25 dic 2009

“Adaptándose a los cambios”

Habían pasado ya dos días desde la llegada de la nueva Sailor Uranus al santuario y las únicas personas que con ella convivían eran las guerreras de Selene y un par de caballeros dorados: Saga y Camus.

— ¿Estás segura Mina que todo saldrá bien con ella?— preguntó con dejo de preocupación el geminiano.

—Tiene que salir bien, no tenemos otra opción, si Uranus no está el poder de todas se verá disminuido en batalla, y eso conviene menos, por eso Hotaru, Setsuna y Michiru están entrenándola con fuerza, la verdad yo misma la compadezco al verla llegar a su alcoba toda lastimada— explicó Mina mirando a través de la ventana.

El geminiano escuchó con atención sin decir una sola palabra más, sabía que si Kazahaya se rendía o no lo lograba pondría en riesgo más que su propia vida, por lo que el entrenamiento e la nueva guerrera tendría, también, que se un trabajo de equipo.

—Hablaré con Mu y Shaka para que junto con Camus la ayudemos a entrenar— respondió Saga tras levantarse del sillón, caminó hacia la rubia guerrera para colocar sus manos en sus hombros en señal de apoyo –Les ayudaremos—

Mina se volvió para mirarle, aquella sonrisa y esa mirada iluminada lograron retirarle las dudas por completo, eso sería lo mejor, Kazahaya era guerrera del Sistema Solar externo, por lo que su entrenamiento debía ser duro para desarrollar todas sus habilidades y capacidades de batalla.

Mientras tanto, en la explanada del Santuario, Neptune atacaba directamente a Uranus sin piedad alguna, la joven guerrera al principio sólo se defendía y al cabo de los primeros golpes decidió atacar también, desde una orilla Pluto y Saturn le gritaban instrucciones a la rubia chiquilla para que pudiera atacar y defenderse a la vez de los constantes ataques y golpes de Neptune.

— ¡Es muy rápida!— gritó finalmente Uranus recibiendo de frente uno de los ataques de su compañera, salió disparada hasta donde se hallaban Pluto y Saturn.

—Debes ser más rápida tú— respondió Neptune caminando lentamente hacia ella –Urano es el planeta del viento, debes tener la capacidad de ser tan rápida como eso y poder atacar con todas tus fuerzas, no temas atacarme, yo podré aguantarlo.

Desde unas ruinas Camus, Milo y Deathmask observaban todo con curiosidad, el guerrero de Cáncer apostaba todo a que la chiquilla no podría lograrlo y lograría que la alianza fracasara ante Helios, Milo sólo oía, sin prestar mayor atención, las palabras de Deathmask y Camus sólo le ignoraba rotundamente, los tres pudieron ver a la rubia guerrera levantarse del suelo con seguridad y cuando nadie se lo esperaba atacó a Neptune con todas sus fuerzas haciéndola volar por los aires hasta estrellarse contra una columna rota.

— ¡Michiru!— exclamó Camus levantándose para correr hacia donde la guerrera se levantaba lentamente.

—Lo has hecho bien— dijo la joven enderezándose y haciendo a Camus la seña de no acercarse –Veamos si tu velocidad mejorará.

Tras haber  dicho eso comenzó a atacarla de nuevo a toda velocidad, Uranus sólo se defendía logrando esquivar los constantes y veloces ataques de Neptune hasta poder atacarla derribándola de nuevo, enviándola hasta donde se hallaba Camus. El guerrero la ayudó a levantarse y quedó asombrado de verle sonreír tras haber sido fuertemente derribada  dos veces.

—Debes seguir practicando Kazahaya— dijo Michiru destransformándose y apoyándose en Camus para evitar caerse, con una de sus manos sostenía con fuerza su costado, estaba seriamente lastimada y debía descansar.

Kazahaya corrió hasta donde estaba Michiru con Camus, estaba preocupada y apenada por haberla atacado, Setsuna y Hotaru se acercaron caminando, estaban seguras que Kazahaya lo lograría, pero tomaría tiempo ayudarla a desprenderse de esas preocupaciones.

— ¿Estás bien?— preguntó la joven guerrera angustiada, ante la mirada fría de Michiru.

—No debes estar preocupándote, yo estaba atacándote de forma consciente y jamás te pregunté si estabas bien, seguí atacándote, ¿entiendes a lo que me refiero?

Aquellas palabras de Michiru la dejaron helada, era cierto, todas aquellas veces que ella había resultado lastimada jamás se le preguntó si lo estaba o podía seguir entrenando, entendió en qué consistía la batalla, el contrincante es sólo eso, un enemigo.

—Entiendo— respondió Kazahaya caminando hacia el templo principal sin emitir una sola palabra más, Saga la miró confundido y se acercó hasta donde se encontraban los demás con las tres guerreras conversando sobre los avances de la joven combatiente.

— ¿Todo bien?— preguntó Saga confundido.

—Sí, Kazahaya ha ido avanzando— respondió Michiru separándose de Camus para caminar con lentitud hacia el templo principal.

— ¿Qué pasó, se ve fatal?— preguntó nuevamente el geminiano.

—Kazahaya la atacó, logró evadir sus ataque y pudo derribarla— explicó Setsuna mirando a su compañera subir la larga escalinata.

—No se dejó vencer— intervino Hotaru mirando a Deathmask –Michiru jamás haría algo así, es demasiado orgullosa.

—Yo no he dicho nada ¿verdad?— respondió el guerrero de Cáncer en tono de burla imitando la voz de Hotaru.

— ¡Deathmask!— exclamó Saga –Déjate de idioteces, ¿o no puedes?

—Ya, ya— dijo el italiano sentándose sobre el suelo, completamente molesto.

—Shaka, Mu y yo la ayudaremos a entrenar, ¿contamos contigo Camus?— preguntó Saga mirando a su compañero que cuidaba que Michiru no se lastimara más.

—Claro, les ayudaré, esperemos que así Kazahaya avance más rápido y podamos confiar en ella a la hora de la verdad— respondió Camus sin perder de vista a Michiru.

—Ve con ella, no se fue para que no la ayudaras, seguramente se fue porque ya no aguantaba más el dolor— dijo Setsuna animando al acuariano a irse con ella.

—Claro, gracias— respondió el muchacho para caminar de prisa hacia Michiru.

—Lo mejor será ver a Serena e informarle todo esto— suspiró Hotaru.

—Yo iré, ve a ver a Kazahaya, espero haya aprendido que en batalla no debe confiarse ni preocuparse por el enemigo— respondió Setsuna mientras Hotaru asentía con la cabeza y corría hacia el templo principal para ver a su compañera.

— ¿Ambas estarán bien verdad?— preguntó Milo curioso.

—Lo estarán, Uranus tiene buena capacidad de resistir y de sanar sus heridas, lo mismo Michiru, que ya tiene más experiencia— respondió Setsuna –Ahora, si me disculpan, iré a ver a Serena.

—Claro, yo iré a ver a Rei— rió Milo ante la cara de fastidio de Deathmask y la indiferencia de Saga.

Saga caminó con lentitud con rumbo a su templo sin siquiera mirar a Deathmask, quien se quedó sentado en el suelo aún molesto por lo sucedido y la intervención de Saga. Se levantó tras un par de minutos para serenarse y se fue a su templo a aislarse hasta la hora de comida.

— ¿Todo bien?— preguntó Mina al ver llegar a Saga al templo de Géminis.

— ¿Estabas esperándome aquí?— preguntó sorprendido al verla.

— ¿Te molesta?– preguntó con expresión de preocupación –Si es así te veré después.

—No es eso, sólo no me lo esperaba— respondió abrazándola –Jamás me molestaría tenerte cerca Minako— susurró el geminiano antes de depositar un cálido beso sobre la frente de la rubia chica, que con aquel sencillo contacto se ruborizó intentando ocultar su rostro de la mirada del griego.

— ¿Qué sucedió en la explanada?— preguntó la joven intentando desviar el tema.

—Michiru resultó lastimada, parece que Kazahaya está evolucionando rápido, aún así Shaka, Mu, Camus y yo la ayudaremos a entrenar, probablemente así se haga más fuerte— explicó Saga aún teniendo a Mina entre sus brazos.

—Gracias Saga— musitó la joven apretando el abrazo, de alguna manera estar entre sus brazos la hacía sentirse segura y protegida, esa calidez que le infundía la invitaba a no separarse de su lado.

En el templo de Acuario, Camus intentaba ayudar a Michiru a sanar sus heridas mientras ella sólo le evadía constantemente…

—Estoy bien Camus, no es necesario que te molestes— insistió por tercera vez la joven.

—Ya te lo dije, no es molestia, sólo me preocupo por ti porque…— interrumpió tras ver la expectativa en el rostro de la joven que le miraba esperando que continuase hablando –Ya sabes— dijo desviando su mirada hacia la ventana.

— ¿Saber qué Camus?— preguntó aparentando desconcierto.

—Haces las cosas muy difíciles a veces…— musitó de forma casi inaudible logrando hacerla sonreír  —te amo.

La joven se acercó al guerrero para besar su mejilla y acariciando su rostro, sin despegar su mirada de la del joven susurró: –Yo también te amo Camus de Acuario.

En el santuario de Helios, en Rodas, Aetón conversaba amenamente con Faetón sobre Lita y Phenril, parecía divertido contando sobre todos los guerreros en Atenas:

—Deberías conocerlos Faetón, seguro dirías lo mismo que yo, todos son unos inútiles e idiotas— rió a carcajadas Aetón ante su compañero que sólo le miraba tranquilo con sus intensos ojos verdes.

—Tal vez Aetón, pero mientras no los conozca no podré decir nada— respondió con completa tranquilidad –dudo que sea inteligente de nuestra parte menospreciarlos—

—Lo creo, pero definitivamente es que se ven tan ocupados de sus amores y desamores que pareciera que ni guerreros son— rió nuevamente el rubio y alto guerrero.

—Quizás vaya a Atenas a conocerles, aunque sea a observarles de lejos— dijo volviendo su mirada hacia Circe, quien charlaba con el pelirrojo Pirois quien parecía coquetearle abiertamente a la hechicera.

Aetón notó el desconcierto de su interlocutor al ver a Circe con Pirois y con burla continuó diciendo –Si tanto te gusta deberías ser tú quien la aborde, no dejar que el estúpido de Pirois lo haga—

Tras escuchar aquello, Faetón sólo sonrió y aguantando la risa le respondió a su compañero de batallas –Estás pensando mal, yo no estoy buscando las atenciones de Circe en ningún sentido, sólo veo a Pirois demasiado interesado en alguien que sólo tiene ojos para Flegonte, cosa que se pondrá interesante porque es correspondida—

Aetón volvió su mirada a la hechicera y Pirois, era cierto, la mujer de cabello negro era fríamente atenta con su compañero, y él parecía muy interesado en ella. Si eso se complicaba sólo traería problemas amorosos al santuario en un momento en el que eso salía sobrando.

—En todo lugar hay problemas Aetón— interrumpió el castaño de intensos ojos verdes –Lo mejor será ocuparse cada quien de sus propios asuntos, y si tienes asuntos pendientes en Atenas con esa chica que tanto te desconcertó deberías averiguarlo y entender qué fue lo que te desconcertó—

—¿La violinista?— preguntó confundido Aetón.

—Sí, es la chica de la que me contaste que logró callarte y dejarte incómodo ¿no es así?— preguntó Faetón.

—¡Ah! Sólo es una mocosa arrogante, que tiene un novio peor de arrogante que ella— se quejó el rubio mirando hacia otro lado.

—Como sea, entonces no pretendes volver a Atenas— inquirió Faetón.

—No, deberían mandar a alguien más, a mí me dan flojera todos ellos, incluido Phenril.

—Bien, ¿ya comentaste eso con el Señor Helios?—

—Ya, me respondieron que ya había concluido mi misión temporal, van a mandar a Pirois precisamente, tiene que ser un general que pueda defenderse en caso de ser descubierta su identidad, así que sólo nos mandarán a Pirois, Flegonte, Eoo y a mí, pero como yo ya fui le toca a otro— explicó con fastidio y mueca de flojera el rubio guerrero.

—Ya veo, entonces a nosotros nos tocará otra cosa— musitó Faetón reflexionando.

—Yo creo, como quiera que sea te veo después voy a correr en la playa un rato y quizás después me duerma— dijo caminando hacia la salida del templo de Helios, con rumbo a la playa.

Faetón caminó con lentitud hacia el salón principal del templo, aguardando por nuevas instrucciones en el plan que Circe y Helios estaban tramando, Mime sólo observaba todo sigilosamente, tenía que averiguar lo más posible evitando que se descubriera su verdadera intención, mientras Tholl discutía constantemente con Alberich por las necedades de éste en que había sido excluido de la misión de Helios.

—¿Mime?— preguntó Faetusa con curiosidad llamando la atención del asgardiano.

— ¿Dime Faetusa?— respondió con total naturalidad para despistar a la guerrera.

— ¿Qué tanto observas?— preguntó curiosa.

‘Mujeres…’ pensó el rubio, respondiendo –Miro a Circe y a Pirois, pareciese que él está muy involucrado con ella ¿no?—

— ¿Mmmmh?— musitó la rubia guerrera mirando hacia ahí —¡Cierto!— exclamó finalmente —¿y por qué tanto interés?— preguntó finalmente mirando fijamente al guerrero.

—Pues…— titubeó pensativo siendo interrumpido nuevamente por la astucia d la joven.

— ¡Te gusta alguno de ellos!— sugirió con ligero entusiasmo y curiosidad.

—Sí, eso mismo— respondió Mime, mirando con preocupación la expresión expectante de la curiosa Faetusa.

— ¿Y bien? ¡Seguro es Pirois!— agregó entusiasmada y sonrojada, pareciese que hasta estaba imaginándose toda una escena romántica entre ambos guerreros.

— ¿Ehhh?— preguntó Mime desconcertado.

—No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo— dijo con un guiño y amplia sonrisa la rubia guerrera que se alejaba discretamente del asgardiano, dejándolo frío y angustiado por lo que acababa de suceder, sin dudas sería espantoso que Faetusa dijera algo de ese tamaño y se creara todo un chisme que, por si fuera poco, involucraba a dos hombres, y todo por tratar de ocultar su verdadera misión.

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