Aldebarán embestía con brutalidad a Shaka quien sólo podía gemir y gritar, el dolor que sentía punzante en su espalda le era ya insoportable, aquellos bruscos movimientos de Aldebarán lejos de causarle placer estaban sólo lastimándole. Shion observaba atentamente todas y cada una de las acciones de Aldebarán y Shaka, estaba entreteniéndose como jamás lo había hecho, sí había sido voyeur pero no de algo semejante.
El honorable patriarca reaccionó al ver la expresión de Shaka, ese ya no era placer, era un dolor insoportable que incluso el inexpresivo Shaka no podía aguantar, ya había tenido cerca de dos horas de entretenimiento por lo que esperó paciente a que Aldebarán eyaculase dentro de Shaka arrancándole a este un sonoro grito de dolor para dar su siguiente orden:
-Bien Aldebarán- dijo satisfecho Shion –regresa ya a tu templo, has sido útil-
El gran toro dorado salió sin el mínimo cuidado del interior de Shaka quien sin meter las manos azotó en el frío suelo de mármol de su templo logrando hacer a Aldebarán reír.
-Este no aguanta nada- rió el brasileño tomando su toga para vestirse y cumplir la orden de su patriarca –Gracias señor Shion, ahora iré a descansar-
-Sí Aldebarán, ve y descansa- ordenó Shion nuevamente esperando que el toro saliera para levantar al exhausto y herido Shaka entre sus brazos para llevarlo hasta su habitación y limpiar el desastre, suponía que ya era demasiado que Shaka tuviera que aguantar sus juegos voyeristas como para además limpiarlo todo después de haber resultado herido en ello.
Entró a la habitación de Shaka para depositarlo sobre su cama, el guardián del sexto templo sólo le miró sin decir una sola palabra, estaba demasiado cansado y lastimado, incluso para reclamarle a Shion haber sido víctima de sus estúpidos juegos. El patriarca le miró con ligera sonrisa, esa sonrisa que ahora a Shaka sólo le causaba más miedo aún…
-Eres antojable Shakita- musitó Shion acercándose al rubio guerrero que sólo le miró atónito sin dar crédito a lo que estaba ocurriéndole ¿Qué no había tenido suficiente ya?.
Al sentir la mano de Shion recorriendo su cuerpo sólo emitió un quejido de dolor acompañado de una mueca de dolor y fastidio, sabía que si hacía enojar demasiado a Shion no le dejaría ni descansar…
-Por favor Shion ahora no…- se quejó el rubio tomando posición fetal para evitar que el patriarca siguiera jugando con él –me duele todo, estoy muy cansado-
-Vendré otro día entonces Shakita- musitó Shion besando el pálido cuello del guerrero que sólo asintió ligeramente con la cabeza –Descansa entonces-
Shion descendió la escalinata interior del templo para observar el desastre que él y Aldebarán habían causado en el siempre escrupulosamente limpio templo de Virgo. Suspiró de fastidio y sólo limpió superficialmente el suelo para que Shaka no pudiese quejarse y salió en seguida con rumbo al templo de Acuario, sin duda Camus era uno de los más hermoso especimenes que existían en el santuario y no iría tranquilo a su cama sin cenar antes ¿verdad?
Corrió a través de los templos, intentando pasar desapercibido, hasta llegar a Acuario donde su guardián descansaba plácidamente sobre su lecho, aquella pálida faz del guerrero le era fantástica, ver su torso desnudo le excitaba por sobremanera quería poseerlo, acarició el cuerpo del acuariano con las puntas de sus dedos hasta hacerle despertar.
-¿Shion?- preguntó extrañado el francés guerrero.
-Shhh- musitó Shion acercando sus labios a los del guerrero que permanecía recostado sin hacer mayor aspaviento, sin embargo no correspondió el gesto de su patriarca.
El lemuriano separó su rostro del de Camus para mirarlo, el guerrero sólo le miraba fríamente sin decir una sola palabra pero tampoco correspondía sus gestos y caricias ¿Acaso Camus era tan frígido?
-¿Qué haces aquí Shion?- preguntó nuevamente Camus.
-Vine a cenarte- rió el patriarca introduciendo su mano por debajo del pantalón del francés sin perder detalle de las expresiones de éste que para nada cambiaban.
-¿Qué no está Afrodita en tu templo para eso mismo?- preguntó sin mayor expresividad.
-Sí, pero no me llené y se me antojó un francés hermoso- continuó el patriarca sin lograr mayor cambio de actitud en el acuariano que seguía mirándole.
-Ya veo…- musitó Camus –¿Entonces quieres follarme? –
Aquella directa pregunta logró hacerle reír, de Camus esperaba frialdad más no una actitud tan franca en cuanto a sexo se refería, le miró relamiéndose los labios, cosa que el acuariano tomó por respuesta y ante los ojos de Shion se despojó de su pantalón dejándole ver su hombría y su cuerpo totalmente desnudo.
-Sólo una cosa antes Shion…- musitó el acuariano cerca de la oreja izquierda del patriarca quien expectante sólo asentía con ala cabeza en repetidas ocasiones –Si quedas satisfecho mañana me prestarás a Afrodita…- continuó jadeante logrando erizarle la piel a Shion.
-Lo que pidas- jadeó excitado el patriarca.
-Me prestarás a Afrodita todo el día de mañana y la noche, y yo haré con él lo que quiera, no podrás intervenir- dijo mirándolo fijamente a los ojos, se encontraba excitado e impaciente por lo que sin dudas accedería sin darle más vueltas al asunto.
-Sí Camus- jadeó tumbándolo sobre la cama para besar su cuello y acariciar su vientre de forma impaciente, el acuariano comenzó a gemir y jadear con cada roce de la piel de Shion sobre la suya y no porque Shion le excitase, sino porque ya imaginaba todo lo que haría con el pisciano…
Shion rozó su duro miembro sobre el del francés en repetidas ocasiones haciéndolo gemir, Camus tomó ambos miembros con su mano para estimularlos mientras besaba el cuello del lemuriano habilidosamente, después de todo él quería al pisciano para sí y si para ello requería de acostarse con Shion, el fin justificaba los medios… Bruscamente tumbó a Shion sobre la cama para ser él quien quedase arriba y tuviera el control en sus manos, la idea era cansar a Shion y que quedara satisfecho por lo que había mucho por hacer, tomó de la mesita de noche un paño con el que cubrió los ojos del impaciente patriarca.
-¿Quieres jugar ah?- rió Shion acariciando los glúteos del francés con sus manos mientras éste continuaba masajeando la hombría de Shion y sus testículos para estimularlo aún más.
-Me encanta jugar Shion, pero recuerda que ésta será la primera y última vez que jugarás conmigo así- advirtió Camus mientras Shion afirmaba entre jadeos y gemidos incontrolables –Ya vengo- musitó el francés.
Corrió hasta la cocina en busca de algún frasco de mermelada para jugar con Shion, tenía que agotarlo y si para ello tenía que recurrir a mañas lo haría, no dejaría que Shion retozara con él, primero él se daría el lujo de jugar con Shion. Salió de la cocina de regreso a su alcoba donde Shion se masturbaba frenéticamente entre jadeos, le contempló intentando ahogar su risa, ver a Shion en esa posición sin duda era algo magnífico, siempre solía jugar así con Mu y Shaka, y ahora él era el juguete, su juguete.
Esperó unos minutos hasta verle eyacular y gemir profundamente, estaba muy excitado, pero el cansancio comenzaba a hacerse presente en él, Camus se acercó sin hacer ruido alguno y comenzó a manipular de nuevo el pene de Shion, lo lamió, mordisqueó a placer hasta que volviera a quedar erecto para introducirlo en el frasco de mermelada, ante esos estímulos Shion jadeaba y movía su cadera de forma incontrolable, era demasiado incluso para él, Camus sólo continuaba moviendo el frasco de arriba abajo para seguir estimulándolo mientras con su otra mano masajeaba los testículos de su honorable patriarca…
-Ahhhh Camus…- jadeaba constantemente Shion –eres magnífico-
-Merci Shion- jadeó el francés en el cuello del lemuriano mientras apretaba y soltaba los testículos de Shion y movía más rápido el frasco hasta hacerlo eyacular nuevamente.
Shion quedó tendido sobre la cama, completamente agotado mientras Camus le miraba satisfecho, no había sido el juguete de Shion y había logrado obtener que le prestase a Afrodita, ahora todo dependía de cómo tratase al pisciano…
-¿Quedaste satisfecho Shion?- preguntó Camus a media voz ante un jadeante y exhausto patriarca que sólo asentía con la cabeza sin poder decir una palabra -¿Dónde dices que está Afrodita?- preguntó finalmente.
-En mi habitación- jadeó –Si quieres llévatelo a su templo, dudo poder moverme de aquí-
-Como digas, te llevaré a tu templo- respondió Camus vistiéndose y limpiando a Shion lo más que pudo para levantarlo y llevarlo a cuestas sobre su espalda hasta el templo principal.
Un par de soldados le miraron extrañados, el patriarca lucía extenuado, ¿acaso el frío acuariano lo había dejado así?... ¿tan bueno era en la cama que además era capaz de llevarlo cargando hasta el templo principal?
-Está ebrio- musitó Camus intentando no despertar a Shion –Llévalo a su alcoba, me dijo que sacara a Afrodita de ahí-
El soldado le miró y enseguida levantó a Shion sin decir una sola palabra, caminó a través del largo pasillo del templo hasta llegar a la suntuosa puerta de la alcoba del patriarca, la abrió lentamente y entró para dejar a su patriarca sobre su cama, Camus entró detrás del soldado y observó la frágil desnudez del pisciano, el soldado salió de la habitación sin hacer ruido alguno mientras Camus acariciaba aquella delicada piel de Afrodita hasta reaccionar, debía vestirlo y llevárselo antes que Shion despertase y quisiera retractarse.
Vistió al sueco y lo levantó entre sus brazos para llevarlo a su templo, tenía 24 horas para estar con él como se le antojase, debía darse prisa sobre todo si lo que quería era que el pisciano se quedara con él en lugar de Shion. Entró a Acuario con rapidez evitando movimientos bruscos que pudiese despertar a un ya despierto Afrodita que permanecía en la expectativa sin moverse.
Camus recostó a Afrodita sobre su cama y le miró extasiado, sólo lo contemplaba sin hacer movimiento alguno, el pisciano permanecía inmóvil esperando que el acuariano comenzara a tocarlo o besarlo para poder reaccionar y hacer las preguntas pertinentes… pero nada pasó, entreabrió los ojos y miró que Camus sólo le observaba con extraña expresión en el rostro, no lograba identificar esa expresión, a Camus siempre solía verlo frío y distante ¿qué estaría pasando por su cabeza?
El francés acarició el rostro de Afrodita erizando por completo la piel de éste, aquel sencillo roce de la mano de Camus sobre su mejilla lo había puesto así… ¿qué estaba pasando con Camus?
Sintió la mano del acuariano acariciar su cabello y su frente para después sentir los labios del francés sobre ella y depositar un cálido beso, sin que se diese cuenta logró ver que Camus acercaba sus labios a los suyos para besarlo tímidamente, no podía esperar más para reaccionar, tenía muchas dudas sobre lo que ocurría.
-¿Camus?- preguntó en voz baja el sueco.
El francés sólo le miró con ligera sonrisa y sin decir una sola palabra volvió a besarle con ternura mientras acariciaba sus mejillas y cuello con delicadeza, aquella delicadeza que no conocía de Shion… correspondió al beso profundizándolo y acarició la espalda del acuariano lentamente hasta llegar a su nuca y juguetear con su cabello.
-¿Qué haces?- jadeó Afrodita apenas separando un poco sus labios de los del acuariano quien sólo sonrió separándose del pisciano.
-Te explicaré…- musitó Camus besando la mejilla de Afrodita logrando que se enrojecieran súbitamente –Shion me permitió tenerte aquí todo el día de mañana y la noche-
-¿Qué?- preguntó alarmado Afrodita.
-Verás, yo estaba dormido cuando sentí las manos de Shion sobre mi torso, estaba intentando excitarme y como yo no respondía siguió intentando, me imagino que vendría de otros templos porque ya venía cansado, yo le dije que lo dejaría tenerme si me permitía estar contigo 24 horas, él dijo que sí- explicó Camus ante el asombro de Afrodita que sólo le miraba sin dar crédito a lo que escuchaba.
