25 dic 2009

Operación “amor” libre de sospechas

Mime y Pirois llegaron al helipuerto de Atenas donde Phenril y Lita les aguardaban pacientemente sentados. Caminaron juntos, tras saludarse hasta la camioneta donde Saga esperaba tranquilo.

—Bienvenidos— dijo secamente el griego geminiano sin despegar su vista del volante.

—Gracias— respondió Mime sonriente abrazando a Pirois quien, gracias a los lentes de sol, podía evitar ser visto al realizar algún gesto de desagrado.

—El viaje será un poco larguito— dijo Lita sonriente.

—Claro, pero el paisaje es sencillamente impresionante, ¿verdad Richard?— preguntó Mime mirando a Pirois quien sólo sonrió ligeramente sin decir una sola palabra –Discúlpenlo, es muy tímido—

—Claro— respondió Saga con calma.

—Por fin te conozco Richard, Mime habló tanto de ti en Asgard— dijo Phenril mirando al guerrero solar quien sólo le miró con seriedad asintiendo ligeramente con la cabeza.

—Por fin hemos llegado— interrumpió Saga deteniendo el automóvil cerca de las explanadas de entrenamiento, volvió su mirada hacia la escalinata donde Mina les esperaba, acompañada de Serena y Saori.

—Vamos entonces— dijo Lita bajando de la camioneta seguida de Mime y Richard, el pelirrojo observaba cuidadosamente el santuario y a las tres mujeres que les esperaban sonrientes al pie de la escalinata.

—Bienvenidos a mi santuario— intervino Saori –Me da mucho gusto verte Mime, después de tanto tiempo—

—Igualmente señorita Saori, le presento a mi amante, él es Richard, es inglés— dijo Mime abrazándose al brazo de Pirois quien sólo sonrió haciendo ligera reverencia para besar las manos de las tres mujeres frente a ellos.

—Un placer conocerles— dijo finalmente, después de no haber pronunciado palabra en todo el camino desde Rodas.

—Igualmente, yo soy Serena Tsukino, y ella es mi amiga Mina Aino— dijo Serena sonriente.

‘Una de estas dos mujeres es Selene… debo averiguarlo’

Pensó Pirois, sonriéndoles a ambas señoritas. Saga se acercó a las tres para acompañarlas hasta el templo principal.

—Como sé que ustedes necesitan privacidad le he pedido a uno de mis guerreros les preste su templo, para no tener interrupciones de ninguna clase— dijo Saori amablemente — ¿Saga?—

—Claro, este es el templo de Géminis, les dejaré mi templo durante su estancia, espero les sea cómodo— dijo el guerrero comenzando a mostrarles el templo mientras las guerreras y diosas esperaban en la salida del templo para continuar su camino al templo principal.

Phenril observaba todo sigilosamente y con la mirada pedía a Yin les vigilara sin ser identificado, Mina y Lita se miraban en señal de complicidad, tenían que lograr desestabilizar a Pirois y hacerlo creer que sólo podría confiar en Mime para que éste fuera quien lo eliminara del panorama.

—Podemos seguir, les he dejado en la alcoba del templo acomodando sus cosas— dijo Saga caminando hacia ellos.

—Bien, tú ya subiste las tuyas ¿verdad Saga?— intervino Saori mirándole con amplia sonrisa y un guiño.

—Sí señorita Kido— respondió Saga caminando al lado de Mina.

En la habitación del templo de Géminis, Mime guardaba sus cosas en uno de los closets mientras Pirois acomodaba parte de su ropa en un par de cajones sin perder de vista a Mime, le sería difícil concentrarse en Mime con tanta chica hermosa rondando por el santuario de Athena.

— ¿Terminaste?—preguntó Mime con voz grave al pelirrojo guerrero logrando crisparle a éste los nervios.

—Ya— respondió nervioso alejándose ligeramente de Mime.

—Bien, iré a bañarme, ya salgo para que recorramos el santuario y podamos ir a cenar después al templo principal— dijo Mime comenzando a desvestirse ante los ojos de Pirois.

Una vez desnudo tomó su toalla y su ropa para ingresar al cuarto de baño, Pirois se quedó pasmado, el cuerpo de Mime le atraía por sobremanera y con tantas provocaciones del asgardiano le sería difícil no dejarse tentar. Entró al cuarto de baño para verlo bañarse, después de todo Mime estaba muy interesado en él según Faetusa, así que no le molestaría que le viera bañarse.

