Lita se sentó en las escaleras que daban hacia el templo de Aries, el sol brillaba a todo lo que daba y la temperatura del ambiente rozaba los 37 grados, el guerrero la miraba con calma, él también se había cansado pero más por no estar acostumbrado a esas temperaturas que por bajar la escalinata y atravesar los templos.
—Podemos esperar más tiempo si quieres— sugirió él mirándola respirar agitadamente.
— ¿Te gusta nadar?— preguntó la chica pensando que lo mejor para convivir con él sin que sospechase nada era hacer algo casual que no la cansara para poder observar y analizar.
—Sí, ¿quieres nadar?— preguntó con tono extrañamente amable el guerrero cosa que desconcertó a la joven guerrera.
—Claro…— dijo mirando hacia los templos superiores —¿Por qué no invitamos a Mina y Saga?— sugirió recordando que cerca de una hora antes ambos habían salido del templo principal con el pretexto de que Mina conociera el templo del geminiano.
—Por supuesto, pero, ¿Dónde están?— preguntó mirando a la joven que parecía distraída.
—En Géminis— respondió levantándose –Iré por ellos, no tardo— dijo corriendo escaleras arriba para buscar a su amiga y que ésta le ayudase a analizar la conducta de aquel muchacho.
Phenril se quedó mirándola correr extrañado, ¿acaso la había puesto nerviosa o la había asustado?
Lita entró a Géminis buscando a Mina, seguramente estaban en la alcoba de Saga… temía interrumpir algo pero sola no podría con su misión, después de todo todas ellas se habían propuesto hacerlo.
—¿Mina?— preguntó en voz alta Lita.
La voz de la joven resonó en todo el templo, en la habitación de Saga, el geminiano acariciaba el abdomen desnudo de la chica frente a él sin dejar de besarla y profesarle su amor mientras la joven sólo suspiraba y ahogaba sus gemidos en el cuello del guerrero o con sus labios.
—Es Lita— musitó Mina mirando a Saga quien sólo sonrió besándola nuevamente.
—Lo sé, supongo que es mejor bajar a ver qué sucede— sugirió el griego acercándole su blusa para que se la colocara mientras él, a su vez, colocaba de nuevo su camisa.
Descendieron las escaleras tomados de la mano hasta que Lita pudo verlos debido a la poca iluminación que había dentro del templo de Géminis.
—Hola Lita— dijo Mina sonriente.
—Hola, venía a invitarlos a nadar en el riachuelo, iremos Phenril, su lobo y yo— sugirió la joven a su amiga y el geminiano quien sólo miró a la rubia esperando que ella tomara la decisión.
—Claro— dijo Mina apretando la mano de Saga —¿vienes, verdad?—
—Por supuesto, vamos pues— respondió Saga caminando detrás de ambas jóvenes que parecían entusiasmadas por aquella pequeña excursión.
Llegaron los tres a donde Phenril y Yin esperaban pacientemente, las jóvenes caminaron delante de ambos guerreros y el lobo mientras conversaban de lo que planeaban hacer al día siguiente, Saga se limitó a responder las pocas preguntas que Phenril hacía y cuando el griego cuestionaba el asgardiano también se limitaba a responder. Caminaron a través de bosque griego hasta llegar a un pequeño claro donde parte del riachuelo corría…
Ambas jóvenes se acercaron a la orilla para sentarse y poder conversar de lo que Lita había percibido, tenían que ser discretas, sobre todo porque parecía que ambos no se llevaban precisamente de amigos, sentadas se despojaron de su ropa para quedar en el traje de baño que llevaban debajo de la ropa porque tenían planeado ir a la playa juntas de nuevo.
Entraron al riachuelo y se sumergieron por completo para comenzar a jugar en el agua mientras Saga las miraba sentado y recargado en un árbol.
— ¿No vas a nadar?— preguntó Phenril extrañado de ver al geminiano en esa posición.
—En un rato— respondió recargando su cabeza sobre sus brazos y dejando que el viento jugara con su cabello.
—Claro— musitó el asgardiano quitándose la playera y el pantalón para quedar en boxer y poder nadar de forma más cómoda, estaba con chicas, no podía nadar como solía hacerlo en Asgard, sin una sola prenda…
Los tres conversaron animadamente, parecía ser que Phenril estaba sintiéndose en confianza con las chicas y conversaba abiertamente del tema que se sugiriera, Saga se acercó ya una vez desprovisto de su camisa y pantalón para unirse al grupo, se imaginaba que las guerreras se traían algo entre manos, eran amigables pero no tan sospechosamente amigables, y quería averiguarlo.
El tiempo pasó sin que ninguno de los cuatro lo percibiera hasta que Phenril se dio cuenta que comenzaba a anochecer y recordó que había quedado de reunirse con Aetón, quien lo esperaría en el pueblo, debía apresurarse sin parecer sospechoso sobre todo porque el parecerlo comprometía su verdadera misión, no la que Helios le había encomendado.
—Necesito comprar unas cosas en el pueblo— dijo haciendo mueca de fastidio el guerrero ante la mirada expectante de las jóvenes y del geminiano.
—Claro, vayamos al pueblo entonces— sugirió Saga –Sirve que consigo lo que necesito para arreglar esa lámpara que el bruto de Kanon rompió—
—Pues vamos— dijo Lita saliendo del agua para comenzar a secarse y vestirse, mientras los demás hacían lo mismo.
Phenril estaba tenso, sabía que si ellos veían a Aetón quizás sospecharían algo extraño y su estancia en el santuario de Athena estaría vigilada y sería accidentada.
Llegaron al pueblo haciendo bromas leves entre ellas con Saga mientras Phenril sólo les miraba y ahogaba su risa para que no se interpretara que se burlaba de uno u otro.
Llegaron a la plaza central de pueblo y desde lejos Phenril distinguió a Aetón quien le miró acompañado por ambas guerreras y por el geminiano, supuso que no era precisamente el mejor momento de reunirse a menos que encontrara el pretexto adecuado de acercarse y poder hablar con Phenril. Pensó un par de minutos mientras los veía charlar antes que Saga caminara con Mina hacia una tienda cercana y decidió acercarse.
— ¿Phenril?— preguntó Aetón confundido.
— ¿Sí?— respondió el asgardiano volviéndose hacia el dueño de aquella voz que le hablaba.
— ¡Tanto tiempo!— respondió el guerrero solar saludando de mano al guerrero.
—Sí, tanto Frederick— respondió Phenril respondiendo el gesto del guerrero solar — ¿También de vacaciones?—
—Sí, necesitaba salir de Asgard un tiempo y me decidí por las costas griegas, pero, ¿y tu linda amiga es?— preguntó el rubio hombre que saludaba de forma tan familiar a Phenril.
—Soy Lita Kino— respondió sonriente la joven guerrera.
—No pareces de aquí— inquirió Aetón de forma coqueta.
—No, de hecho soy de Tokio y vine de vacaciones con algunas amigas— explicó Lita amablemente, se sentía intimidada por la extraña forma de coquetear de aquel hombre alto y rubio, sobre todo por esos ojos azul acero que impactaban de primera impresión.
—Vaya, es interesante conocer gente de otros continentes, sobre todo si son jóvenes tan bellas como tú— dijo extendiendo su mano para saludar a la joven quien le tendió la suya para estrecharla.
Mina y Saga se acercaron al grupo, la rubia ya había tenido la oportunidad de explicar al griego sus sospechas por lo que debían ser observadores y más aún, discretos de lo que decían con él en el santuario.
— ¡Llegamos!— exclamó Mina sin notar la presencia del rubio hombre que acompañaba a Lita y Phenril.
—Vaya Phenril veo que tienes bastantes amigos aquí en Grecia— rió Aetón mientras el asgardiano sólo asentía ligeramente con la cabeza.
—Saga— dijo el geminiano extendiendo su mano para presentarse.
—Soy Frederick, amigo de Phenril— respondió el rubio al griego que le miraba con tranquilidad para no crear problemas.
—Mina Aino— rió Mina, también saludando al rubio amigo del asgardiano.
—Un placer conocer a tan linda señorita— respondió Aetón logrando que Saga le mirara juzgándole, cosa que llamó su atención haciéndolo reaccionar –Novia de Saga supongo ¿cierto?—
Mina sonrió de forma iluminadora cosa que llamó la atención del rubio ¿Acaso ella era la famosa Selene, la hermana que tanto odiaba Helios?
‘Debo ser cauteloso, si es Selene seguro adivinará quien soy, y este tal Saga seguro es el guerrero de Géminis del que tanto nos han hablado’
Pensó Aetón sin dejar su forma de actuar coqueta y liviana para no levantar sospechas, sobre todo de la que él sospechaba que era Selene…
—Debo retirarme— dijo finalmente el rubio –Ha sido un placer conocerles Saga, Mina y Lita, y un gusto verte de nuevo Phenril— dijo despidiéndose con una ligera reverencia a las chicas.
Phenril le miró alejarse sin decir una sola palabra, sabía que Aetón se había portado como todo un idiota, sobre todo al coquetear de forma tan abierta con las guerreras ¿Qué estaba buscando hacer, enamorar a algunas para pelear de forma sucia?
—No le hagan mucho caso— dijo finalmente mientras caminaban al santuario –En Asgard ha tenido mucho problemas por flirtear de esa forma tan ligera y obvia—
Las jóvenes rieron por el comentario mientras Saga sólo las miró sin decir nada.
—No te preocupes, creo que logramos darnos cuenta de ello— rió Mina abrazando a Saga al llegar al pie de la larga escalinata.
Los cuatro jóvenes comenzaron a subir hasta llegar a Géminis donde saga y Mina se detuvieron para conversar mientras Lita y Phenril continuaron el camino hasta el templo principal en absoluto silencio hasta que...
—Si Frederick te incomodó pido disculpas, comprendo que a veces es demasiado descarado incluso para sí mismo— dijo Phenril deteniéndose en la entrada del Templo de Athena.
Lita le miró conmovida y sólo sonrió negando ligeramente con la cabeza, se sentía extraña estando cerca de aquel sospechoso guerrero de Asgard, no era como si le temiera o sintiera que era un guerrero enemigo, aún así tenía que averiguar lo posible para evitar problemas futuros…
—Para nada— musitó la chica mirando al lobo sentarse sobre el suelo de mármol.
—Bien, ha sido bueno conversar contigo, espero hacerlo de nuevo— concluyó Phenril mientras caminaba hacia su alcoba mientras Lita le veía alejarse, una vez que dejó de verlo caminó hacia el comedor donde Rei y Amy la esperaban ansiosas.
— ¿Qué tanto averiguaste?— preguntó Rei curiosa.
—Aquí no— respondió Lita saliendo del comedor con rumbo a su alcoba.
Ambas chicas la siguieron conversando de la playa mientras Lita sólo las escuchaba hasta abrir la puerta e ingresar a la habitación las tres.
—No mucho, su familia murió en un desafortunado accidente con un oso— explicó ante el asombro de ambas chicas.
— ¿Accidente?— preguntó Amy sorprendida.
—Un oso les atacó cuando estaba cabalgando con amigos de su familia, los cuales salieron huyendo durante el ataque dejándolo solo, a él le salvaron la vida los lobos y desde entonces se mantuvo con ellos, por eso dijo que desconfiaba de la humanidad—
Aquella historia logró conmoverlas, era seguro que tuviera un poco de razón al respecto pero no todas las personas son iguales…
—Ya veo…— musitó Amy entristecida por aquello.
—Con razón es tan frío, no es que sea enemigo, su energía es distante y fría por eso…— explicó Rei finalmente.
—Sí, supongo, además tiene un amigo odioso— dijo Lita recostándose sobre su cama mirando hacia el techo –Eso sí, muy guapo, pero odioso—
— ¿Amigo guapo?— preguntó curiosa Rei.
—Sí, se llama Frederick y es un arrogante coqueto de lo peor— respondió la joven sin mirar a sus amigas.
—Habrá que conocerlo, si dices que desconfía de la humanidad es raro que tenga propiamente un amigo— dijo Amy nuevamente sospechando.
—Yo no los sentí muy amigos, bueno a éste sujeto lo sentí sólo alardear de ser su amigo, pero Phenril realmente no lo parecía— explicaba Lita mirando a Amy quien sólo asentía con la cabeza analizando la situación.
—Supongo que no estará de más conocerlo— respondió Rei afirmando lo que Amy había sugerido.
—Será mañana, se hospeda en el pueblo— respondió Lita –Podríamos ir con cualquier pretexto y si lo encontramos saludarlo y ya—
Ambas chicas asintieron con la cabeza y salieron de la habitación en silencio, después de todo debían irse a dormir para seguir averiguando por la mañana.
En Géminis Saga y Mina charlaban sobre las sospechas de Rei al respecto de Phenril, Mina explicaba que sui amiga era la más sensible de todas ellas para percibir extrañas energías y por lo tanto que ella dijera que él le parecía raro era digno de investigarse.
Saga llevó su mano derecha a su barbilla, reflexionaba todas y cada una de las palabras de la joven sentada frente a él, quien le miraba expectante, desde que habían llegado a Géminis casi no había emitido palabra.
—Les ayudaré, yo no conozco a Phenril, pero su amigo no me agradó nada y eso lo hace más sospechoso— dijo finalmente el geminiano mirando a la chica quien sonriente se acercó para abrazarlo.
—Gracias Saga— repitió una y otra vez sin dejar de abrazarlo.
—No tienes nada que agradecerme, al contrario. Soy yo quien tiene mucho que agradecerte a ti.
Aquellas palabras causaron extrañeza en la rubia chica quien se separó ligeramente del griego para mirarlo a los ojos.
— ¿Perdón?— preguntó desconcertada.
—Gracias a ti he aprendido muchas cosas en estos meses, jamás me había sentido de esta manera— la voz de Saga estaba llena de seguridad, una seguridad que lograba estremecer a la joven.
—Te amo Saga— respondió Mina acercando sus labios a los del geminiano para fundirse en un tierno beso que poco a poco fue profundizándose hasta terminar ambos sobre el sillón sin dejar de besarse y acariciarse.
Las manos de Saga acariciaban el abdomen de Mina mientras sus labios besaban sin cesar su cuello, la joven acarició la nuca del griego con su mano derecha, mientras con la izquierda cubría su boca para evitar hacer ruido, Saga levantó su rostro para mirarla, esa expresión en su rostro le gustaba… totalmente sonrojada y cubriendo su boca con la mano, besó la mano de la joven para pedirle que la retirara y poder seguir besándola…
Las manos de Mina comenzaron a rozar la espalda del griego logrando erizarle a éste la piel casi enseguida, la joven comenzó a desabotonar la camisa del hombre que yacía sobre su cuerpo para ir retirándola lentamente sin dejar de besarlo, acarició con ternura aquel fuerte torso y sus brazos, Saga comenzó a gemir ligeramente, si seguían así en el sillón podrían llegar a lastimarse, por lo que terminando de quitarse la camisa levantó a la joven entre sus brazos y caminó hasta la cama para recostarla delicadamente, la miró sobre su cama; sus mejillas estaban totalmente arreboladas y su expresión era… sencillamente hermosa.
La luz de la luna llena alumbrara un poco la habitación del geminiano y dejaba que ambos pudieran observarse mutuamente, Mina estiró su mano para invitar a Saga a recostarse a su lado; estaba sin lugar a dudas nerviosa, pero segura de querer entregarse a ese hombre que había robado su corazón hacía meses atrás…
Saga tomó la mano de la joven y se recostó a su lado acariciándola, Mina le ayudó despojándose de su blusa para darle más libertad, el griego observó cómo la rubia iba retirando la blusa lentamente dejándole ver su esbeltez estaba embobado por completo con esa visión… besó el vientre de la joven mientras ésta acariciaba su cabeza y nuca, los jadeos de la joven comenzaron a ser más audibles para el geminiano quien despegó sus labios de ese pálido vientre para robarle un beso nuevamente a la temblorosa joven quien rodeó su cuello con sus brazos.
—Podemos detenernos Mina…— jadeó Saga en el cuello de la chica, mientras ésta sólo negaba con la cabeza y acariciaba la espalda de caballero dorado.
—Quiero estar contigo…— resopló Mina atrapando nuevamente los labios de Saga sin dejar de acariciar su fuerte abdomen y torso.
Las manos de Saga acariciaron la espalda de la joven haciéndola estremecerse entre sus brazos, era tan frágil entre ellos… se despojaron mutuamente de sus prendas para quedar abrazados sobre la cama totalmente desnudos, acariciándose y besándose sin cesar, pese al nerviosismo de ambos por no querer herir al otro o decepcionarlo estaban entregándose en cuerpo y alma.
Saga se inclinó sobre el cuerpo de Mina para besarla, su excitación estaba comenzando a serle dolorosa por lo que la rubia deslizó su mano por el vientre del griego hasta llegar a su hombría que palpitaba, abrió sus ojos en señal de sorpresa, su miembro era, sin duda, muy grande; pero ya era tarde para dar marcha atrás, sobre todo por miedo… le acarició con delicadeza arrancándole sonoros gemidos al geminiano que se aferró a las sábanas para evitar lastimarla, los movimientos de la mano de la rubia comenzaron a acelerarse junto con el ritmo de sus respiraciones.
Una de las manos del griego comenzó a acariciar la cintura y cadera de la chica hasta llegar a la ingle para ser más delicado con sus caricias, los jadeos de la rubia se intensificaron con el contacto de la mano del guerrero en su intimidad, y la ansiedad de ambos iba en aumento con cada caricia que se propinaban mutuamente… Saga acarició los muslos de Mina para invitarla a doblar sus piernas y poder sentir su calidez.
La joven rodeó la cadera de Saga con sus piernas para dejarle actuar, su mirada se clavó en la de Saga, quería verlo mientras él entraba en su ser; sería la primera vez que se entregaría a alguien y esperaba que fuera él el único en su vida… la virilidad de Saga comenzó a ser introducida en la cavidad vaginal de la joven quien al sentir cómo el griego la desvirgaba emitió un sonoro grito de dolor, el joven le besó para tranquilizarla, la respiración de ella era cada vez más agitada y lo último que deseaba era lastimarla… Mina respondió al beso mientras comenzaba a acariciar la espalda del geminiano, ahora eran uno solo los dos… los movimientos acompasados del guerrero aligeraron el dolor de la rubia quien jadeaba mientras acariciaba el torso de Saga.
—Te amo Mina…— jadeaba constantemente el griego acariciando el pecho y vientre de la joven debajo suyo, sintió que estaba por eyacular, pero no quería lastimarla más, mucho menos que el hecho de entregarse tuviera para ambos consecuencias inesperadas.
Comenzó a salir del interior de la rubia lentamente desconcertándola, imaginaba lo que sucedía pero no podía pensar con claridad, todo estaba siendo muy rápido para ella… rápido y confuso. Una vez afuera Saga comenzó a estimular su miembro para eyacular, la joven se enderezó ligeramente y tomó entre sus manos la gruesa hombría del griego para ser ella quien le ayudara a desahogar esa presión, besó nuevamente los labios de Saga mientras aceleraba sus manos hasta sentir aquel caliente líquido mojar su vientre haciéndola gemir y abrazar fuertemente al geminiano quien la rodeó con sus brazos besando su cuello y acariciando su espalda nuevamente.
—Te amo…— musitó nuevamente Saga entre besos.
La rubia tomó el rostro del geminiano entre las suyas y mirándolo dijo: —Yo también te amo Saga de Géminis, ahora soy enteramente tuya…—
Aquella sencilla frase resonaba una y otra vez en su cabeza, ‘soy enteramente tuya’… era totalmente mutuo, él no sólo había entregado su cuerpo; había entregado su alma y corazón en el acto.
Cayeron rendidos sobre la mullida cama del griego, se abrazaron y acariciaron durante parte de la noche hasta caer profundamente dormidos.
La mañana llegó al santuario con su acostumbrada agitación matutina, soldados yendo y viniendo con encargos para los caballeros dorados o para Saori, algunos guerreros entrenando en la explanada central del santuario, en la parte inferior del mismo. Todo ese barullo logró despertar a la rubia joven que yacía entre los brazos del geminiano quien la contemplaba con esa mirada que la hacía suspirar.
—Buenos días Mina— musitó Saga antes de besar aquellos labios que adoraba.
—Hola— respondió tras separar ligeramente sus labios de los del griego para acariciar sus mejillas — ¿Vas a salir?—
—Tenemos que ir al templo principal, seguramente tus amigas se preguntarán qué sucedió contigo anoche…
—Lo dudo, deben seguir dormidas, aún es muy temprano— respondió la rubia sonriendo como pocas veces lo había hecho, estaba radiantemente feliz.
Ambos se alistaron para salir del templo de Géminis con rumbo al principal, una vez ahí Michiru se acercó a ambos para saludarles y acompañarles al comedor.
—Así que dormiste bien…— inquirió el geminiano a Michiru quien sólo asintió con la cabeza con ligera sonrisa.
— ¿Estás bien?— preguntó Mina extrañada.
—Sí, sólo que se me fue el tiempo charlando con Camus y Setsuna, así que casi no dormí— respondió la joven violinista.
—Al menos están de vacaciones, deberías relajarte más— dijo Saga arrancando a ambas jóvenes sonoras carcajadas por el comentario — ¿Acaso conté algún chiste?—
—Para nada, es sólo que todos le decimos lo mismo y ella recurre a lo de siempre— explicó Mina abrazando al geminiano quien las miraba extrañado.
— ¡Buenos días!— exclamó Rei entrando al amplio comedor acompañada de Amy y Lita.
—Hola chicas— respondió Mina sonriente.
— ¿Qué les parece si vamos al pueblo a conocer?— preguntó Lita con un guiño.
—Me parece perfecto— respondió Michiru –le diré a Camus para que nos acompañe, seguro tú vendrás con nosotras Saga—
—Si no les molesta iré gustoso— respondió de forma ceremoniosa para invitar a Michiru a relajarse.
—Claro— dijo sonriente la tímida joven.
— ¡Perfecto! Entonces ya quedamos con planes— exclamó Rei entusiasmada.
Phenril entró junto con Shiryu y Aioria al comedor, conversaban concentrados, tanto que no notaron a quienes ya se encontraban ahí hasta que Saori y Serena entraron al lugar.
— ¡Buenos días a todos!
El tono alegre de Serena llamó la atención de quienes se hallaban en el comedor charlando por grupos, varios respondieron con una ligera seña y otros con la misma efusividad que la diosa de la Luna.
El almuerzo transcurrió en absoluta calma, algunos charlaban en voz baja y otros como Deathmask sólo comías sin charlar con nadie, sólo observándolo todo.
Tras la salida de Saori, Serena y Darien del comedor todos comenzaron a charlar de planes para el día, después de todo al tener visitas en vacaciones los guerreros también disfrutarían el privilegio del descanso por unos días olvidándose de las presiones en el Santuario.
—Entonces… ¿Vamos a ir al pueblo?— preguntó Aioria extrañado por el entusiasmo que las chicas, especialmente Rei, mostraban ante la idea.
—Sí— repitió Rei entusiasmada siendo secundada por Lita y Hotaru.
—Perfecto— dijo Camus levantándose de su silla —iré a prepararme, seguramente hará mucho calor—
—De acuerdo, nos vemos en Aries en 2 horas— dijo Saga intentando coordinar las cosas –Claro, quien quiera venir, los demás son libres de hacer lo que quieran—
Todos desaparecieron de apoco del comedor con rumbo a sus habitaciones y templos para ponerse ropa ligera y así aguantar el intenso calor que abrazaba Atenas en verano.
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