Camino entre la multitud pensando en ti, desde el primer momento en que te vi fue como si mi corazón fuera a salirse de mi pecho, tus ojos azules, ese rebelde cabello negro y tu pálida faz… robaron mi aliento con tan sólo escucharte decir “Buen día”… de tan sólo recordarlo me ruborizo de nuevo.
Me detengo y levanto mi mirada al cielo como buscando tus ojos… sí esa mirada que es capaz de destruir mis barreras, barreras que tantos dolores que ayudaron a levantar y que tú tiraste con sólo una frase trivial y una ligera sonrisa. ¿Acaso esto es amor?
Muchas personas me dicen que el amor es difícil de encontrar pero con mis barreras y mi frialdad me será imposible, me pregunto si eso será cierto… ¿De verdad el amor para mí está negado? Muchas experiencias me han dado una respuesta positiva en esto, pero pensar en estar a tu lado, que me dediques tu sonrisa y esa amable mirada llena de luz y estar entre tus brazos al menos una vez sería suficiente para dejar atrás todas mis barreras y frialdad.
Continúo mi camino a la escuela y de lejos te miro llegar, llamas la atención de varias compañeras por lo que veo… pero si tú supieras que robaste mi corazón desde ese primer día en que llegaste muy probablemente serías menos distante…
-Buenos días- me dices con esa hermosa sonrisa tuya.
-Buen día- respondo con timidez, creo que mi cabeza me ha llevado lejos esta vez.
Te quedas mirando mi rostro con curiosidad, sé que estoy ruborizada por tanto pensar en ti y tenerte frente a mí en este momento. Retiras algo de mi rostro y después sonríes de nuevo, siento como si corazón saliera de mi pecho nuevamente, ¿Acaso te das cuento de eso?...
-Tenías un pétalo sobre tu frente- me dice mostrándomelo.
-Gracias por quitarlo- respondo temiendo que huyas al notar que me gustas…
Alguien te llama de lejos, es una de tus compañeras de clase, la saludas con la mano y vuelves tu mirada nuevamente a mí, me siento afortunada, quisiera gritar lo que siento y abrazarte tan fuerte…
-Debo irme, te veo luego Lizbeth.
Sólo asiento con la cabeza y corres hacia aquella compañera que te llamaba, camino dentro del edificio y sin mirar a nadie camino con rapidez al aula donde dejo mis cosas y me dejo caer en la butaca de nuevo pienso en ti…
Algo dentro de mí me pide que me detenga, que no sienta esto… Son los recuerdos de aquellas veces que terminé llorando a mares y con el corazón roto en mil pedazos por traiciones o por no ser correspondida… temo que suceda de nuevo. Quizás lo mejor será observarte de lejos, soñarte pero jamás decirte lo que siento por ti…
No puedo concentrarme en las clases, de por sí no suelo ser participativa pero ahora estoy distante… sólo puedo pensar en tu mirada y en tu sonrisa… ¿Está bien que sólo te sueñe?
-¿Te pasa algo Lizbeth?-
La voz de Nadya me despierta de mi sueño, debo estar muy distante como para que ella venga a preguntarme eso en plena clase…
-Sí- respondo titubeante –Sólo me duele un poco la cabeza…- digo para tratar de justificar mi distracción.
-Entonces ve a la enfermería Lizbeth- me dice la profesora Jenkins.
-Sí- respondo poniéndome de pie y caminando hacia la puerta, todos me miran de forma curiosa, como si adivinaran por lo que estoy pasando.
Camino lentamente en busca de la enfermería, ni siquiera me duele la cabeza pero estar fuera del salón, lejos de todas esas miradas curiosas a mí alrededor es mejor que nada…
-¿Lizbeth?-
Esa voz capta mi atención… ¡Eres tú! Me miras consternado, es rara la vez que yo visite la enfermería, tu mirada preocupada me llena de esperanza… quizás sí tengo una oportunidad de decirte lo que siento y ser correspondida por ti…
-¿Sí?- respondo distraída.
-¿Estás bien? ¿Te sientes mal?- preguntas con dejo de angustia.
-Sólo es un leve dolor de cabeza, nada que un analgésico no quite- respondo con amplia sonrisa, producto de mis ilusiones.
-¡Qué alivio!- te veo más tranquilo, cierras tus ojos para volverlos a abrir con una mirada llena de ternura.
-¿Tú te sientes bien?- alcanzo a decir antes que mis emociones me traicionen y diga algo de lo que posiblemente me arrepentiré más tarde.
-Sí, estoy ayudando a la enfermera Grace porque no vino el profesor Harris y no quería estar en el salón lleno de ruido-
-Vaya…- respondo curiosa -¿Te molesta estar en el aula cuando no hay profesor?- pregunto dejando notar un poco de mi interés por ti, espero a ver si lo notas…
Tu rostro continúa con la misma expresión cordial y amable, suspiras volviendo tu mirada hacia la ventana y con seriedad respondes:
-Sí, verás…- te detienes un segundo para volver a mirarme –mis compañeros son algo ruidosos y no me permiten pensar, ni leer, ni platicar a gusto, por eso prefiero salirme a ayudar aquí, y… ¿ves? Ahora mismo estoy teniendo una charla genial contigo sin necesidad de escándalos-
Me sonrojo sin poder evitarlo, estás prestándome tu atención y no sólo eso, estás disfrutando de mi compañía y de platicar conmigo… siento que mi corazón va a explotar de la emoción que me da al escucharte decir eso… te sientas a mi lado, es una fortuna que la enfermera no esté y pueda conversar contigo…
-¿Quieres que te dé el analgésico?- me preguntas retomando tu preocupación.
-Esperaré a la enfermera, no hay problema, tampoco el dolor es tan fuerte- respondo tratando de calmar tu preocupación.
-Oye Liz…- murmuras mirando hacia el suelo.
Te miro curiosa, tu tono de voz me deja fuera de mí, jamás te había escuchado hablar con timidez y debo admitir que me gusta…
-¿Dime?- pregunto tratando de infundirte confianza y puedas continuar.
-Me preguntaba si…- te detienes para mirarme con curiosidad –Si quisieras salir conmigo hoy por la tarde, claro, si no tienes muchos deberes.
Sonrío inevitablemente, es algo que me encantaría hacer pero no puedo articular palabra alguna… me siento angustiada porque mi gran felicidad está impidiéndome responderte, siento como si mi cabeza explotara y mi corazón se saliera de mi pecho… Sólo alcanzo a asentir con la cabeza y con mi amplia sonrisa que trata de disimular el mareo que estoy sintiendo.
-¡Perfecto!- exclamas con alegría cuando llega la enfermera Grace –Señorita Grace a Liz le duele la cabeza, y acaban de tocar el timbre para cambio de clase… te veo luego Liz-
Sales de la enfermería con esa sonrisa que jamás podré olvidar, la señorita Grace me da el analgésico y yo la miro con curiosidad, como si no supiera qué hacer con la tableta… ella me mira con tierna mirada y me dice:
-Es bonito enamorarse ¿verdad?- su sonrisa y actitud me llenan de paz, es comprensiva y logra calmarnos cuando estamos eufóricos y deprimidos…
-Sí- respondo feliz, aunque dentro de mí dudo que pueda ser posible que él estuviera enamorado de mí.
La señorita Grace nota mi inseguridad y tomando mis manos, me sonríe y me dice:
-Mira Lizbeth, al amor no hay que temerle, lo que no mata te hace más fuerte, y cuando tu corazón se rompe y sientes que no puedes enamorarte una vez más te das cuenta que el corazón es más fuerte de lo que parece-
Sus palabras me motivan a averiguar si él está interesado en mí de verdad… aunque mis miedos hacen que dude… ¿Qué debo hacer? ¿Hacer a un lado mis miedos y salir con él, o cancelarlo todo con cualquier pretexto?...
El resto del día de clase es igual, clase de matemáticas, ciencias… y yo sin poderme concentrar, no puedo definir qué quiero hacer en verdad… por fin miro el reloj del edificio central y están a punto de tocar el timbre para marcar la salida, no puedo esperar más… aunque, por el otro lado preferiría tener más tiempo para poder pensar en qué voy a hacer.
Por fin suena el timbre y lentamente guardo mis libros y me alisto para salir del salón, Nadya me mira preocupada, está esperándome quisiera poder decirle todo lo que me pasa pero no quiero que se burle de mí… la miro intentando tranquilizarla y con ligera sonrisa le digo:
-Adelántate, probablemente yo me tarde un poco más, quiero hablar con la señorita Grace un rato-
Nadya me mira curiosa, pero finalmente accede a irse sola y agitando su mano izquierda me dice que nos vemos el día de mañana y que espera llegue mejor, yo sólo puedo sonreír, de verdad es que no puedo ser más cerrada, por una cosa así hago toda una tormenta... miro hacia el patio, estando aún dentro del salón… él está ahí, ¿Esperándome?...