-No puede ser…- musitó Afrodita decepcionado –Estoy consciente que no soy suficiente para Shion en la cama, pero de eso a prestarme…-
-Afrodita no veo qué sigues haciendo con él- interrumpió Camus –Yo no te trataría así-
-¿Pero estuviste dispuesto a acostarte con él para estar conmigo no?- preguntó indignado el sueco.
-No fue precisamente así, sólo fue mi juguete por un rato, ni siquiera estaba excitado, él no me gusta Afrodita, tú sí…- dijo Camus logrando que el pisciano se sorprendiera –Me gustas Afrodita, mucho, haría lo que fuera porque estuvieras conmigo y no con Shion-
-Pero…- intervino el pisciano siendo silenciado por los labios de Camus que le besaban apasionadamente, se dejó llevar por la emoción que estaba sintiendo al escuchar la confesión del frío acuariano,
Le abrazó sin dejar de besarlo y se recostó nuevamente sobre la cama para que el acuariano quedase sobre su cuerpo y pudiera acariciarlo a placer, tenía mucho tiempo que no se sentía deseado y querido y Camus estaba brindándole esa seguridad que ya había perdido desde meses atrás, desde que había aceptado tener una relación con Shion…
Sintió las manos de Camus recorrer su cuerpo sin dejar de besarlo y musitar lo hermoso que era. Le despojó de su ropa mientras Camus hacía lo mismo con él, hasta quedar totalmente desnudos sin dejar de besarse y acariciarse, el francés comenzó a acariciar el erguido miembro del pisciano arrancándole un sonoro gemido, Afrodita se aferró a las sábanas de la cama y cerró fuertemente sus ojos, estaba muy excitado y el que Camus besara su torso y su abdomen sólo incrementaban el efecto, arqueó su espalda al sentir que el acuariano introducía su pene en su boca y comenzaba a lamerlo y succionarlo, aquellas constantes atenciones sobre su cuerpo estaban llevándolo a un estado de éxtasis que escasamente había alcanzado con Shion. Jugueteó con el largo cabello del francés entre sus dedos mientras se estremecía y jadeaba con frenesí hasta vaciarse en la boca de Camus quien habilidosamente lo succionó todo relamiéndose los labios ante la mirada expectante del sonrojado sueco.
-Eres increíble Afrodita, no veo cómo puedes estar desperdiciándote con alguien como Shion- dijo Camus al tiempo que se recostaba sobre el pisciano quien al sentir el roce de la dura hombría del francés sobre su vientre comenzó a estremecerse de nuevo.
-Ahh… Ca…mus, yo… ahhh- gemía sin poder concentrarse el peliceleste mientras se aferraba al fuerte cuerpo del francés que comenzaba a frotar su miembro contra su vientre y posteriormente contra su propia hombría que comenzaba a erguirse de nuevo.
Las constantes atenciones del francés en su cuerpo estaban llevándolo a la locura, jamás había sentido tanto placer con Shion, mucho menos tanto cariño, lograba percibir en cada caricia y roce del cuerpo de Camus todo el amor que el francés había guardado para él sin atreverse a confesárselo.
-Quiero que me hagas tuyo Camus- musitó jadeante Afrodita.
Camus asintió sonriente, comenzó de nuevo a besar al sueco mientras le acariciaba constantemente, quería demostrarle todo el amor que había guardado para el pisciano de tiempo atrás.
Afrodita se giró sobre la cama para darle la espalda a Camus y facilitarle a éste su entrada al cálido cuerpo del pisciano, Camus besó constantemente el cuello, nuca y espalda del sueco arrancándole a éste constantes gemidos y jadeos, poco a poco fue introduciendo su erguido miembro en la cálida cavidad de Afrodita quien se arqueaba ligeramente al sentir el grosor de la hombría del francés en su interior, llenándose ambos de un calor intenso y una ligera descarga eléctrica que viajaba de arriba abajo en sus columnas vertebrales con cada movimiento de sus cuerpos, con cada estocada de Camus, con cada vez que Afrodita se aferraba a las finas sábanas de seda del francés hasta llegar juntos a la eyaculación cediéndose por completo el uno al otro y caer rendidos sobre la cama para continuar besándose y acariciándose hasta que el sueco se quedó profundamente dormido entre los brazos de Camus quien continuó besándolo hasta dormirse a su lado.
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