— ¿Pirois?— preguntó Mime desconcertado de verle mirándole de esa manera.

—Soy Richard, Mime, ese es mi nombre de pila, no Pirois— respondió el pelirrojo acercándose a la regadera para verle más de cerca.

— ¿Quieres bañarte conmigo?— preguntó Mime en tono seductor acercándose al guerrero solar.

—Quiero verte…— musitó cerca de la oreja izquierda del rubio quien correspondió al gesto lamiendo el cuello del inglés quien recorrió con sus manos la húmeda espalda del rubio guerrero mientras éste continuaba besando, y lamiendo su cuello y orejas.

—Richard…— jadeó Mime al sentir las manos del pelirrojo sobre sus glúteos y después jugueteando entre ellos — ¿Quieres jugar ah?—

Mime comenzó a desvestir al pelirrojo mientras éste continuaba jugueteando con su piel. Le dejó completamente desnudo y tras verlo un par de segundos le jaló dentro de la regadera para tenerlo más cerca.

—Espera Mime—interrumpió el pelirrojo alejándose del rubio quien sólo le miró expectante –Tenemos una misión aquí, no vinimos a jugar—


El guerrero solar salió del baño, tras tomar su ropa, azotando la puerta detrás de sí, Mime continuó bañándose mientras Pirois se sentó sobre la cama pensativo ¿Acaso el asgardiano estaba de verdad interesado en él?...

— ¿Estás listo para irnos a recorrer? — preguntó Mime ya arreglado.

— ¿Hace cuánto que ya estás listo? — preguntó extrañado Pirois levantándose de la cama.

—Como un par de minutos, pero estabas tan ocupado pensando, que me imaginé sería una pésima idea llamar tu atención— respondió el rubio saliendo de la habitación, dejando frío al pelirrojo quien sólo le seguía sin decir una sola palabra.

Caminaron recorriendo el santuario por cerca de dos horas sin emitir una sola palabra, sólo observaban con cuidado los alrededores y la extraña convivencia entre los supuestos aliados, que al parecer no la llevaban tan bien y discutían de manera explosiva casi todo el tiempo.

—Yo no veo la alianza tan estable, me parece que hay puntos débiles que les harán perder la batalla— dijo finalmente Pirois deteniéndose entre los campos de entrenamiento.

—Yo qué sé— respondió Mime continuando su camino sin detenerse o siquiera mirarle, estaba decidido a cumplir su misión, no podía hacer otra cosa.

—Ya estuvo bueno de tu berrinche, ¿no te parece? — se quejó el pelirrojo intentando alcanzar al asgardiano.

—No hay ningún berrinche, estoy acompañándote a cumplir tu misión, parece que no tienes sentimientos para nada— dijo Mime en tono de reproche, logrando poner nervioso al guerrero solar.

—No estás jugando, ¿verdad?— inquirió el inglés mirando fijamente al rubio quien negó cabizbajo en silencio —Mira Mime, estamos aquí para una misión, debemos estar atentos de lo que sucede aquí e informarlo allá, no podemos distraernos, ¿me entiendes no?—

—Te dije que estaba bien, al final de cuentas ya estoy aquí— dijo Mime finalmente caminando hacia el templo de Géminis —me voy a descansar un momento a solas, vete a seguir observando—

El tono de voz de Mime le había logrado incomodar, definitivamente era cierto lo que Faetusa le había dicho, no sabía qué hacer, si bien se sentía físicamente atraído por el asgardiano sabía que no podía dejarse llevar por sus impulsos, al menos no hasta conseguir algo verdaderamente importante, caminó por una hora en los alrededores hasta llegar a Géminis para buscar al rubio quien le esperaba en la entrada para ir juntos hacia el templo principal y cenar con el resto de los guerreros que había en el Santuario.

— ¿Listo? — preguntó Mime mirándolo llegar.

— Algo así, voy a ducharme rápido y nos vamos— respondió mientras corría hacia la parte superior del templo para apresurarse y no llegar tarde a la cena.

Mime se sentó en las escaleras para esperarlo, de verdad estaba tenso, odiaba tener que jugar con su sexualidad para completar una misión, estaba jugando con fuego y lo sabía, si Pirois le descubría le mataría sin piedad alguna.

-— Estoy listo, ¿nos vamos? — dijo bajando la escalinata interior del templo.

— Vámonos entonces— dijo Mime levantándose para caminar al lado de Pirois hasta el templo de Athena y seguir con su obra teatral de “amantes de  vacaciones”.

Llegaron al templo principal donde algunos caballeros aguardaban por la cena ya sentados en sus sitios, Lita y Phenril se acercaron a ellos para llevarlos al lugar que les correspondía en la larga mesa que se hallaba al centro del salón, Mina y Saga conversaban sin dejar de estar pendientes de todos y cada uno de los movimientos de Pirois, tenían que estudiarlo con cuidado, estaban extrañados, lucía tenso de estar con Mime, no era su expresión de fastidio como cuando llegaron al santuario, estaba extraño, era como si el asgardiano hubiera logrado hacerlo sentir mal de una u otra manera.

— Parece que está incómodo— dijo Saga en voz baja, mientras Mina asentía discretamente con la cabeza.

— Siéntense aquí— exclamó Saori invitándoles a sentarse cerca de ella, Serena y Mina.

— Claro, gracias— dijo Mime aparentando estar apenado.

Ambos se sentaron enfrente uno del otro, Pirois junto a Mina, mientras Mime se sentaba junto a Saga, platicaron de sitios turísticos mientras Pirois observaba todo a su alrededor sin emitir una sola palabra, para Saga la actitud era demasiado sospechosa pero intentaba guardársela para evitar problemas, sabía que sus compañeros estaban pretendiendo llevarse mal incluso entre ellos mismos.

— Kazahaya, ¿me pasas la sal por favor?— pidió Deathmask con tono irónico.

La joven aprendiz le ignoró por completo hasta que Setsuna le hizo la seña de pasar el salero al guerrero ateniense y con mal modo hizo lo que se le pedía.

— Es increíble que en Japón no sepan educar a las mujeres—  se quejó Deathmask irónicamente logrando que Michiru le mirara con fastidio.

— Es increíble que los europeos sean unos patanes— respondió la violinista mirándolo de forma retadora.

— Estamos comiendo, ¿podrían callarse y arreglar sus diferencias afuera o sus cerebros no se los permiten? — se quejó Aioria sin despegar su mirada de su plato.

— Ya decía yo que los europeos son unos patanes— se burló nuevamente Michiru.

— Aioria tiene razón, sería mejor que se callen ya— dijo Shun finalmente logrando que se quedaran callados.

Tras terminar de cenar la mayoría se perdieron en el santuario tratando de evitar ser seguidos por Pirois más que por Mime. Camus se internó en su templo junto con Michiru para poder conversar sin que Pirois notara que todo el pésimo ambiente entre ellos como “aliados” era una farsa para descontrolarlo a él y a su dios.

— ¿Ya se te pasó el coraje Mime? — preguntó el pelirrojo mientras caminaba detrás del asgardiano.

— Ya te dije que no estoy molesto, es distinto— respondió caminando sin volverse a mirarlo o detenerse. Entró al templo de Géminis y se dirigió directamente a la habitación dejándolo helado.

‘Es imposible que de verdad esté enamorado de mí’

Pensó el inglés caminando en círculos enfrente de las escaleras mientras meditaba sobre lo que haría para evitar que los planes de su dios salieran mal y todos notaran que ellos no eran amantes y él era guerrero de Helios fungiendo como espía en el santuario. Una vez que se había decidido a ingresar a la habitación caminó hasta la puerta deteniéndose un par de segundos antes de abrirla.

— Buenas noches— dijo Mime recostándose sobre la cama, dándole la espalda.

— Buenas noches Mime— respondió Richard despojándose de su ropa para dormir ligero, en ropa interior, hacía demasiado calor para pensar en pijamas o en pudor siquiera. Se recostó al lado del asgardiano pudiendo percibir el aroma de su cabello, acercó su rostro al pálido cuello del rubio y comenzó a besarlo logrando alarmar a Mime quien bruscamente se volvió para mirarlo.

— No juegues conmigo Pirois, no soy un juguete— se quejó Mime visiblemente molesto.

— Ya te dije que mi nombre es Richard, no Pirois— respondió acercando su rostro al del rubio para besar sus labios con un ligero roce —No eres un juguete— musitó nuevamente antes de besarlo y abrazarlo para poder deleitarse con esa delicada fisonomía que tan poderosamente había llamado su atención horas atrás mientras él se duchaba.

