19 dic 2009

Cuarta parte: La decisión de Shion

Por la mañana Camus despertó observando al pisciano dormir a su lado, lucía pacífico, hermoso a sus ojos, había logrado, de cierta manera, lo que había anhelado por tanto tiempo y que, por su rigidez, se había impedido hacer. El sueco abrió lentamente sus ojos y al ver a Camus mirándolo con ligera sonrisa, se sonrojó y se abrazó al cuerpo de él con discreta risa nerviosa, de cierta manera le alegraba despertar al lado del hombre que durante la noche le había hecho sentir tan feliz, sintió los cálidos labios de Camus sobre su cuello de nuevo haciéndolo estremecerse entre los brazos del francés.

-Te amo Afrodita, desde hace mucho tiempo- susurró Camus cerca de la oreja del sueco.

Aquellas palabras resonaron en su cabeza una y otra vez haciéndole sentir mareado, nunca había escuchado palabras tan profundas que fueran dirigidas para él, y menos se las esperaba de un compañero de armas tan, aparentemente, frío y distante, que parecía que le miraba incluso con asco por ser amante del pervertido patriarca… ¡Cierto Shion!. Se separó abruptamente de Camus mirándolo con miedo, había recordado que era amante de Shion, y éste podía mandar matar a Camus o desterrarlo del santuario…

-Shion…- musitó Afrodita con mirada de pánico.

-Shion autorizó que estuvieras conmigo todo el día de hoy, y para no meterte en problemas déjame sentirme pleno a tu lado por lo menos un día- pidió Camus acercando sus labios a los de Afrodita para robarle un beso que fue profundizándose.

-Yo…- musitó Afrodita –Quiero estar contigo-

Camus le miró sorprendido, sabía que ello implicaba más riesgos, pero por estar al lado del pisciano al que había anhelado tanto tiempo estaría dispuesto a correr –Hablaré con Shion…- dijo con firmeza levantándose de la cama dejando que el pisciano contemplara su pálida desnudez mientras se vestía.

-Ten cuidado Camus- pidió Afrodita –hoy Shion debe estar cansado, pero puede que cambie de opinión-

-No lo hará, te lo aseguro- respondió con seguridad del francés saliendo de la habitación con rumbo al templo principal, atravesó el umbral del mismo para dirigirse a los amplios y lujosos pasillos hasta llegar a la puerta que guardaba los aposentos del pervertido Shion, abrió la pesada puerta para ver al patriarca dormir plácidamente sobre su fina cama y entre las lujosas sábanas de seda dorada que medio cubrían la desnudez de Shion, se acercó al patriarca sin evitar hacer ruido, esperaba que su presencia lograra despertar a Shion, se sentó al lado del cuerpo del patriarca quien con el movimiento de la cama logró percibir la presencia del acuariano, abrió sus ojos lentamente, estaba molido, le dolía todo el cuerpo por tanto sexo, miró a Camus con ligera sonrisa y le dijo:

-Sí que me acabaste ayer- rió Shion con voz ronca.

-Lo sé Shion, tengo que pedirte algo- interrumpió Camus sin perder esa fría seriedad que tanto le caracterizaba.

-¿Qué más quieres? Te he cedido a Afrodita- dijo Shion –Yo cumplí mi promesa, si me hacías sentir así como me siento hoy Afrodita sería tuyo-

-¿Mío?- preguntó dudoso Camus.

-Sí, ¿no era eso lo que querías?- cuestionó Shion –Que mi amante fuera tuyo por hoy-

-Sí, eso mismo Shion- respondió Camus –es bueno saber que recuerdas qué fue lo que te pedí, en base a eso quiero pedirte que dejes a Afrodita ser mi amante-

La firmeza y seguridad de Camus al hacer su petición no le eran extrañas a Shion, sabía que Camus era determinado, pero no en materia de amantes, y mucho menso de uno con tan poca clase como lo era Afrodita, no para alguien que aparentaba ser tan serio y refinado como Camus, le miró sorprendido sin poder articular palabra, estaba meditando seriamente sus palabras, estaba en total desventaja ante Camus en ese momento, y morir congelado no era una opción.

-¿Quieres que Afrodita sea tu amante?- preguntó Shion intentando razonar las cosas.

-Así es- respondió Camus sin cambiar su postura o su expresión facial.

-Y… ¿Afrodita qué dijo al respecto?- preguntó titubeante Shion.

-Está de acuerdo, quiere estar conmigo Shion-

Aquella respuesta fue clarificadora para Shion, Afrodita quería estar con el acuariano, no podía interponerse, sobre todo porque en el fondo sólo había deseado a Afrodita jamás le había amado o querido para ser sólo suyo, adoraba retozar con otros caballeros hermosos y estar con Afrodita le generaba problemas en ello, por lo que sin decir una sola palabra asintió con la cabeza para volver a recostarse pesadamente sobre la cama.

-Gracias Shion- respondió Camus con la misma expresión fría pero con una mirada diferente, más iluminada…

El acuariano se levantó y salió aprisa de la habitación de Shion para comunicar al sueco la decisión de Shion, quien cerró sus ojos para volver a dormirse y poder descansa, ahora sin dudas podría tener muchas noches calientes sin necesidad de tener a la misma persona en su cama, por lo que podría divertirse a sus anchas sin reproches o lágrimas de alguien que le exigiera ser sólo suyo, se sentía extrañamente aliviado, libre, capaz de hacer y deshacer a su antojo, sabía que algún día el propio pisciano regresaría a su cama rogándole sólo por sexo, pero le esperaría pacientemente mientras se acostaba con Mu o Misty, quizás Shaka estaría lindo sobre sus finas sábanas de seda dorada, tan vez Shun sería un platillo devorable que no podría resistir cayó dormido imaginando el sin fin de aventuras y sexo que le esperaban.

Camus llegó a su templo impaciente, quería contarle a Afrodita lo que Shion le había permitido, subió las escaleras de su templo para abrir la puerta y hallar al pisciano sentado sobre su cama mirando hacia la puerta expectante, entró apresurado y se sentó al lado de Afrodita sin decir una sola palabra lo que ponía aún más nervioso a Afrodita quien quería saber la decisión de Shion.

-¿Qué ha dicho?- preguntó impaciente el sueco.

-Que sí, podemos estar juntos Afrodita- respondió Camus abrazándolo y besándolo apasionadamente.

Afrodita se entregó al beso de Camus sin reparo alguno, se sentía querido, cuidado como jamás había estado pese a que había sido amante de varios caballeros dorados y del propio patriarca Shion.

-Has robado mi aliento Camus, me has dejado mal- respondió Afrodita –Gracias a Shion que hemos podido estar juntos-

-Después de todo la calentura de Shion trajo algo bueno esta vez- rió Camus mirando al pisciano quien recargó su cabeza en el hombro del francés mientras también reía discretamente, sabía que Shion intentaría buscarle alguna vez para acostarse con él, pero ahora tenía motivos para negarse, no arriesgaría el amor de Camus por la cama de Shion.

FIN

No hay comentarios.: