25 dic 2009

Nuevas estrategias y más enredos

En el santuario de Athena, Kazahaya y Hotaru charlaban tranquilamente sobre los caballeros atenienses, algunas peculiaridades de ellos y sus apariencias físicas, mientras la nueva guerrera curaba sus heridas en su alcoba, la joven de cabello negro se encontraba sentada sobre la cama riendo constantemente sobre los comentarios perspicaces de Kazahaya y sus ocurrencias.

— ¡Es cierto!— exclamó la rubia guerrera –Deathmask se me hace un hombre guapo, pero de un carácter horrible—

— ¿Guapo dices?— rió nuevamente Hotaru –yo considero más guapo a Shun o a Hyoga, no a Deathmask—

— ¿Quiénes son esos?— preguntó curiosa, asomándose desde la puerta del sanitario.

—Shun es el chico de linda sonrisa y largo cabello verde, y Hyoga es el rubio que siempre platica con Camus— explicó Hotaru con amplia sonrisa.

— ¡Ah ya!...— dijo saliendo completamente del baño con expresión de desconcierto —¿Y ese Hyoga no será gay?— preguntó tomando por sorpresa a Hotaru logrando hacerla reír —¡Es cierto! Dices que siempre está con Camus, no será que quiere quitárselo a Michiru ¿o sí?—

— ¡Por supuesto que no!— rió Hotaru a carcajadas ya tumbada sobre la cama boca arriba –¡Es su discípulo!—

Kazahaya escuchó aquello boquiabierta, sí que había dicho algo imprudente, y ahora no podía hacer que Hotaru parase de reírse por su comentario y sus conjeturas.

—¡Hotaru!— exclamó Kazahaya intentando calmar a su compañera e impedir que llamara la atención de las demás y se hiciera todo un escándalo por una tontería.

—Ya, ya— intentó calmarse la jovencita de cabello negro, intentando ahogar sus carcajadas con su mano derecha.

—Creo que lo mejor será ver cómo está Michiru— dijo finalmente la rubia, mientras Hotaru se levantaba despacio de la cama.

Ambas salieron de la habitación de Kazahaya, caminaron a través del amplio pasillo del templo principal hasta toparse con Shun y Seiya que se acercaron a ambas para invitarlas a la playa para ver el atardecer…

— ¿Quiénes van a ir?— preguntó Hotaru curiosa.

—Saga, Mina, Aioria, Rei, Hyoga, Amy y nosotros— respondió Seiya con amplia sonrisa.

—Ya veo…— musitó Hotaru — ¿No irá Milo?—

—Dijo que iría al pueblo con Shura, Deathmask y Shiryu— respondió Shun con amabilidad, comprendiendo la duda de Hotaru.

—Pues vamos…— dijo Hotaru –Sólo iré por Setsuna—

—Claro, nos alcanzas ahí— respondió Seiya jalando a Kazahaya.

—Sí, les veo ahí— respondió la guerrera caminando hacia la habitación de Setsuna, quien se hallaba con Rini charlando sobre algunas generalidades del santuario y los guerreros.

—Así es pequeña dama, los guerreros de Athena son muy poderosos y la alianza con ellos es milenaria— respondió ante la mirada de  asombro de la chiquilla que escuchaba atentamente.

—Setsuna, vamos a la playa con Seiya y Shun ¿vienen?— preguntó Hotaru asomada desde la puerta.

—Claro, vamos a la playa, a la pequeña dama le hace falta convivir con los guerreros— respondió Setsuna con la ligera sonrisa que le caracterizaba.

— ¡Claro!— exclamó Rini entusiasmada corriendo junto con Hotaru hacia la salida del templo principal mientras Setsuna caminaba detrás de ellas a paso rápido sin perderlas de vista.

En la palay se encontraban Mina y Saga platicando sentados sobre la arena, mientras Kazahaya jugueteaba con Shun y Seiya en la arena haciendo castillos, Aioria y Rei se encontraban sentados en la orilla mojándose mientras charlaban con amplias sonrisas y Hyoga trataba de charlar con Amy mientras ésta sólo leía una revista sin prestarle atención sólo asentía con la cabeza ante cada pregunta que el cisne de bronce le hacía.

—Sí que todo se ve muy curioso— rió Rini al ver la escena completa.

— ¿No vino Milo?— preguntó Setsuna curiosa.

—No, se fue con Shura, Deathmask y Shiryu al pueblo a beber— respondió Hotaru.

—Ah ya… entonces él y Amy sí discutieron…— musitó Setsuna.

—Pues yo no lo sé, sólo veo a Hyoga intentando su luchita como siempre, pero ya vemos que Amy ni caso le hace— rió Hotaru divertida.

—Sí, espero nada termine mal, después de todo a Milo le costó mucho trabajo conquistar a Amy como para hacerse a un lado así como así— dijo Setsuna visiblemente preocupada.

—Eso sí…— reflexionó Hotaru mirando la escena de lejos.

En Rodas, Faetusa conversaba alegremente con Pirois para ir calculando la temperatura de la situación, tenía que decirle que Mime estaba enamorado de él, pero primero debía averiguar si Pirois estaba interesado en Circe, de ser así se ahorraría el decirle y ayudaría a Mime “con el dolor de la derrota emocional”.

—Y entonces Pirois…— dijo con voz empalagosa la guerrera.

— ¿Qué traes entre manos ésta vez?— preguntó curioso Pirois.

— ¿Qué hay entre tú y Circe?—

—Sí que eres directa, por eso me caes bien Faetusa, pues nada, lo mismo que hay entre tú y yo, somos compañeros de batalla, de santuario— respondió con total naturalidad el guerrero.

—Vaya…— dijo mirando hacia el techo con risa nerviosa –Si te dijera que le gustas a alguien… ¿qué me dirías?—

—No me digas que ya vas a empezar con intrigas…— suspiró con fastidio Pirois

—No son intriga, verás te pregunté lo de Circe porque hace un momento parecías muy interesado en ella, y porque ese “alguien” al que le gustas pues te observaba atento— explicó la rubia guerrera.

— ¿Atento?— preguntó desconcertado el pelirrojo guerrero.

—Así es, Mime está muy interesado en ti— dijo sonriente.

— ¿Mime?— preguntó aún más confundido —¡Debes estar bromeando!—

—Por supuesto que no, aunque jamás se me ocurrió que fueras tan prejuicioso Pirois— dijo en tono burlón y con expresión de aparente decepción.

— ¿Por qué prejuicioso?— preguntó interesado el guerrero.

—Pues porque Mime es hombre y tú también, no pensé que eso te afectara, según recuerdo fuiste tú el que dijo que eras un “amante libre” ¿no es así?— inquirió la rubia guerrera esperando la reacción de su compañero de batalla.

—Así es, yo lo dije— respondió con tranquilidad Pirois.

— ¿Por qué no le haces caso a Mime?, el pobrecillo parecía triste de verte coqueteando con Circe— continuó Faetusa con tono meloso.

—Yo no estaba coqueteando con ella, charlaba con ella, ya sé que a Circe le encanta Flegonte y es mutuo, pero a mí sólo me gusta fastidiarlo a él, porque bien que estaba mirando desde uno de los salones— respondió entre carcajadas.

— ¡Eres cruel!— exclamó la joven guerrera dándole un puñetazo a su compañero en un brazo.

—No soy cruel, sólo me gusta jugar, pero si bien dices que soy del interés de Mime veré qué hacer con ello ¿de acuerdo? Aunque no te prometo mucho— dijo caminando hacia la cocina para dejar a Faetusa atrás y terminar con la molesta conversación.

—Claro, claro, anímate seguro no te arrepentirás— dijo con un guiño y amplia sonrisa la rubia guerrera.

— ¿Entonces Faetusa cree que te gusta Mime?— preguntó entre risas Tholl al rubio guerrero que miraba a través de la ventana.

—Sí. — respondió secamente.

—No me lo tomes a mal, pero puede ser benéfico el hecho— dijo Tholl incorporándose.

— ¿De qué diablos hablas?— preguntó sorprendido, volviéndose para mirarlo.

—Si él cree que te gusta probablemente te aborde— respondió Tholl acercándose a Mime –Lo mejor será hacerle creer que es cierto—

— ¿A qué demonios estás jugando?— preguntó con visible desconcierto.

—Por favor Mime, no nos hagamos tarugos, Pirois no es heterosexual en primer lugar, en segundo es nuestro enemigo y tenemos que ver la manera de desarticularlos y en tercer lugar tú eres bisexual también ¿me equivoco?—

Aquellas palabras resonaban en su cabeza una y otra vez, comenzaba a sentirse mareado, una cosa era sentir atracción por personas de ambos sexos y otra muy diferente tener que jugar al enamorado de su enemigo

—¿Ese es el brillante plan ahora?— preguntó con molestia al rubio asgardiano.

—Por ahora no tenemos muchas opciones, Phenril está en Atenas y la verdad es que no contamos con Alberich— explicó Tholl a su compañero.

—Lo sé pero…— dijo intentando apelar la opción.

—Si tienes una mejor idea házmela saber— intervino Tholl.

