Un año había pasado ya desde aquella cruenta batalla que, sin duda, las había dejado marcadas para el resto de sus días, Serena caminaba de regreso a casa cabizbaja por haber obtenido notas bajas en el último examen de matemáticas, y, aunque no era novedad que obtuviera calificaciones reprobatorias la actitud, por alguna razón, no era la usual…
-¿Todo bien cabeza de bombón?-
Aquella voz sin duda la hizo reaccionar enseguida.
-¡Haruka!- respondió sorprendida corriendo hacia su entrañable amiga -¿Me has estado siguiendo?-
-Te ví desde aquel local, pero tu expresión está llena de preocupación ¿Qué sucede?
La mirada de Haruka era contundente, parecía ser una de las pocas que podía ver a través de ella con suma facilidad, cosa que por supuesto, le incomodaba un poco.
-Na.. nada, todo está bien, sólo saqué malas notas de nuevo, esta vez mi madre sí que estará muy molesta.
-Ya veo, con que es por eso, sólo da tu mejor esfuerzo y verás como todo saldrá bien.
-Gracias Haruka pero… ¿Y Michiru?- la curiosidad de Serena se reflejaba en la expresión de su rostro, esa curiosidad que lograba confundir a Haruka -¿Dónde está?
-Eh… no lo sé, salió desde temprano, supongo que tenía diligencias que hacer- la joven de aspecto masculino bajó la mirada confundida –La verdad es que hace días no nos vemos-
-¿Cómo? ¿Ya no están viviendo juntas las cuatro?- preguntó Serena sumamente sorprendida.
-No, Michiru se fue hace un par de semanas, sólo la veo cuando habla con Hotaru o con Setsuna, no entiendo que sucede… pero supongo que necesita tiempo.
-Ten paciencia Haruka, verás como todo saldrá bien- aquella confiada sonrisa de Serena siempre solía infundir a las demás la calma y la confianza que necesitaban en tiempos difíciles –¡Ánimo!-
-Gracias, cabeza de bombón- una ligera sonrisa de agradecimiento se dejó ver en el rostro de Haruka a la vez que veía a aquella chiquilla correr con rumbo a su casa ya más tranquila y animada.
En el templo Hikawa, la joven sacerdotisa meditaba frente al fuego nuevamente, sin duda percibía algo que la dejaba sumamente intranquila y quería con desesperación averiguar a qué se debía su falta de serenidad…
-¡Rayos! No puedo lograrlo, cada vez estoy más intranquila…-
Aquella joven de largo cabello negro como la noche lucía completamente agotada por tantos intentos frente al fuego sagrado, sin duda alguna llevaba noches intentando averiguar qué la llenaba de impaciencia…
-Rei- interrumpió un hombre anciano –Es mejor que descanses mi pequeña, llevas noches así, no es sano, seguro no es nada…-
-Sí, tienes razón abuelo, iré a dormir- se levantó del suelo y caminó hacia su abuelo para besar su frente y retirarse de aquel salón del fuego.
La noche parecía transcurrir sin novedades, parecía completamente tranquila, la luz de la luna llena que alumbraba la playa le llenaba de un sentimiento aún más nostálgico, sin comprender totalmente a qué se debía aquello. Su ondulado cabello color turquesa, como si del mar se tratase, revoloteaba cerca de su pálido rostro cubriendo su vista de vez en vez.
‘No logro comprender por qué me siento así, todo parece estar en absoluta calma…’
Pensaba la joven incesantemente mientras se arrodillaba sobre la blanca arena e inclinándose sobre sus manos, un par de lágrimas surcaron su rostro cayendo inmediatamente a la arena, llevó su mano izquierda a su boca para tratar de calmar su llanto, sin conseguirlo plenamente…
‘¿Por qué? ¿Por qué?’
Se preguntaba siempre lo mismo cada vez que comenzaba a llorar de esa manera, odiaba sentirse así, vulnerable, débil… sola.
Miró a lo lejos su violín tendido en el suelo, extendió su mano para alcanzarlo. Una vez en sus manos comenzó a tocarlo aquellas notas estaban cargadas con toda la nostalgia y melancolía que Michiru sentía en su corazón… sentimientos que estaba siendo contagiosos para las tres jóvenes que la observaban desde lejos.
-Creo que debemos ir con ella y que sepa que no está sola- dijo la más pequeña de las tres.
-No Hotaru, Michiru no nos perdonaría si sabe que la hemos espiado en sus momentos de soledad.
-No lo sé Setsuna, pero quizás Hotaru tenga razón- interrumpió Haruka a sus compañeras –No sabemos lo que pasa con Michiru, pero sin duda me preocupa-
-No es que no me preocupe Haruka, no me malinterpretes, pero todos necesitamos un tiempo a solas de vez en cuando para valorar lo que tenemos y salir de todo lo que nos preocupe.
La serenidad de Setsuna logró tranquilizar a sus compañeras, sin duda Setsuna era sabia y entendía que lo mejor era dejar sola a Michiru, darle tiempo para solucionar sus conflictos y cuando volviera a ellas recibirla con todo el apoyo y cariño que solían profesarse como compañeras siempre. Se alejaron finalmente de aquella playa, si Michiru notaba su presencia era muy probable que se molestara demasiado.
***
-¡SERENA YA VÁMONOS!-
-¡Dios Mina! No necesitas gritar de esa manera- decía la joven Lita a su rubia compañera.
-Se nos está haciendo tarde ¿no?- preguntó Mina apurada-
-Sí, bueno, pero no es para tanto…-
-Ya estoy lista- Serena salía de su casa con enorme sonrisa dejando a sus compañeras sorprendidas.
-Pero… si ayer lucías terrible ¿Ahora qué pasó?- preguntó Mina confundida.
-Ah pues… es que… ayer ví a Darien- respondió Serena totalmente sonrojada.
-Ya lo veía venir…- suspiraba resignada la ruidosa Mina.
-Bueno, bueno ¿Nos vamos ya?- preguntaba Lita viendo su reloj –Se nos está haciendo verdaderamente tarde-
-Sí, sí, vámonos- asintieron ambas chicas.
Corrieron a toda velocidad a su escuela para toparse con una lujosa limusina estorbando la entrada de la preparatoria.
-¡Rayos!- exclamó Mina buscando una forma de entrar.
-Y ¿Ahora qué hacemos?- preguntó Serena preocupada escuchando las campanadas para iniciar la primera hora clase.
-Encontrar la manera de entrar, ¡Corran!- pronunció Lita corriendo a uno de los extremos de la limusina para rodearla y así entrar a la escuela.
Una vez dentro de la escuela se detuvieron para observar que de la limusina descendía una joven de largo cabello lila y ojos azules, acompañada por ocho atractivos, pero extraños, chicos que parecían muy serios y formales.
-¿Quién será?- preguntó Serena abrumada por tanta ceremonia al recibirla.
-Ni idea, pero supongo que será mejor averiguarlo después, Amy está haciéndonos señas desde el salón de clases- dijo Lita señalando a su joven amiga a lo alto del edificio.
-Sí, después veremos…- dijo Mina apurada mientras jalaba a Serena con rumbo al salón.
Aquella extraña joven miró a las tres jovencillas correr a su salón fijando su mirada en Serena…
-¿Sucede algo señorita Kido?- preguntó un joven alto de largo cabello y ojos verdes.
-No lo sé Saga- respondió la chica a su guardián –Percibí una muy fuerte cosmoenergía, sólo eso-
-Ya tendremos tiempo de averiguarlo Saori- respondió Seiya confiado ante la mirada de complicidad de su rubio compañero Hyoga.
-Lo sé, será mejor que vayamos de una vez a organizar aquel evento- sugirió Saori caminando hacia el interior de la preparatoria local.
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