25 dic 2009

El inesperado final de la batalla: ¡La aparición del espejo dorado!

Entraron al salón de Afrodita, donde la diosa les esperaba cómodamente sentada sobre un muy decorado trono dorado rodeado de rosas y enredaderas con espinas, la expresión burlona de la diosa logró encender el mal carácter de Uranus que buscaba desesperadamente con la mirada a Neptune hasta hallarla atada con la enredadera de espinas contra una columna y Pluto se encontraba en la misma situación en el lado opuesto del salón.

-¡Voy a acabarte!- amenazó Uranus con la mirada encendida de odio, cosa que logró inquietar a la diosa…

‘Esa mirada… está llena de odio hacia mí y de amor hacia esa mujer de allá… ¿Será verdaderamente quien sospecho que es? ..’

Saga notó el cambio en la actitud de la diosa ante la furia de Uranus, recordó lo sucedido en el parque de diversiones cuando Haruka se le había acercado para calmar sus ánimos contra las chicas, intuyó que algo debía poseer Uranus para provocar ese miedo en Afrodita.

-¡Estás loca mocosa! ¡Yo soy una diosa y tú una escoria!- rió intentando evitar que notasen los guerreros su miedo.

-¡Ya lo veremos!- amenazó nuevamente sacando la espada de Urano y comenzando a reunir su energía para lanzar su primer ataque cuando Saga la tomó del brazo pidiéndole que se detuviera por un momento.

-Aún no- dijo secamente el geminiano –Athena, Selene y Endimión están en camino-

Venus les miró intentando entender la actitud del geminiano, pero antes de poder siquiera interpretarlo vio a la diosa lanzándoles un poderoso y cobarde ataque que fue interceptado por el campo de energía de Saturn.

-¡Rayo creciente de Venus!- atacó la guerrera logrando traspasar la barrera de Afrodita y maltratar las rosas del trono quebrando algunos de sus cabellos que cayeron sobre su vestido.

-¡Me las pagarás estúpida!- gritó enardecida Afrodita levantándose de su trono –No debiste dañar mis rosas y mi hermoso cabello, menos tú que estás llena de inseguridad y de miedos- dijo acercándose a los guerreros que la observaban expectantes.

-Ya bajó la guardia, ahora sí Uranus, atácala- dijo discretamente el geminiano desatando la furia de Uranus.

-¡Tierra Tiembla!-

El ataque de Uranus impactó directamente contra la diosa haciéndola caer de rodillas contra el suelo sorprendiéndolos a todos. Saga concentró su energía para ayudar a Uranus con su ataque más poderoso.

-¡Explosión de Galaxias!-

El ataque del geminiano logró impactar a la diosa, aunque herirla en menor grado que el primer ataque confirmando sus sospechas, Uranus era poseedora de lo que Afrodita y el Caos tanto buscaban obtener, pero ¿para qué querrían ese espejo? ya que sin su dueña ese espejo era incapaz de funcionar.

-Me las pagarán- dijo aún en el suelo la diosa encendiendo su energía al máximo siendo ayudada por el Caos que la  incrementaba.

Lanzó un poderoso ataque contra Saga que se encontraba inmerso en sus calibraciones y cálculos para acabarla sin necesidad de perder la vida de Uranus, cuando Shaka interceptó el ataque, cayendo herido al lado del geminiano que reaccionó con lo sucedido.

-¡Demonios!- exclamó Saga ayudando a Shaka a reincorporarse.

–Debemos ser cautelosos esa diosa está siendo ayudada por la energía del Caos- advirtió Venus mirando al geminiano -¡Cadena de amor de Venus!-

Ató la cadena en un espacio que se encontraba en el techo del salón para poder dirigirse donde se encontraba Neptune, para intentar liberarla.

-Ten cuidado Venus, las espinas son venenosas- suplicó Neptune.

-Rayos… espero no lastimarte- dijo apenada la guerrera -¡Rayo creciente!-

El ataque de Venus logró liberar a Neptune de su prisión de espinas, para que pudiera incorporarse a la batalla contra Afrodita que a juzgar por las apariencias sería desgastante y dolorosa. Los guerreros atacaban una y otra vez a Afrodita quien evitaba sus ataques y se los devolvía incrementados hiriéndolos con mayor intensidad.

-¡Ya basta Afrodita!- pidió Athena ingresando con Selene y Endymion al salón.

-¡Bienvenidos a sus tumbas!- rió Afrodita nuevamente –Parece que sus guerreros tienen muchas ganas de morir aquí, todos juntos como el “bello equipo que han formado”-

El tono burlón de Afrodita irritaba cada vez más a Saga quien al recordar las pérdidas de sus compañeros y compañeras de armas lograba encender su furia y su energía, no podía permitir que las diosas Selene y Athena perdieran sus vidas, de ser así no habría quien protegiese la tierra de dioses ambiciosos y crueles como Afrodita o el propio Apolo.

-Y tú has perdido a todos tus guerreros, así que estás sola- rió Aphrodite entrando al salón llevando a Eros muerto arrastrando hacia ella.

Afrodita miró a su último general, yacía inerte en el suelo al lado de los pies de aquel guerrero ateniense tan arrogante, era cierto, estaba sola, aunque si lo analizaba era mejor estar sola y poder hacer su voluntad sin estorbos una vez que el mundo estuviera en sus manos, comenzó a reír y lanzó un rayo que de inmediato desintegró el cuerpo de Eros ante la mirada atónita de todos los que se hallaban ahí.

-No puede ser…- musitó Mars al lado de Venus que miraba todo también sin poder creerlo.

-Que bueno que están todos aquí reunidos para ser eliminados por mí- rió irónica la diosa.

