28 sept 2009

Determinación.

La noche transcurrió en absoluta calma, Pirois por fin estaba recluido en el salón del silencio, lo que impediría que Helios supiera que la alianza lo sabía todo. El guerrero solar pasó la noche pensando una y otra vez en lo que había sucedido horas atrás con ambas diosas y en las palabras de Mime; sin lugar a dudas estaba dándose cuenta que luchar contra esa alianza sería muy difícil, sobre todo porque los guerreros asgardianos estaban coludidos con la alianza entre Athena y Selene.

Sencillamente no pudo dormir, la sola idea de que sus compañeros se enfrentaran a tantos guerreros le sacudía por dentro; por un lado quería advertirles de lo que podría suceder y tratar de frenar la guerra por venganza que Helios pretendía; pero por otro lado si daba a conocer a Helios la verdadera posición de los asgardianos sería su muerte segura, la muerte de Mime, quien le había protegido ante la alianza y había evitado que Deathmask le matara.

‘Después de todo no hay nada que pueda hacer ya…’ se dijo tratando de calmar su espíritu. Sabía que aunque intentara comunicarse con su dios le sería imposible, primero necesitaba huir del salón del silencio, y este estaba dentro del templo principal del santuario de Athena, todo el tiempo estaba siendo vigilado, sobre todo con la amenaza del ataque de Helios.

– ¿Pirois? –preguntó Saga desde el exterior del salón.

– ¿Qué? –respondió agotado el guerrero solar.

–Voy a pasarte tu comida por la rendija que está junto a la puerta, come, créeme hacer algo estúpido no va a ayudar a Helios en nada.

–Entiendo… –respondió desganado el guerrero acercándose a la rendija para comer lo que le habían llevado.

–Vendrán después por los trastos, sólo colócalos en la misma rendija.

–Sí, gracias.

–Claro, hasta después.

–Oye, ¿existe la posibilidad de que pueda hablar con Mime? –preguntó el inglés

–Le diré, supongo que no va a oponerse a hacerlo. –respondió el geminiano finalmente, alejándose del salón.

Saga ingresó al comedor en el salón principal; todos conversaban mientras desayunaban, sin detenerse se dirigió hasta donde estaba Mime conversando con Phenril y se detuvo mirándolo con seriedad.

–Necesito que vengas conmigo Mime. –dijo con frialdad el geminiano.

Mime asintió con la cabeza y, confundido, se levantó para acompañar a Saga afuera del comedor; todos observaron la escena con curiosidad, ciertamente Saga podía atemorizar a cualquiera pero había estado muy tranquilo últimamente, “¿acaso Mime les había traicionado y por eso Saga quería hablar con él?” se preguntaban algunos mientras  otros sólo continuaron conversando y desayunando sin dar mayor importancia a lo que acababa de suceder.

–Pirois dijo que quiere hablar contigo, ¿sabes dónde queda el salón del silencio? –preguntó el griego logrando esclarecer las dudas del rubio quién enseguida asintió con la cabeza sin emitir una sola palabra. –Yo aprovecharía mientras todos desayunan, créeme, nadie interrumpirá o espiará su conversación-

–Gracias Saga. –dijo aliviado el dios guerrero caminando lentamente hacia el pasillo que conducía al salón donde Pirois se encontraba encerrado.

Por su parte, Kazahaya caminaba en las afueras del templo principal cuando un aún molesto Deathmask salí del templo principal.

– ¡A un lado mocosa que estorbas!

– ¡Qué educación la tuya! –Reclamó la joven guerrera mirándolo con molestia –Igualmente aquí el que se equivocó eres tú, nadie más.

– ¿Qué dijiste? –preguntó el caballero de Cáncer molesto.

–Lo que oíste.

–No, no, no… ¡Repítelo mocosa del demonio!

–Que aquí el único que comete errores estratégicos en la misión eres tú, por inepto e imprudente. –respondió la guerrera con amplia sonrisa, a punto de soltar la carcajada.

–Te vas a morir… –amenazó el guardián del cuarto templo más enojado.

– ¡Oh vamos Deathmask! Comete otra imprudencia, mátame. Veamos si matando a una aliada recibes lo que te mereces por fin. ¡Idiota!

– ¡Deathmask! –exclamó molesta Saori saliendo del templo principal.

– ¿Sí señorita Kido? –preguntó servilmente el italiano.

–Déjate de estupideces, no es correcto que estén peleando por idioteces, ¿está claro para los dos?

–Sí señorita Saori. –Dijo Kazahaya arrepentida –Lo lamento Deathmask, no vuelvo a llamarte idiota o inepto.

– ¡Como sea! –bufó Deathmask enojado.

–Deathmask… –musitó enojada Saori.

– ¡Ah ya! Yo también lo siento mocosa. –dijo desviando la mirada de sus interlocutoras.

– ¡Disculpa aceptada Deathmask! –exclamó entusiasmada Kazahaya.

–Si es que eso fue una disculpa… –criticó Saori dándose por vencida con la actitud orgullosa de su guerrero.

Saori regresó al templo principal mientras Deathmask descendía hacia su templo siendo seguido por la curiosa Kazahaya, quien ya había notado la molestia del italiano hacia su presencia.

–Y dime Deathmask, ¿por qué lo hiciste?

– ¿Hacer qué?

–No te hagas Deathmask, atacar al guerrero del Sol.

–Porque… ¡olvídalo! No entenderías jamás.

–No voy a dejar de seguirte hasta que me digas. –amenazó la rubia guerrera.

–Entra –dijo el italiano pidiéndole que entrase a su templo –Te diré todo pero no afuera.

– ¡Tu templo apesta a muerto! –se quejó la joven guerrera ingresando al cuarto templo.

–Sí, sí, sí. Pero tú querías saber, ¿no es así? ¡Ahora te aguantas!

– ¡Ya qué! –se quejó la chica sentándose en lo que parecía un sillón.

El guardián del cuarto templo caminó hasta una silla que se encontraba cerca de las escaleras internas del templo y se dejó caer pesadamente.

– ¿Qué querías mocosa? –preguntó de mala gana el guerrero.

– ¿Por qué atacaste a Pirois sabiendo que iban a sancionarte porque no habías recibido esa instrucción?

–Es sencillo, yo creo que lo mejor es acabar con los enemigos, probablemente se habría adelantado la guerra, pero creo que hemos hecho un buen trabajo hasta ahora, hemos construido une quipo, ¿sabes? No solía trabajar en equipo, pero la convivencia con tus compañeras y tu prima en la batalla contra Afrodita me enseñaron que es importante saber trabajar con otros para lograr la meta. –explicó el guerrero de cánce a un atenta Kazahaya.

–Ya veo… Haruka, ¿era muy fuerte? –preguntó tímidamente la rubia guerrera.

–Así es, tu prima pudo combatir conmigo, parecía no temerle a nada. Hasta era imprudente como yo. Quizás por eso me agradaba, pero jamás me atreví a decírselo y hoy es demasiado tarde.

– ¿Tú y Aphrodite tienen una relación?

–Tuvimos, ya no. Él es muy complicado y yo no voy con todas las cursilerías que a él tanto le gustan, así que peleábamos mucho. ¿Por qué eres tan curiosa? –cuestionó incómodo el guerrero.

–Siempre he sido así, mis padres se la pasan callándome, dicen que soy muy imprudente y atolondrada, pero la verdad es que estoy llena de miedos, ¿sabes? Creo que yo voy a decepcionarlos a todos en esta batalla, no creo ser tan fuerte e intrépida como lo era Haruka.

–Esas son estupideces y complejos, olvídate de eso. Nosotros estamos luchando por la justicia en esta tierra, la justicia debe prevalecer, somos más fuertes que el enemigo, que no se te olvide. Además has estado entrenando con Milo, Camus y Saga, ¿no?

–Sí. –respondió tímidamente la joven guerrera.

–Ellos son de los más fuertes en el santuario, además tienes fuerza de voluntad, la que te ha hecho llegar a responder a sus ataques casi a su nivel, tal y como algunas de tus compañeras han hecho en estos entrenamientos que hemos tenido a escondidas del sujeto ese al que quería matar.

–Supongo…

–No te llenes la cabeza de idioteces. Confía en ti y en nosotros, sólo así pondremos a Helios y sus títeres en su lugar.

–Tienes razón, voy a entrenar más duro, lo prometo.

–Bien niña. Ahora si me disculpas debo encerrarme para cumplir con mi sanción por haber atacado al patético guerrerete ese.

–Claro, adiós Deathmask, y gracias.

La joven guerrera salió del templo de cáncer entusiasmada, el italiano la miró marcharse recordando sus constantes pleitos con Haruka en Tokio, sonrió ligeramente y se internó en su habitación para demostrar a su diosa que estaba cumpliendo con su sanción.

En el templo principal, Mime llegó a las afueras del salón del silencio, donde Pirois permanecía encerrado, había estado pensando demasiado en qué le diría al guerrero solar, sabía que él tenía conocimiento de toda la verdad, y ponerse a inventar pretextos haría de él un completo idiota, así que dedicarse a evitar responder no era tampoco una solución. Lo mejor era resignarse a perderlo todo, pero al menos saber que estaría vivo al terminar la batalla que se avecinaba.

– ¿Mime, eres tú? –preguntó Pirois confundido desde el interior del salón.

–Sí, soy yo. Saga me dijo que querías hablar conmigo, ¿qué pasa? –preguntó fríamente el guerrero asgardiano.

–Sí… la verdad es que eres el único aquí con el que podría charlar, después de todo. –explicó en tono melancólico el guerrero solar.

–No van a matarte, incluso no te odian, porque de hecho ni te conocen. –respondió Mime sentándose en el suelo junto a la puerta del salón.

–Lo sé. ¿Estuviste aliado con ellos todo el tiempo?

–Sí, Sigfried sabe que Circe hechizó a la señorita Hilda para acceder a ayudarlos, ya habíamos pasado por algo similar con Poseidón, y Athena nos ayudó, bueno, nosotros les combatimos con todo, pero al final ella y sus guerreros salvaron a la señorita Hilda, a Asgard y a nosotros también.

–Sí, Circe es hechicera... así que todos ustedes están coludidos.

–No, Alberich no, él siempre piensa en sí mismo y en idioteces. Así que él no cuenta, pero los demás sí. –respondió el rubio.

–Ya veo, ¿qué has dicho en Rodas últimamente? –cuestionó curioso el guerrero solar.

–Lo de todos los días, que hay tensiones y enemistades entre los aliados, que estás indagando para ver qué sacas. Sólo eso. –dijo Mime.

– ¿Por qué me ayudaste si al final de cuentas también soy tu enemigo?

–Eso es fácil de responder, por dos razones, la primera es que me sirves más vivo y aquí encerrado, así puedo darle más tiempo a la alianza de prepararse para la batalla; la otra es que no quiero que mueras, eres buena persona Richard, no deberías estar involucrado en esta clase de batallas por venganzas ajenas a ti.

–Existe algo llamado lealtad Mime.

–Lo sé, pero me sentiría mal de tener que matarte yo mismo. Me gustas Pirois, esa es una realidad, pero si insistes en esta descabellada idea de apoyar a Helios en esta idiotez suya no podré impedir que acaben contigo.

–También me gustas Mime, pero tengo un deber…

–No, una vez que tu dios venga a atacar la batalla habrá iniciado, mi gente va a volteársele a Helios y entonces se verá quién puede más, su necedad o la justicia. –Respondió Mime poniéndose de pie –Te dejo, tengo que entrenar, Milo dijo que podía entrenar con él.

– ¡Mime! –exclamó el guerrero solar tratando de hacerlo detenerse o volver a charlar con él.

Mime salió del templo principal con destino a la explanada del santuario para realizar su debido entrenamiento con el guerrero de Escorpión, mientras Pirois meditaba lo que el dios guerrero le había dicho, de alguna manera lo que Mime le decía tenía lógica, pero sabía que no había nada que él pudiera hacer en su condición actual. Lo único que le restaba era permanecer tranquilo y cooperar con Athena y Selene en lo que pudiera, quizás sólo así aquella descabellada batalla por venganza de Helios sólo se disiparía, o terminaría con la derrota de su dios.

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Próximo capítulo: La intervención de Faetón.

Lamento la tardanza :S

5 comentarios:

Anónimo dijo...

volviste conti porfas conti

Anónimo dijo...

Genial!!!!! Adoro que hayas vuelto!!!! Nos dejaste mucho tiempo en suspenso!!! Porfis continua!!! tu historia es de las mejores!!! =)

Anónimo dijo...

Muchas gracias por continuar! pense que nos habias abandonado y dejado esta gran secuela incompleta. Este es uno de los pocos fics en el cual puedo disfrutar de Michiru individualmente como una guerrera y persona y no solo como una extencion de Haruka, ademas de que la emparejaste con uno de mis santos preferidos, gracias y espero que actualizes pronto, este y El Caos de Afrodita son dos de los mejores fics que he leido, y eso que he leido mucho. :)

Anónimo dijo...

Gracias!!! Espero con muchisisimas ansias el proximo capitulo! Por favor continua!.

Anónimo dijo...

Me encanta estefic, plis no tardes tanto en actualizar. Tu eres una gran escritora :D