Mime correspondió al beso dejándose llevar por las intensas caricias del pelirrojo sobre su cuerpo, le abrazó dejándole encima de él y acarició con intensidad la pálida espalda del inglés quien no dejaba de besar su cuello y juguetear con su oreja arrancándole sonoros gemidos producto del placer que le estaba siendo otorgado. Las curiosas manos de Richard estaban recorriendo cada milímetro del abdomen y vientre del rubio asgardiano, cada roce de sus manos sobre su piel le hacían perder el juicio, quería más del guerrero solar, no cabía duda.

— Si estás jugando conmigo más vale que lo digas ahora— jadeó Mime deteniendo las manos del pelirrojo.

— Ya te dije que no eres un juguete como para que juegue contigo, si estás queriendo medirme esto va a costarte caro— retó el guerrero solar mirando fijamente a Mime quien desvió su mirada, estaba excitado no podía negarlo, las constantes caricias y besos del inglés lo habían logrado.

Pirois acercó su mano a la entrepierna del rubio para palpar la naciente erección, con aquel sencillo roce Mime aferró sus manos a la pálida espalda del pelirrojo y acalló su boca pegándola contra el hombro del guerrero, quien sonrió tras contemplar aquella reacción del rubio. Su mano comenzó a manipular habilidosamente el miembro de Mime mientras éste intentaba silenciar lo más posible sus gemidos hasta no poder hacerlo más, estiró su cuello emitiendo un ronco gemido mientras Pirois aprovechaba la oportunidad para deleitarse nuevamente con el blanco cuello del rubio, quien aferró sus manos a las blancas sábanas, sabía que no podría contenerse más tiempo, por más que quisiera, el inglés estaba llevándolo al borde de la locura.

El inglés frotó su erección contra el miembro del rubio quien se aferró a él con mayor fuerza, cada roce de aquella caliente piel sobre la suya le hacían perder más la cabeza, Mime besó con desesperación los carnosos labios del inglés que correspondió inmediatamente, ambos acompasaron los movimientos de sus caderas hasta que el guerrero solar se detuvo en seco dejando al asgardiano desconcertado.

—Voy a devorarte completo— jadeó Pirois en el cuello de Mime logrando estremecerlo y hacerlo gemir.

Levantó la cadera del rubio y comenzó a penetrarlo ante la mirada expectante del asgardiano quien al sentir aquella invasión apretó sus puños sobre la sábana y comenzó a jadear con las mejillas aún más arreboladas que unos segundos atrás. Una vez dentro de Mime, Richard comenzó a mover su cadera acompasadamente arrancándole al rubio jadeos y gemidos que iban al compás de sus estocadas que poco a poco fueron acelerándose y volviéndose más intensas, el rubio rodeó la cadera del inglés con sus piernas mientras éste jadeaba una y otra vez, y aceleraba el ritmo de sus movimientos de cadera hasta vaciarse al interior de Mime logrando llevarlo a su eyaculación sobre el vientre del pelirrojo, quien cayó exhausto sobre el dios guerrero. Permanecieron agitados uno sobre el otro hasta que Pirois se levantó de la cama.

—Voy a bañarme, no me tardo— dijo cerrando la puerta del baño detrás de sí.

‘Espero no sospeche nada, sino estaré en problemas’

Pensó el rubio levantándose para mirar a través de la ventana, aún estaba agitado, no podía darse el lujo de involucrarse con el inglés,  su misión era vencerlo sin necesidad de pelear con él, lograr su rendición o dejarlo fuera de combate antes que se desatara la verdadera batalla contra Helios, que cada día se veía más cerca y lograba preocuparlos a todos aunque no lo admitiesen.

— ¿Estás bien? — preguntó el pelirrojo al verlo inmerso en sus pensamientos con la mirada fija en el exterior.

— ¿P-Perdón? — preguntó el rubio desconcertado.

— ¿Te lastimé o te sientes mal por lo que pasó? — preguntó directamente el inglés notando el desconcierto de Mime.

—No, sólo estoy cansado, voy a darme una ducha rápida y salgo para dormir, descansa— dijo el asgardiano caminando hacia el baño siendo detenido por el pelirrojo quien le jaló hacia sí para volver a besarlo.

—Me fascinas— musitó el pelirrojo logrando azorar a Mime quien le miró con sorpresa y sólo pudo atinar a acariciar el rostro de Richard y acercar nuevamente su rostro al suyo para besarlo nuevamente; se separó de él para entrar al baño, parecía que todo estaba marchando bien, pero algo en él no estaba bien del todo, las palabras del guerrero solar había logrado alterarlo.

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