‘Tengo que intentarlo, aunque sea ésta vez’
Me digo tratando de darme fuerzas y valor, no puedo dejar que algo así cierre mi mundo… salgo del salón decidida a ir con él y charlar todo lo que nos sea posible. Salgo del edificio de aulas y le miro de lejos, está platicando con un par de sus compañeros… me mira y sonríe, es como si sus ojos se iluminaran al verme ¿Por qué?...
-¡Hola Liz!-
Su voz me muestra el entusiasmo que le da el verme… sus compañeros me miran extrañados… es como si se preguntasen porqué está tan emocionado de verme a mí en específico…
-Hola Rich…- digo sonriente y saludo amable a sus compañeros de clase, quienes responden a mi silencioso saludo con ligeras sonrisas.
-Bueno Jack, Salomón les veo mañana en clase, adiós- me toma de la mano y salimos de la escuela juntos…
Siento la mirada de sus compañeros y algunas chicas del colegio sobre nosotros, algunos curiosos, mientras que algunas chicas nos miran celosas, supongo que él debes ser muy popular en su grado… claro, es inteligente y muy guapo… sobre todo su mirada y esa sonrisa que es capaz de dejarme sin aliento.
Caminamos en el parque y me cuentas todo lo que te gusta el soccer, que el profesor de matemáticas no te soporta porque siempre aclaras tus dudas sin quedarte callado, comprendo algunos de tus sueños a futuro… te cuento los míos y lo que me ha pasado también, siempre tratando de evitar el tema del enamoramiento que para mí es delicado. Estoy tan feliz de que compartamos nuestros sueños y experiencias… quisiera que este momento nunca terminara.
-Oye Liz…- interrumpes el silencio que en el momento nos rodeaba, sólo te miro curiosa y con amplia sonrisa, aunque por dentro temo que me digas que te gusta alguien más… que quisieras que te ayudara… todos mis pensamientos y emociones encontradas me impiden concentrarme en tus palabras.
-Espera…- te digo antes de dejarte seguir, creo que ya me han lastimado mucho y escucharte decir eso me rompería el alma… -No pude escucharte, la verdad estoy muy desconcentrada, perdóname…-
Camino con rumbo a mi casa dejándote ahí mirándome marcharme, tu rostro se ve desencajado y no comprendo porqué… me detengo en la esquina y te miro, me siento morir… sabía que debía mirarte sólo de lejos, que no debía ilusionarme contigo… Mi miras de pie mirándote y corres hacia mí, gritas mi nombre pidiéndome que te espere, no sé si quiero hacerlo… algo dentro de mí me dice que me vaya, mientras que algo me impide moverme… ¿Qué pasa conmigo?
-Lizbeth…- dices jadeante por haber corrido –Me gustas mucho…-
¿Es en serio?... ¿Acaso eso dijo y yo salí corriendo?
-¿Qué?- te pregunto sin poder creerlo.
-De verdad que no me escuchaste nada- ríes ya más calmado –Te decía que siempre te miraba de lejos y que siempre que estabas sola leyendo me preguntaba qué pasaría si supieras que un popular jugador de soccer escolar estaba loco por ti…-
Sólo puedo mirarte, mis ojos se llenan de lágrimas, yo sentía justamente igual, siempre que le veía jugando soccer o entrenando me preguntaba ¿Y si tú supieras lo que siento por ti qué pasaría?...
-¿Por qué no lo dijiste antes?- pregunto curiosa y totalmente sonrojada, tus manos sobre mis mejillas secando las lágrimas que rodaron sobre ellas… me sonríes con ternura, tu mirada está llena de luz…
-Porque creí que sólo te agradaba charlar conmigo, como siempre pareces muy distante…-
Bajo la mirada de pronto, es cierto, yo misma he cerrado toda oportunidad de que se acercase a mí, y todo por mis miedos… ¡Sí que la señorita Grace tenía razón!.
-Yo también me preguntaba qué sucedería si tú supieras que me gustas mucho…- mi voz es temerosa, ‘Quizás se ría’ me digo internamente, pero me siento mejor de haberlo dicho.
Me abrazas, siento como si mi corazón fuese a salirse de mi pecho y mi cerebro a estallar… y de pronto me doy cuenta que tú atraviesas por lo mismo, tu pulso está muy acelerado… ¡Es cierto, te gusto tanto como tú a mí! Estoy emocionada, quisiera que este momento no terminara nunca.
FIN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario