25 dic 2009

Aclarando puntos.

El llanto de Lita no cesaba, Phenril trató de calmarla en varias ocasiones hasta que la joven quedó profundamente dormida, la levantó en sus brazos y la colocó sobre su cama para dejarla dormir, seguro estaba muy cansada para despertarla y pedirle que fuera a su alcoba y si la llevaba él mismo se pensaría mal de él.

La mañana llegó al santuario de Athena y desde muy temprano comenzó a escucharse movimiento en el templo principal, Phenril despertó en el suelo junto a Yin que sólo le miraba sin hacer ruido alguno, Lita apenas comenzaba a despertarse, de inmediato identificó que la alcoba en la que estaba era la del asgardiano por lo que agitada se levantó apenada, había llorado por horas, y aunque su angustia no había pasado aún tenía que hacer algo y dejar de preocuparse.

—Buenos días, gracias por dejarme la cama, te veo luego— dijo Lita abriendo la puerta cuidando no ser vista.

Phenril no pudo articular palabra alguna, sin duda aún estaba preocupada pero debía cumplir su promesa e ir a hablar con Saori y serena lo antes posible, y así planear algo para que en Rodas no sospecharan y sus compañeros pudieran salir de ahí.

Salió de su habitación tras haberse bañado y vestido, caminó hacia el salón del trono de Athena, donde normalmente ella y Serena charlaban por la mañana antes de ir a desayunar, un guardia trató de impedirle el paso siendo detenido por la propia Serena quien le invitó a entrar al salón…

—Buenos días— dijo Phenril haciendo una reverencia ante ambas diosas.

Saori y serena sonrieron ante el gesto del guerrero quien se levantó enseguida para comenzar con su explicación, tenía que ser claro y específico, no prestarse a malas interpretaciones, sino eso podría ser fatal. Mientras explicaba todo vio la angustia en los rostros de las diosas, Serena comenzó a llorar en silencio permitiendo que el asgardiano terminara de explicarlo todo, una vez terminado Serena se levantó de su asiento sin dar crédito a lo que acababa de escuchar, Saori y Phenril sólo la miraban sin entender su reacción.

—Yo soñé con él antes de venir a Atenas— musitó Serena con la voz plagada de angustia.

—¿Cómo?— preguntó Saori preocupada.

—Sí, primero pensé que sólo se trataba del regreso de mi memoria milenaria, pero ahora que Phenril explica esto no puedo pensar otra cosa que no sea que el soñarlo fue una advertencia, de una u otra manera estoy ligada a Helios— explicó Serena mirando a ambos.

—Probablemente— sugirió Saori –lo que debemos hacer ahora es pensar qué hacer, no podemos ser obvios o Aetón matará a los asgardianos junto con otros guerreros.

—Cierto…— musitó Serena pensativa.

—¿Quién más sabe de esto?— preguntó Saori al guerrero presente.

—Lita, sólo ella, de hecho fue quien me pidió venir a decirlo todo, yo planeaba engañar a Aetón un tiempo y provocar que mis compañeros vinieran aquí— explicó Phenril mientras Saori y Serena le escuchaban con atención.

La explicación detallada de Phenril les clarificaba poco a poco las cosas, tenían que actuar, de eso estaban seguras, pero el modo de proceder sería crucial para una situación como la que estaban atravesando.

—Tenemos que pensar qué vamos a hacer, no podemos dar señales equivocadas y propiciar un desastre— dijo Saori levantándose de su trono y caminando hacia la puerta del salón.

—Esto está muy complicado, primero debemos lograr que tus compañeros vengan aquí, o lograr que no sospechen de ustedes y que cuando decidan a venir a atacar ustedes se vuelvan en su contra, las opciones son muy reducidas— dedujo Serena mirando hacia Phenril quien sólo asentía sin decir una sola palabra.

—¿Qué será lo mejor?— preguntó finalmente Saori tras darle varias vueltas al asunto en su cabeza.

