23 dic 2009

Innocent demon of mine

Era una fría noche en el EnmaCho, Hisoka caminaba entre los amplios jardines, habían pasado un par de meses después del caso de Kyoto, y Muraki no había hecho acto de presencia desde entonces, sí que le odiaba, no sólo por haberle matado, sino por todo el dolor que les había causado a él y a Tsuzuki…

-¿Hisoka?- preguntó Tsuzuki detrás del joven shinigami.

-¿Qué quieres?- respondió Hisoka con hastío.

-¡Sí que eres amable!- respondió en tono irónico el mayor –Vayamos por pastel de manzana a Amakusa-

-Eres un glotón- suspiró Hisoka mirándole con resignación –Vamos pues-

-Gracias- respondió visiblemente animado, era un alivio para Hisoka verle así, y con ánimos de salir del JuOhCho.

Caminaron durante un par de horas en Amakusa comiendo diversos dulces y postres mientras Tsuzuki continuaba quejándose de la rigidez de Tatsumi en los gastos y Hisoka sólo le escuchaba evitando caer en discusiones inútiles.

-¿Tsuzuki?- preguntó a un par de metros una voz familiar para ambos.

-¿Hijiri?- preguntó Hisoka al ver al joven, de cabello castaño y expresivos ojos verdes, que les observaba sonriente.

-Así es- dijo acercándose ante el asombro de ambos shinigami –Sabía que volvería a verlos mis queridos amigos-

-Es bueno saber que estás bien Hijiri- respondió Tsuzuki con amplia sonrisa -¿Por qué no vamos a tomar té o algo?- rió el mayor de los shinigami.

-Claro- respondió Hisoka con su característica seriedad –Estamos fuera de servicio ahora, así que podemos entretenernos un rato-

-¡Perfecto!- exclamó Hijiri caminando al lado de Tsuzuki charlando sobre la escuela y otras actividades mientras Hisoka les seguía en silencio, escuchándolo todo.

Llegaron a una cafetería, en la que Hijiri solía pasar mucho tiempo con sus amigos de la escuela, el ambiente parecía muy familiar.

-Sí que este lugar es tranquilo- dijo Tsuzuki suspirando al contemplar su alrededor.

-Sí, esta cafetería es muy tranquila, mis amigos y yo solemos venir mucho, además aquí hacen un pastel de manzana exquisito- respondió Hijiri sonriente.

-Sí que le has hecho el día a Tsuzuki, andábamos buscando pastel de manzana, su favorito- dijo Hisoka acercando la taza de té para dar un sorbo.

-Aún lo recuerdo Hisoka- dijo Hijiri entre carcajadas.

-Nunca tuve la oportunidad de agradecerte por ayudarme-  dijo finalmente Tsuzuki con la mirada empañada.

-¿Agradecerme?- preguntó Hijiri confundido, mientras Hisoka bebía su té sin emitir una sola palabra.

-Por ayudarme en el Ministerio, de no ser por ti no habría podido liberarme de Sargatanás- respondió el mayor de los shinigami con la voz entrecortada.

Hisoka levantó la mirada hacia su compañero, sabía que todo aquello había sido muy duro para él, y después de todo lo sucedido con Muraki en Kyoto había estado muy sensible, más de lo usual.

-No tienes nada que agradecerme Tsuzuki, yo quería que volvieras con nosotros, y no mentí cuando dije que me gustas mucho-

El rubio shinigami observó todo escuchando pacientemente, sin decir nada. Tsuzuki abrió sus ojos en señal de sorpresa por lo escuchado y tras un par de segundos para asimilarlo esbozó una ligera sonrisa en señal de agradecimiento.

-Debemos regresar al EnmaCho- dijo finalmente Hisoka levantándose de la silla, de alguna manera se sentía molesto, y no podía entender la razón, pero antes de saberlo no iba a hacer algún aspaviento.

-Tienes razón- respondió Tsuzuki -debemos irnos, cuídate mucho Hijiri- dijo al tiempo que se levantaba para ir a pagar la cuenta.

-No tuve tiempo de darles las gracias por ir al concierto Hisoka, espero les haya gustado- dijo Hijiri sonriente.

-Claro, fue muy bueno, tocaste excelente, ahí estuvimos con Kazusa- respondió Hisoka caminando hacia el exterior del lugar, mientras Hijiri le seguía.

Segundos después salió Tsuzuki, para poder regresar al Ministerio junto con Hisoka. Hijiri caminó junto a ellos intentando despedirse hasta que Hisoka se adelantó para permitirles hablar, aún en contra de su voluntad.

