaba estar sola un tiempo, ya estoy aquí para acompañarlos hasta que regresen a Grecia- dijo con seguridad y ligera sonrisa.
Saori sonrió aliviada, sabía que Camus la hallaría, solía tener un sexto sentido muy desarrollado e identificar la preocupación e interés de alguno de sus guerreros le era verdaderamente fácil; aunque de cierta manera le preocupaba porque ellos estaban cerca de volver a Grecia y las chicas debían quedarse en Japón por sus estudios.
Serena le hizo una pequeña seña a Michiru para charlar con ella en el jardín, necesitaba saber cómo estaba su amiga y hacerle saber que estaba a su lado…
-Hola Serena- dijo Michiru con tranquilidad.
-Hola…- rió Serena nerviosa –Michiru estoy contigo-
La voz nerviosa de Serena logró hacer que se escapara una carcajada de Michiru, quien enseguida y apenada la ahogó con su mano.
-Lo siento…- repuso la guerrera.
-No… no te preocupes, me da gusto verte más tranquila, estamos contigo todos Michiru, y nunca estarás sola, además…- dijo en tono pícaro la audaz Serena –veo que Camus no te quita la mirada de encima-
Aquel comentario de Serena logró sonrojarla, ella lo sabía pero ni siquiera se le había ocurrido pensar en ello desde lo ocurrido en la batalla. Bajó la mirada al suelo, estaba pensativa y con aire melancólico de nuevo, situación que preocupó a Serena.
-¡Sé que soy una imprudente Michiru!- dijo tomando las manos de su amiga entre las suyas –Pero de verdad creo que…- dudó una vez más –¡Todos merecemos ser felices!-
Aquellas palabras de Serena la hicieron reaccionar, Haruka le había pedido que siguiera adelante y fuera feliz, pero sentía que era muy pronto siquiera para pensarlo… estaba confundida y aún triste, necesitaba pensar mucho y sabía que no le quedaban más que un par de días para convivir con él… Asintió ligeramente con la cabeza ante la petición de su princesa y que era la misma de su querida Haruka.
Ambas regresaron al interior de la mansión donde todos charlaban animados en la sala hasta que, uno a uno, se retiraron a dormir a sus alcobas tras acordar que irían juntos al Sanno Matsuri por la noche.
La mañana llegó junto con el acostumbrado movimiento dentro de la mansión Kido, todos se reunieron en el comedor para desayunar evitando tocar temas que les pusieran de malas o les bajaran el ánimo ya que por la noche irían juntos al festival y no sería más que una previa despedida para los guerreros dorados que regresarían al santuario en Atenas.
Un par de horas después todos estaban divirtiéndose en el jardín, Saori, Serena y Darien les miraban desde la sala, sabían que pese a todo habían logrado formar un gran equipo de trabajo y que ahora sería difícil despedirse, sobre todo por algunos lazos que se habían llegad a formar.
Milo tomó de la mano a Amy pidiéndole que le acompañara a caminar, la joven le miró dudosa hasta que la mirada de Lita le animó a irse con él.
-Gracias por aceptar Amy- dijo Milo sonriente –necesitaba decirte algo-
-Claro Milo, tú dirás- dijo amablemente la guerrera con amplia sonrisa.
-Me gustas mucho, y sé que nos iremos mañana por la noche a Grecia pero tengo la firme creencia que volveremos a vernos- dijo seguro.
Aquella confesión logró sorprenderla, sospechaba que algo así sucedería pero no le creía capaz de confesarlo de esa forma tan directa y segura.
-Milo…- musitó Amy –no funcionará, yo vivo y estudio aquí en Tokio y tú vives en Atenas, no estamos seguros de si volveremos a vernos o no y…-
Milo escuchaba todo aquello convenciéndose de que Amy era más tímida de lo que creía, y que si no tomaba acción nada sucedería jamás, se acercó tomándola por sorpresa besándola para sellar sus labios e impedirle seguir excusándose. Al sentir el contacto de los labios de Milo sobre los suyos Amy abrió sus ojos sin poder hacer nada para evitar lo que sucedía… además, sin querer impedirlo. Separó sus labios lentamente de los de Amy acariciando su arrebolada mejilla.
-La vida es corta, no me pidas que no lo intente porque será como acortar mi vida-
La mirada de Milo parecía encendida, su semblante lleno de seguridad mientras Amy sólo trataba de evadir lo ineludible negando en repetidas ocasiones con la cabeza, tenía miedo de enamorarse y dejarse llevar y luego extrañarlo sin poder hacer nada para remediarlo.
-Sé a qué le temes- dijo Milo mirándola fijamente tras detener sus negaciones tomando delicadamente su mentón –Haré todo para estar contigo, hablaré con la señorita Kido si así me lo pides pero no me niegues que sientes algo por mí-
-Tú, al igual que yo, tienes una misión muy importante que cumplir- dijo Amy visiblemente afectada y con los ojos llenos de lágrimas –no quiero sentirme sola porque te has ido y yo esté aquí, no soy tan fuerte-
La joven corrió hacia el interior de la mansión y se internó en su habitación para calmarse, seguro quería intentarlo pero había más cosas en contra que a favor…
-¿Amy?- preguntó Rei entrando a la habitación de su amiga -¿Qué sucede?
-Milo… me dijo que le gusto y que lo intentemos pero no puedo… él se irá mañana y sé que no soy tan fuerte, no podré con eso- dijo sentada sobre la cama con ambos puños fuertemente apretados contra el colchón.
-Creo que por algo suceden las cosas Amy, tal vez deberías intentarlo y demostrarte a ti misma que eres más fuerte de lo que piensas, además él se veía afectado cuando regresó a dónde estábamos charlando… ¿Acaso piensas darte por vencida antes de siquiera intentar?-
Amy miró a Rei sorprendida, sabía que su amiga tenía razón, pero aún así sus miedos le impedían siquiera pensar en aceptar una relación con Milo aunque por dentro quisiera hacerlo…
-Te dejo que lo pienses, y no te tardes mucho en arreglarte porque en una hora nos vamos al Sanno Matsuri-
Amy asintió levemente con la cabeza mientras su amiga salía de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
-¿Qué sucedió con Amy?- preguntó Mina mirando a Rei con curiosidad mientras Michiru sólo observaba en silencio.
-Milo le dijo que está interesado en ella pero tiene miedo a lo que pasará cuando él se vaya- explicó Rei con ligera sonrisa.
-Ya veo…- dijo Michiru pensativa.
-¿Tú no pasas por eso, verdad Mina?- preguntó Rei curiosa.
-No por ahora, espero las cosas vayan bien cuando Saga regrese a Atenas, sé que lo extrañaré pero quedamos en mantener contacto lo más seguido posible- explicó esperanzada la rubia chica.
-Eso es bueno…- volvió a intervenir Michiru pensativa.
-¿Están listas para el Sanno Matsuri?- preguntó finalmente Rei con amplia sonrisa y un guiño.
-Sí, sólo me falta cambiarme de ropa- dijo Mina sonriente.
-Yo iré a arreglarme ahora, las veo después…- Michiru caminó a través del pasillo hasta su alcoba para arreglarse.
Ya una vez los guerreros arreglados esperaron en la sala a sus compañeras y amigas.
-¿Listas?- preguntó Seiya entusiasmado al ver a las jóvenes bajar las escaleras vestidas con yukata[1] quedando asombrados por lo tradicional que actuaban las jóvenes ante el Festival Sanno.
Caminaron entre las calles mirando fuegos artificiales y diversos puestos mientras algunos bromeaban mirando las máscaras y figuras de origami que se exponían en algunas zonas… se separaron por grupos para disfrutar el festival y poder convivir mejor debido a la cantidad de personas que visitaban el festival, Milo caminaba al lado de Amy sin decir una sola palabra mientras la chica le miraba de reojo cuando le notaba distraído.
-Lamento si te molesté hace unas horas- dijo finalmente rompiendo el silencio.
-No me molestaste Milo, es sólo que temo por muchas cosas, mi misión es demasiado importante, lo mismo que la tuya, y esas misiones nos obligan a estar separados porque tú custodias el Santuario en Atenas mientras que yo protejo a mi diosa aquí porque ella está aquí-
-Lo sé, y no pretendo cambiar eso, pero creo que ambos podemos hacer algo para aminorar la distancia ¿no?- preguntó insistente.
-Supongo…- dijo sonrojada mirando hacia el suelo y deteniéndose.
Milo la tomó de la mano besándola lentamente; tras separar sus labios de los de la joven caminó a su lado durante un buen tramo hasta decidirse a regresar a la mansión para poder charlar con ella y estar a su lado.
-¿Crees que Milo y Amy hayan podido hablar?- preguntó Rei curiosa a Mina mientras miraban figuras de origami.
-Posiblemente, hace rato que no les veo… ¿y tú y Aioria ya hablaron supongo?- preguntó Mina mirando directamente a su sonrojada amiga que sólo asentía ligeramente mirando de reojo al león dorado que charlaba amenamente con Saga, Shura y Camus.
-Sí… quedamos en que estaríamos en contacto frecuentemente igual que tú- dijo sonriente y con las mejillas arreboladas.
-¿Y Michiru?- preguntó Mina buscando a su amiga.
-Está con Setsuna y Hotaru, seguro están viendo la parte artística del festival- rió Rei mirando las figuras que Mina dejaba sobre la mesilla.
Saori caminaba entre la gente junto con Seiya, Shiryu, Serena, Darien y Shun mirando los puestos y los bailes tradicionales mientras Setsuna, Hotaru y Michiru caminaban detrás de ellos conversando amenamente sobre el festival…
-Yo regresaré a la mansión, ya estoy cansada- dijo Michiru despidiéndose de sus amigas y de su princesa para ir a descansar.
Caminó entre la gente hasta encontrarse con Mina quien se encontraba escuchando la música desde una banca.
-¿Ya te vas?- preguntó la rubia joven a su amiga quien asintió con la cabeza con ligera sonrisa –Que descanses entonces-
-Te llevo a la mansión entonces- dijo Camus logrando sorprender a ambas jóvenes que le miraron empalidecidas por la sorpresa.
-Claro- respondió la joven violinista recobrando el aliento.
Caminaron hacia la mansión al principio sin emitir palabra alguna hasta que Michiru decidió detenerse ante la sorpresa del acuariano que le miró desconcertado sin decir nada.
-Acompáñame a la playa ¿si?- pidió la joven mirándole suplicante.
-Claro, te acompaño…- caminó a su lado imaginando que todavía le hacía falta desahogarse y charlar sobre lo ocurrido en batalla por más que él desease que fuese para charlar de cualquier otro tema.
Llegaron a la playa, Michiru se despojó de su calzado invitando a Camus a hacer lo mismo para poder caminar sobre la arena lo más cerca del agua posible, la expresión de Michiru era de calma total como si por fin hubiera descansado, situación que desconcertaba aún más al acuariano que sólo seguía las peticiones de Michiru sin objetar o preguntar nada.
-¿Sabes? No suelo ser muy expresiva, de hecho soy bastante fría- dijo rompiendo el silencio que les circundaba en su caminata en la orilla.
-¿En serio?- preguntó Camus deteniéndose y mirándola fijamente mientras Michiru contemplaba la luna -¿Cómo una mujer tan hermosa y con tal sensibilidad para el arte puede ser tan fría como dices?-
-Nunca conviví con mis padres, ellos trabajaban todo el tiempo y casi nunca estaban en casa, digamos que crecí rodeada de extraños porque cambiábamos ama de llaves frecuentemente y no tuve tiempo de aprender a confiar o ser cariñosa incluso- la voz de Michiru sonaba calmada, como si estuviese resignada y conforme con lo que decía –Gracias a mis amigas he aprendido muchas cosas, siempre fui muy tímida hasta que ella llegó a mi vida y creí que todo estaba bien… pero luego te conocí a ti, y pasó todo esto, y sé que casi no sé nada de ti-
Camus le miró confundido, sabía que toda aquella confesión estaba siendo demasiado dura para ella y ciertamente caso no sabían nada el uno del otro así que decidió contar parte de su historia…
-Yo no conocí a mis padres, era muy pequeño cuando murieron en un accidente en Francia y gracias a mi maestro entrené en Siberia hasta convertirme en el caballero dorado que soy, hemos pasado por muchas cosas, luchado entre nosotros –cerró su puño recordando todas aquellas batallas –si estoy vivo ahora es porque Athena pudo salvarnos del limbo donde los dioses nos habían encerrado por haber luchado contra Hades y volvería a hacerlo-
Michiru tomó entre sus manos el puño de Camus mirándolo fijamente, ella sabía lo que era pasar por cruentas batallas y ver a sus compañeras morir y sentirse morir y también deberle su vida a su diosa… el gesto de la joven desconcertó al acuariano que le miró con sorpresa, quizás había hecho que ella se preocupara por él…
-Desde aquel día que me llevaste a casa lograste hacerme sentir diferente, no sabía porqué pero me sentía diferente y luego me besaste y confirmaste ese sentimiento… al principio estaba asustada…-
-¿Y ahora?- preguntó el joven guerrero acercando su rostro al de la chica que le miraba con sonrojo en sus mejillas.
-No estoy asustada…-
Camus acercó sus labios a los de Michiru rodeándola con sus brazos, con el contacto la joven se estremeció levemente, se sentía protegida entre los fuertes brazos del acuariano, quería permanecer así el mayor tiempo posible pero sabía que él partiría a Grecia pronto y le haría falta verle.
-¿Te irás mañana verdad?- preguntó la joven tímidamente.
-Sí, pero estaremos viniendo a Tokio, la señorita Kido vive aquí y rara vez se queda mucho tiempo en Atenas, así que vendré a verte y espero vayas a verme tú-
Aquellas palabras le tranquilizaron, quizás pasaría algún tiempo para volver a verlo pero le esperaría y si ella tenía la oportunidad le iría a ver, sentía su corazón acelerarse con la idea estar en contacto con él…
Regresaron a la mansión Kido donde Deathmask se encontraba discutiendo nuevamente con Aphrodite por la insistencia de éste en quedarse unos días más en Japón ante las risas de Milo y Amy que les miraban desde el comedor.
-¡No seas necio Deathmask!- gritaba Aphrodite molesto.
-Mañana nos iremos a Atenas te guste o no, tenemos cosas que hacer y yo tengo que ver mis medallas, así que si quieres quedarte hazlo tú solo- insistía enojado el guerrero de Cáncer.
-¡Eres un maldito egoísta!- la voz de Aphrodite se percibía alterada, ya estaba demasiado molesto con Deathmask -¡Sólo piensas en las porquerías que tienes en ese sucio templo tuyo!-
-¡Y tú en tus mariconadas!- respondía Deathmask furioso por el comentario del pisciano.
-¡Eres un…-
-Ya estuvo bueno…- interrumpió Saga entrando en la sala donde discutían sus compañeros -hay gente que está cansada y quiere ir a dormir, y ustedes con sus gritos y pleitos estúpidos no lo permiten-
-¡Voy a dormir!- gritó Aphrodite molesto caminando hacia las escaleras ante las miradas curiosas de Amy, Milo, Mina, Camus y Michiru que estaban en el comedor tomando té.
-¡Dioses Deathmask! ¿Para qué discutes con él si sabes que jamás ganarás nada más que insultos?- cuestionó Saga molesto por aquella escena que había presenciado.
-De todas formas molesta e insulta, buenas noches- caminó hacia las escaleras ignorando cualquier mirada o gesto que se le hiciera, estaba visiblemente furioso por el altercado con Aphrodite, sí que lograba sacarlo de quicio.
-Creo que lo mejor es que todos vayamos a descansar- interrumpió Saori llegando a la mansión acompañada de Serena, Setsuna, Hotaru y Lita.
-Sí señorita Kido- asintió Milo levantándose de la silla para junto con los demás subir las escaleras y disponerse a descansar en sus respectivas habitaciones.
-Buenas noches Michiru- dijo Camus a media voz intentando no llamar la atención de los curiosos como Aphrodite.
La joven sólo le miró sonriente acercándose para besarle en la mejilla para después entrar a su habitación cerrando la puerta detrás de sí, Camus caminó hacia su habitación notando que Mina y Saga les habían visto pero simulaban no haberlo hecho para evitar conflictos.
-Parece que mañana la despedida será más difícil ¿no?- preguntó Saga mirando a su compañero internarse a su habitación.
-Espero que no, después de todo hemos aprendido muchas cosas en estas semanas viviendo juntos y trabajando en equipo, ahora eso somos, un equipo- dijo sonriente, su voz sonaba llena de una esperanza que Saga quería creer y tener consigo –Buenas noches Saga-
La rubia joven besó al geminiano para después entrar a su alcoba y cerrar la puerta para irse a dormir, Saga caminó hacia su habitación pensativo, sabía que ellos vivían en Atenas y ellas en Tokio, que sería más que difícil verse seguido por más que todos ellos quisieran tenían misiones que cumplir o había fuertes decisiones que hacer al respecto.
[1] Forma casual del kimono, es la vestimenta utilizada en el verano para festivales veraniegos, además de ser utilizada como “ropa de baño” (especia de bata) no siendo únicamente limitada a esto.
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