—Creo que lo mejor será mantenerles a todos informados de lo que sucede por completo para no caer en provocaciones o errores— sugirió Serena dudando.

—Pero…— interrumpió Phenril –¿Acaso eso no es muy arriesgado?—

—Tal vez, pero no podemos engañarles, creo que Serena tiene razón y debemos explicarles todo, tal vez Saga pueda hacer alguna sugerencia, es de mi entera confianza—

Phenril sólo asintió con la cabeza, sabía que se haría un escándalo completo por el asunto, pero no podía ir en contra de lo que Athena y Selene dispusieran, ya que después de todo la seguridad de Asgard dependía de lo que como alianza realizaran.

Así, Saori pidió amablemente a un soldado que llamara a Saga y Mina para comentarles lo que estaba sucediendo mientras Serena salía en busca de Lita para que confirmara o rebatiera lo dicho por Phenril.

Al cabo de media hora todos los que habían sido llamados estaban presentes en el salón del trono en el templo principal, Saori y Serena lucían angustiadas, situación que no agradaba nada a Saga quien sospechaba desde ya, que algo andaba muy mal para que les citaran de improviso y con carácter de urgente.

—Aquí estamos— dijo finalmente el geminiano rompiendo el silencio sepulcral que inundaba el salón.

—Siéntense por favor— pidió Saori a los presentes.

—Necesitamos tomar esto con mucha calma— pidió Serena logrando preocupar a Mina –Debemos pensar rápido y actuar lo más pronto posible, lo que se viene es horrible—

‘Lo que se viene es horrible’

Esa sencilla frase logró crispar los nervios de los presentes, Lita sólo miraba el suelo completamente inmóvil, situación que llamaba poderosamente la atención de Mina quien ya estaba nerviosa por lo que estaba pasando.

—Helios ha despertado— dijo finalmente Saori, Saga se levantó de la silla de inmediato, no eran malas noticias, era  una pésima situación la que se venía encima.

—¿Helios?— preguntó Mina desconcertada.

—Así es Mina— dijo Serena con mirada triste

 —Helios es el dios del Sol, hermano gemelo de Selene— explicó Saori –En la última batalla contra Helios estábamos aliados y logramos derrotarlo a un costo muy elevado, pero ahora ha vuelto con la sed de venganza—

—Ya veo— dijo Mina pensativa.

—¿Y qué tiene que ver Phenril con todo esto?— preguntó Saga de forma perspicaz.

—Circe con sus hechizos logró envolver a la señorita Hila, ella nos envió a ayudar a Helios en su batalla, Sigfried lo sabía y nos advirtió pidiéndonos que avisáramos al santuario de Athena  lo que estaba pasando—

—Ah ya…— suspiró el geminiano caminando en círculos en el salón mientras pensaba algo qué sugerir.

—Helios no sólo cuenta con el apoyo de Hila sino de un guerrero que, en sus palabras, lograría acabar con la líder de las guerreras de la Luna— concluyó Phenril logrando captar de lleno la atención de Saga y Mina.

—¿Cómo?— preguntó Saga preocupado.

—Un guerrero que es capaz de acabar conmigo…— musitó Mina pensativa –necesito recuperar totalmente mi memoria milenaria—
—¿Aún no lo han hecho?— preguntó Saori angustiada.

—No, sólo Uranus, Neptune, Pluto y Saturn tienen ventaja por ese lado— intervino Lita finalmente.

—Ya veo, deben trabajar con eso, esa memoria milenaria les será muy útil, sobre todo por todo lo que Helios está representando para todos— pidió Saori mientras Mina sólo asentía intentando recordar quién podría ser el misterioso guerrero capaz de acabarla.

—Debemos pensar ya— suplicó Serena –No puedo perder a una más de mis amigas por una batalla en la que realmente me buscan a mí—

—¡Basta Serena!— exclamó Mina alterada –Ya pensaremos en algo—

Todos enmudecieron, realmente estaban tensas, quizás el hecho de no recordarlo todo lograba alterarles más, pero con ese estado de ánimo no se lograría un resultado benéfico no para ellos como alianza, no para la humanidad.

—Sugiero que mantengamos la calma, Phenril ¿Helios ya sabe cómo va a proceder?— preguntó Saga tratando de calmar las cosas, una histeria colectiva no ayudaría en nada.

—No, por eso se supone que estoy aquí, para vigilarlos y pasarle información a Aetón, es decir, Frederick— explicó el asgardiano.

—Perfecto, pásale información errónea de las cosas importantes y verdadera de las trivialidades— dijo Mina razonando lo dicho.

—Eso suena razonable…— musitó Saga pensando –Dile cosas como que si bien hay guerreros que nos llevamos bien, los hay que no se soportan y se ponen el pie en toda actividad que has visto, que incluso entre las diosas hay rivalidad—

—Bien, eso haré y diré que hay guerreras que prefieren salir a asolearse que convivir con los guerreros, que hay guerreros que se la pasan burlándose de algunas chicas— sugirió Phenril mientras los demás asentían con la cabeza aún pensando qué más hacer.

—Eso sólo atrasará las cosas un tiempo— intervino Saori –mientras debemos prepararnos nosotros—

—Debemos encontrar a una compañera— pensó Serena en voz alta logrando llamar la atención de los presentes.

—¿Cómo?— preguntó Lita aturdida.

—Sailor Uranus murió en la última batalla— dijo Mina reaccionando –Debemos hallar a la próxima Sailor Uranus, nuestro poder en conjunto se verá reducido si no lo hacemos—
—No sólo eso, debemos entrenarla, hay que decirle a Neptune que la encuentre— pidió Serena mirando a Mina.

—Así lo haré, ya vengo— dijo la guerrera saliendo del salón en búsqueda de la guerrera de Neptuno.

Salió del templo principal tras no encontrarla al interior, seguramente estaba en Acuario con Camus, odiaba interrumpir, pero no tenía otra opción era una situación importante. Descendió a través de la escalinata hasta el décimo templo e ingresó al mismo buscando a Michiru sólo con la mirada, seguramente se hallaban en la habitación del guerrero, sí que sería una interrupción inoportuna.

—¿Michiru?— llamó desde la planta baja del templo.

—¿Mina?— respondió la joven guerrera saliendo de una habitación en la misma planta, aparentemente una pequeña sala —¿Qué sucede?—

—Necesito comunicarte instrucciones de nuestra princesa— dijo la guerrera ante el asombro de Michiru.

—Claro— respondió mirando al guerrero que se encontraba sentado mirándola –Ya vuelvo Camus—

Ambas guerreras salieron del templo y caminaron a través de las escaleras mientras Mina intentaba explicar lo que estaba sucediendo.

—Así que debemos combatir de nuevo, ahora con Helios— dijo con expresión ensombrecida la joven guerrera.

—No sólo eso, debemos hallar a Sailor Uranus, tras la muerte de Haruka debe haber alguien que haya heredado el poder de Uranus, será la nueva Sailor Uranus, sé lo difícil que esto es para ti Michiru— dijo Mina notando la entristecida expresión de su compañera y amiga.

—Está bien, me encargaré de buscar a Uranus, seguramente tiene algo que ver con su familia y sólo yo les conozco— dijo firmemente la violinista.

—Perfecto Michiru, como esta situación es inusitada supongo que dispones de la ayuda de quien quieras— aseguró la líder de las guerreras.

—Bien, me iré a Japón lo más pronto posible, quizá Setsuna y Camus vengan conmigo, procuraré no tardarme mucho, mientras tanto distraigan al tal Frederick con tonterías, para que Helios se lleve una impresión errónea de todo lo que sucede aquí— dijo Michiru caminando de nuevo hacia Acuario.

Pidió, a través de su intercomunicador que Setsuna les buscase en el templo del francés para explicarle su nueva misión y poder llevarla a cabo lo más pronto posible.

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