-Necesito mostrarte algo Tsuzuki, ¿crees poder venir mañana como a las 10 de la mañana?- preguntó tímidamente el joven castaño.

-¿Mañana?- preguntó desconcertado el mayor de los shinigami –Aquí estaré-

-Gracias- dijo entusiasta el joven abrazándole –Te veré mañana-

Hisoka observó la escena sin decir nada, sin entender nada aún, sentía como si le clavasen una daga en el pecho, y sentía una molestia indescriptible para él, su compañero se separó de Hijiri sonriente y caminó hacia él con esa misma actitud que no se le había visto en semanas.

-¿Nos vamos Hisoka?- preguntó Tsuzuki notándolo distraído.

-Sí, vamos al JuOhCho- respondió Hisoka aparentando normalidad.

Llegaron al Ministerio sin decir una sola palabra, Tsuzuki inmerso en sus propias cavilaciones, mientras Hisoka analizaba cuidadosamente sus emociones.

-Voy a casa, que descanses Tsuzuki- dijo Hisoka caminando deprisa con rumbo a su casa en el Hades.

-Descansa- respondió finalmente Tsuzuki sin entender la extraña actitud de su compañero.

‘¿Qué sucede conmigo?’

Se preguntó Hisoka varias veces sin poder dar con la respuesta, se sentía extraño, sobre todo si Tsuzuki estaba con él, y al aparecer Hijiri era como si sus emociones se revolvieran en su estómago pugnando por querer salir de su interior. Caminó hasta la ventana de su habitación, la luz de la luna llena iluminaba la oscura habitación, estaba sintiéndose desesperado sin saber la razón, situación que le desconcertaba hasta un grado imposible para él. Jamás se había sentido más confundido.

Se recostó sobre su cama intentando dormir, desde Kyoto apenas si había podido descansar lo mínimo para aguantar, de cierta manera su intenso odio hacia Muraki le infundía fuerzas para continuar, pero internamente no sólo su odio por Muraki lo hacía, Tsuzuki tenía mucho que ver en que estuviese aguantando y siguiendo adelante. Analizó sus sentimientos, una vez más, hasta quedar profundamente dormido.

Por la mañana Hisoka se dirigió a la biblioteca, tenía que sacar de su cabeza esos pensamientos, para él irracionales, que estaban convirtiéndolo en presa de emociones revueltas y sin sentido.

-¡Buenos días Hisoka!-

-Buenos días GuShoShin- respondió secamente el joven shinigami caminando hacia un estante para tomar un libro y comenzar a leer.

-¿Ves raro a Hisoka?- preguntó el mayor de los GuShoSHin a su hermano menor.

-Está más parco de lo usual ¿no?- respondió dándole poca importancia al asunto –Pero ya sabemos que así es Hisoka, es probable que Tsuzuki le haya sacado de quicio-

-He venido a devolver este libro que me prestaron- dijo Terazuma ingresando a la biblioteca.

-¡Ya era hora!- respondió el menor de los GuShoShin –Tenías que haberlo devuelto hace un mes-

-Sí, sí…- respondió caminando hacia los estantes para tomar otro libro -¡Vaya, vaya!- exclamó al ver a Hisoka leyendo.

-Buenos días Terazuma- dijo secamente el muchacho.

-Buenos días niño, es rarísimo verte por aquí solo y tan temprano- rió Hajime en tono burlón -seguro el idiota compañero que tienes te puso de mal humor otra vez-

-No- dijo sin levantar la mirada del libro que leía con tranquilidad.

-Como sea niño, pensamos que se habían peleado, con eso que Tsuzuki salió del Ministerio sin decir a dónde iba- reía Terazuma tomando entre sus manos un libro –Este me llevaré, adiós niño-

-Me llamo Hisoka- respondió sin mirarle.

-Claro niño, como sea- dijo Terazuma alejándose y dejando a Hisoka pensando en lo que le había dicho…

“…con eso que Tsuzuki salió del Ministerio sin decir a dónde iba.”

-.Hijiri…- musitó de forma casi inaudible el rubio shinigami.

-¿Qué pasa con Hijiri?- preguntó el mayor de los GuShoShin.

-Nada, seguro Tsuzuki fue a verle- respondió intentando restarle importancia al asunto.

-¿Todo bien?- preguntó el menor de los GuShoShin a un absorto Hisoka.

-Sí, debo ir a casa, no tengo mucho que hacer por acá- respondió Hisoka levantándose de la silla -¿Puedo llevarme el libro?-

-Por supuesto Hisoka, tú siempre los devuelves a tiempo- respondió el mayor GuShoShin.

-Gracias- respondió el menor saliendo de la biblioteca.

Caminó hasta su casa pensando en lo que estaba sucediendo, e intentando analizar lo que estaba sintiendo al respecto. Sabía que Hijiri le había pedido a Tsuzuki verle y el hecho de haber escuchado que a Hijir le agradaba Tsuzuki le hacía pensar demasiado… ¿Acaso a Hijiri le ‘gustaba’ Tsuzuki de ‘esa’ manera?

‘Debo sacarme esto de la cabeza’

Pensó Hisoka entrando a su casa y cerrando la puerta detrás de sí, entró a la cocina y de inmediato sirvió un vaso de agua para beberlo lo más rápido que pudo, estaba molesto, bastante.

Tsuzuki acudió al encuentro con Hijiri en Amakusa y ambos recorrieron algunas calles mientras charlaban amenamente sobre los pasatiempos de ambos y sobre lo que había pasado desde que se habían visto por última vez, incluyendo lo sucedido en Kyoto… el gran dolor de Tsuzuki.

-No ha sido culpa tuya- dijo Hijiri tomando el rostro de Tsuzuki entre sus manos –Tú eres una buena persona-

La sonrisa de Hijiri y esa cálida mirada le llenaban de paz, una paz que no había sentido desde que Hisoka le había asegurado que era humano en las afueras de aquella taberna en Kyoto. Sólo bajó su mirada empañada con expresión melancólica.

-Gracias Hijiri- respondió con voz casi inaudible.

-Vamos a tomar té a mi casa Tsuzuki- sugirió el jovencito con actitud entusiasta y cálida sonrisa.

-Claro- respondió el mayor de los shinigami caminando detrás de Hijiri.

Llegaron a la casa del joven violinista, el anfitrión corrió a preparar té a la cocina, mientras Tsuzuki aguardaba sentado en uno de los sillones de la sala pensando en la posible razón de la extraña actitud de Hisoka…

‘Siempre es huraño y a veces grosero, ¿estará durmiendo bien acaso?... ¿estará sintiéndose mal otra vez por lo de Tsubaki?...’

-Aquí está tu té Tsuzuki- llamó Hijiri con esa característica actitud optimista y expresiva.

-¡Ah! Gracias- respondió Tsuzuki acercándose a prepara el té.

-Ya le he puesto dos de azúcar- respondió Hijiri -¿Así es como te gusta, no?

-Sí, gracias- dijo acercando la taza a su rostro para percibir el aroma del caliente líquido.

Comenzó a beber el té y a degustarlo mientras Hijiri le observaba curioso, esa mirada que no podía pasar desapercibida por Tsuzuki, sabía que Hijiri le quería, y además era del agrado del muchacho pero no quería cometer errores, sobre todo porque él ya no formaba parte, en realidad, del mundo de los vivos.

-Tsusuki, yo…- musitó Hijiri captando la atención del shinigami, quien le miró de esa forma comprensiva que tanto le caracterizaba.

-Yo estoy muerto Hijiri- respondió el hombre de ojos amatista con tristeza en su mirada –No es posible-

-Me gustas mucho Tsuzuki- respondió Hijiri con la mirada empañada y triste expresión.

-No puedo…- musito Tsuzuki bajando la mirada, y levantándose de la silla –Ha estado delicioso el té Hijiri, se me ha hecho ya muy tarde, debo regresar al Ministerio- dijo caminando hacia la puerta, siendo detenido por la mano de Hijiri que le sujetó de un brazo.

-Por favor…- pidió Hijiri con lágrimas recorriendo sus mejillas.

-No debo- respondió Tsuzuki finalmente, siendo silenciado por los labios del menor sobre los suyos. Hijiri le rodeó con sus brazos, mientras el mayor sólo le miraba desconcertado y con profunda tristeza.

-¿Acaso amas a alguien más?- preguntó con notoria tristeza el joven violinista.

-No tiene que ver con eso, ya te lo he explicado Hijiri- respondió Tsuzuki con ligera desesperación.

-Déjame estar contigo- pidió volviéndolo a abrazar –Aunque sea sólo ésta noche-

Tsuzuki le miró aún más desconcertado, sabía que si accedía a su petición le lastimaría a futuro, sobre todo si sus sentimientos hacia él eran sinceros. Desvió la mirada, sabía que no podría hacerlo, él estaba constantemente es sus pensamientos aunque no quisiera admitirlo…

-Debo volver…- respondió finalmente Tsuzuki separándose de Hijiri y tomándolo de los hombros para observarlo.

-Yo te quiero mucho Tsuzuki, quiero estar contigo- dijo con triste expresión el joven violinista de ojos esmeralda al tiempo que el shinigami salía de su casa sin detenerse o volver su mirada hacia él.

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