—No, por ahora no…— musitó Mime –De acuerdo, lo haré—

—Bien, recuerda que sólo será un tiempo, tenemos que pensar el modo de que se nos envíe a Atenas—

—Lo sé— respondió Mime –Ya pensaremos en algo—

Pirois entró a su habitación con expresión de fastidio, seguro que Faetusa no le dejaría en paz si él no hacía nada al respecto de Mime, pero deseaba con todas sus fuerzas ser enviado cuanto antes a Atenas, así podría limitarse el tener que darle gusto a su intrigosa compañera.

— ¿Pirois?— llamó detrás de la puerta la voz de Circe.

‘¿Ahora qué?’

Se preguntó el guerrero pelirrojo caminando hacia la puerta, abriéndola y dejando ver a una feliz Circe invitándole a seguirla.

—El dios Helios quiere verte, tienes que apresurarte— insistió mientras caminaban hacia el salón principal.

—Claro, claro— repetía Pirois con fastidio hasta llegar al salón, ingresó lentamente y tras hacer la respectiva reverencia a Helios el dios interrumpió la solemnidad.

—Verás Pirois quiero que vayas a Atenas, pero no irás solo, Faetusa me ha dado una brillante idea— decía Helios mientras Piroís empalidecía lentamente imaginando lo que a Faetusa pudo habérsele ocurrido…

—Señor…— intentó interrumpir Pirois antes de escuchar lo que para él sería una tragedia.

—Espera Pirois que esto será genial, y podrán revisarlo todo bien de cerca, es un cambio radical de estrategia, nada podrá salir mal a menos que lo eches a perder, la misión es ir al santuario de Atenas acompañado de tu novio Mime—

—Me lo imaginé— suspiró el guerrero con fastidio.

—Lo mejor es que Mime ha accedido a la perfección, de hecho ya se ha comunicado con Phenril y creo que él le ha conseguido alojamiento en el santuario, así podrás observarlo todo de cerca—

Pirois escuchaba simulando atención, de reojo miraba a Faetón y Circe reír con discreción, aunque Faetusa más que por cumplir una misión lo hacía por emparejarlos a ambos, todo sonaba como una gran y cómica idea.

— ¿Cuándo nos vamos?— preguntó harto.

—Hoy mismo, junta tus cosas que Mime irá por ti a tu alcoba cuando él esté listo— respondió Circe aguantándose la risa y procurando sonar seria y solemne.

—Así será— dijo caminando hacia la salida del salón escuchando las sonoras carcajadas de Helios, Circe y Faetón.

‘Carajo… lo que me faltaba’

Pensó entrando a su alcoba para ordenar sus cosas, ciertamente la misión no era tan difícil, y podría observarlo todo de cerca, incluso, desde el mismo interior del santuario de Athena, pero ir como el novio de Mime era inaudito, para él, sencillamente patético.

Mime entró a la alcoba sin hacer ruido, observó a Pirois guardar sus cosas mientras maldecía y aventaba otras cosas hacia su cama, también para él la misión era estúpida y tenía que poner lo mejor de su parte para conseguir quitar a Pirois de en medio, sacarlo de la batalla y quedarse en Atenas.

— ¿Estás listo?— preguntó el rubio asgardiano con voz grave.

— ¡¿Qué diablos sucede contigo?!— preguntó molesto el pelirrojo guerrero solar.

—Sólo te pregunté si estás listo para nuestro viaje “amor”— respondió Mime con expresión seductora, logrando poner nervioso a Pirois quien sólo podía mirarlo sin decir una sola palabra.

—Sí, ya— respondió finalmente tras unos segundos de mirar al rubio acercarse peligrosamente a él.

—Bueno— dijo Mime tomando entre sus manos la pesada maleta de Pirois –Pues vámonos— caminó hacia la puerta de la habitación dejando al pelirrojo detrás para que pudiera observar bien su delicada figura.

‘Supongo que no puede ser tan malo…’

Pensó Pirois, caminando detrás de Mime, quien dejó las maletas juntas cerca de la puerta del templo de Helios, las levantó y caminaron hasta la camioneta que les llevaría al helipuerto, donde abordarían el helicóptero que les llevaría hasta Atenas.

En el santuario de Athena, Phenril explicaba el nuevo plan de sus compañeros a Saga, Mina, Lita y las diosas para que estuvieran enteradas, y junto con el resto de los guerreros hicieran un frente común, libre de sospechas, que pudiera hacer creer al guerrero solar que en el santuario de Athena las cosas no estaban tan bien, y que Mime lograra dejarlo fuera de una u otra manera.

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