25 dic 2009

El recuerdo de una batalla milenaria

En la antigüedad los titanes comenzaron a ser considerados dioses, justo cuando la pareja olímpica integrada por Zeus y Hera derrocaron a su padre Cronos y se instalaron en el Olimpo. Antes que el dios Apolo surgiese, incluso mucho antes que se le considerara el dios Sol el titán Helios, considerado después Dios Helios o Dios Sol, recorría el mundo en su carruaje dorado jalado por sus cuatro caballos de fuego y era el único que podía verlo todo y saber lo que sucedía en su diario recorrido. Este dios era hermano de dos diosas más, Selene diosa de la Luna y Eos, diosa de la Aurora.

Los dioses reencarnan en cuerpos humanos cada determinado tiempo y en una de aquellas gloriosas reencarnaciones Helios pretendió ser dueño absoluto de la Tierra, siendo descubiertas sus intenciones por su hermana gemela Selene quien aliada con otros dioses, entre ellos Athena, lograron derrotarlo y encerrarlo en su jarrón que finalmente fue colocado en su templo en la Isla de Rodas…

“…—¡No puede ser Selene!— reclamó furioso su hermano gemelo Helios —¡Me estás traicionando!—

Las lágrimas de Selene rodaron por sus pálidas mejillas, aquella mirada de profunda tristeza lograba desesperar a su hermano quien se acercó agresivamente a ella para tomarla de ambos brazos y agitarla tratando de hacerla hablar…

—Perdóname…—

Aquella sencilla palabra le llenaba de enojo, era como si su hermana le hubiese vendido para ser desterrado a ese frío jarrón que le impediría volver a la vida en más de 200 años… En las afueras del templo principal del pequeño santuario de Helios en Rodas las y los guerreros aliados luchaban encarnecidamente contra los guerreros del dios Sol mientras Selene contemplaba todo desde el interior tratando de convencer a su hermano de abandonar sus ambiciones y evitar que más guerreros muriesen…

—¡Jamás! ¿Me oíste? Primero acabo contigo que renunciar a lo que por derecho me corresponde hermana— dijo furioso, la mirada de Helios estaba encendida como si fuego saliese de sus ojos –O bien podrías aliarte a mí y gobernaríamos juntos, hermana—

—¡No!— exclamó Selene angustiada –Los seres humanos merecen ser libres…

—Esa es la clase de patrañas que espero escuchar de Athena, no de ti— refutó con expresión de asco el rubio dios Sol.

De pronto Athena y los guerreros sobrevivientes a la batalla ingresaron al templo donde Selene ya luchaba contra su hermano…”

Se despertó agitada la rubia guerrera y reencarnación de Selene, las lágrimas emergieron de sus azules ojos sin que pudiese controlarse, había tenido ese sueño desde hacía ya seis meses y cada vez la angustia con que despertaba era mayor. Imaginaba que volvería a ver a Saori, no era como que habían roto contacto definitivamente después de aquella cruenta batalla contra la diosa Afrodita y el Caos, pero lo que más temía era volver a ver a sus amigas sufrir en batalla, y muy probablemente no volver a ver a alguna como en aquella lucha donde Haruka sacrificó toda su energía vital para acabar con el Caos y ayudar a encerrar a Afrodita.

Se levantó de la cama evitando hacer ruido y despertar a Luna. Miró a través de la ventana intentando distraerse y dejar de llorar, hasta que…

—¿Serena?— preguntó Luna preocupada —¿Qué te sucede?—

—Nada Luna— dijo intentando calmarse y tranquilizar a su guaridana –Sólo un mal sueño—

—¿Otra vez sobre la muerte de Haruka?— preguntó aún preocupada.

—No…— respondió secamente volviendo su mirada empañada a la gata guardiana que le miraba preocupada.

—¿Entonces?— cuestionó con mayor angustia.

—Helios…— musitó con la voz entrecortada.

—¿Helios?— preguntó Luna confundida —¿Qué tiene que ver Helios con tu angustia?—

—Recordé la última Guerra Santa con él— respondió la joven diosa sentándose nuevamente en su cama aún mirando hacia la ventana. Luna se sentó a su lado aún mirándola preocupada, podía sentir esa profunda tristeza y angustia de Serena…

—Seguro no es nada Serena, debes estar tranquila— dijo la guardiana intentando calmar a su diosa y princesa.

—Tal vez tengas razón Luna— dijo la joven suspirando aliviada, de cierta manera Luna lograba calmarla en esa clase de momentos.

—Ya verás que sí, de todas formas Artemis y yo investigaremos todo lo posible y referente a Helios, sólo para confirmar que nada está pasando— dijo Luna con seriedad.

—Perfecto— dijo con ligera sonrisa Serena –Lo mejor será dormir, de todas formas mañana tendré que ir a la escuela— la voz de Serena se escuchaba fastidiada, no cabía duda que había vuelto a ser aquella chiquilla infantil que odiaba la escuela.

—¡Ay Serena, tú nunca cambias!— exclamó Luna resignada al ver a Serena recostándose nuevamente con esa expresión de fastidio hacia la idea de ir a la escuela.

—Hasta mañana Luna— respondió sonriente la joven diosa.

—Descansa Serena— contestó Luna volviendo a recostarse a un lado de la cama de Serena.

La joven miró hacia la ventana aún angustiada, quizás Luna tenía razón y nada estaba sucediendo más allá de recobrar su memoria divina. Sin embargo aquella angustia de recordar lo sucedido con Haruka y de volver a pasar por lo mismo era lo que más le preocupaba, sobre todo ahora que las cosas parecían perfectas: ella y Darien estaban felices, sus amigas aún tenían contacto con aquellos guerreros atenienses de los que habían quedado prendadas… sí, ellos las habían visitado hacía dos meses ya y estaban esperando con ansias las vacaciones de verano para ir a Atenas a visitarles, Michiru, con ayuda de Amy y Mina, habían logrado juntar gran cantidad de dinero para costear esas vacaciones y aún estaban esperando por las aportaciones de Rei, Lita y las de ella…

‘Tengo que dejar de angustiarme, mejor debo pensar en esas vacaciones en Atenas…’

Cerró sus ojos esperando volver a dormir y esperar que amaneciese para así, ir a la escuela y cerrar el curso para poder irse de vacaciones con sus amigas y su novio Darien quien también ahorraba y ayudaba a las demás con la recaudación de dinero…

Quedó profundamente dormida aún con la idea de que algo podría estar sucediendo en Rodas y tener que volver a pasar por la angustia y dolor de una cruel batalla contra su hermano Helios…

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