Athena y Selene la miraban con aparente tranquilidad, sabían que no podían darse el lujo de demostrar sus temores, ya que se volverían contra ellos de inmediato.

-¡Explosión de Galaxias!

-¡Relámpagos de Voltaje!

-¡Rayo creciente de Venus!

-¡Fuego sagrado de Marte!

Los ataques de los cuatro guerreros se combinaron dando paso a una enorme masa de energía que si se volvía contra ellos sería mortal, Afrodita miró los ataques dirigirse hacia ella con amplia sonrisa…

-Parece que ustedes de verdad no entienden…- cerró sus ojos y al abrirlos regresó el enorme ataque contra los guerreros que contemplaron aquella insólita situación, sabían que morirían si no lo esquivaban o detenían a tiempo, una intensa luz se apareció delante de ellos deslumbrándolos hasta ir desapareciendo poco a poco y permitiéndoles observar todo de nuevo…

-¡Saturn!– exclamó Selene angustiada al ver a su guerrera tendida en el suelo mortalmente herida –Esto es horrible- sollozó arrodillándose junto a la guerrera que la miraba con ligera sonrisa…

-Sé fuerte princesa…- dijo Saturn cerrando sus ojos finalmente -Siempre estaré contigo…- la joven guerrera comenzó a desaparecer ante las carcajadas de Afrodita al ver a la diosa de la luna llorar desconsoladamente por sus amiga.

Uranus, Pluto y Neptune se miraron mutuamente, ahora las únicas que podían proteger con todas sus fuerzas a Selene eran ellas y Venus, Mars estaba muy lastimada y probablemente no podría lograrlo… Uranus empuñó su espada conteniendo toda su furia y energía para poder atacar a esa arrogante diosa del amor.

-Espera…- pidió Neptune –déjame hacerlo…

Uranus la miró temerosa de perderla e intentó persuadirla pero ver la seguridad con que su compañera se lo pedía, bajó la mirada resignada en señal de aprobación, de cierta manera Neptune sospechaba lo del espejo dorado y quería evitar que Uranus fuera descubierta y aquella diosa arrogante lograra matarla antes que Uranus liberara el poder que tanto temía Akiko.

-¡Maremoto de Neptuno!

El ataque de la guerrera impactó a la diosa directamente ya que había bajado la guardia al estar burlándose de Selene, Camus unió su poder junto con Mu al de la guerrera para debilitarla lo más posible, y que, Athena y Selene pudieran terminar con ella con mayor rapidez.

-¡Extinción de la luz estelar!

-¡Ejecución Aurora!

Ambos ataques lograron sacar de balance aún más a la diosa del amor que les miró furiosa y herida…

-Van a morirse…- amenazó iracunda lanzando ataques constantes contra los guerreros sin que estos pudieran esquivarlos o detenerlos -¡Muéranse! ¡El mundo será mío!-

-Debemos detener esto lo más pronto posible- advirtió Saga esquivando los ataques que podía -Si esto sigue así no podremos lograrlo-

-¡Rayo Creciente de Venus!- atacó Venus a la diosa lanzando el rayo cada vez que apuntaba con su dedo índice derecho, mientras esquivaba los constantes ataques de la diosa, al menos un par de rayos debían darle y provocar que se detuviera…

-¡Relámpagos de voltaje!- Aioria hizo lo mismo esperando que Afrodita se detuviera y que Athena y Selene pudieran atacarla de una buena vez.

Saori, Serena y Darien se miraron mutuamente, debían juntar energías y detenerla de una buena vez, antes que fuese demasiado tarde… Uranus se detuvo detrás de una columna, tenía que reunir fuerzas y atacarla, no podía permitirle acabarlos por un berrinche.

-¡Tierra Tiembla!-

El ataque de la guerrera impactó directamente a la diosa que se hallaba de espaldas atacando a sus compañeros de batalla, Afrodita cayó de rodillas, ahora estaba segura de ello, Uranus era la poseedora del espejo dorado que el Caos tanto quería en su poder…

-Vas a morirte insolente guerrera- dijo amenazante la diosa.

Se levantó sin perder de vista a Uranus pese a que los demás la atacaban constantemente, Neptune miró angustiada todo, utilizó su talismán de espejo sin conseguir nada… Afrodita paralizó a Uranus con ayuda del Caos y la levantó envolviéndola en oscuridad, de pronto el espejo dorado surgió de entre la oscuridad ante la mirada atónita de los presentes…

-¡Uranus!- gritó Neptune angustiada -¡Maremoto de Neptuno!

El ataque de la guerrera logró desconcentrar a la diosa haciendo que el espejo se dirigiera a las manos de Saori y que la oscuridad que rodeaba a Haruka se disipara dejándola caer inconsciente al suelo.

Camus sostuvo a la guerrera caída mientras los demás continuaban atacando y Afrodita desesperada les regresaba sus ataques incrementándoles la energía con ayuda del Caos, la mayoría de los guerreros terminaron impactándose contra las paredes y columnas siendo heridos, de gravedad, Aldebarán protegió a Pluto para que ésta pudiese atacar a la diosa cayendo inerte a los pies de la guerrera…

-¡Grito Mortal!- el ataque de la guerrera fue disipado con una mano de Afrodita quien acumulaba más coraje por la situación.

-Esto no puede seguir así…- musitó Athena angustiada, mientras Selene la miraba consternada y Endymion mantenía el escudo que les protegía de los ataques de Afrodita.

-¡Ese espejo sirve para acabar al Caos!- gritó Pluto recordando las palabras de Eros al explicar a dos cupidos de qué iba la misión de encontrar el espejo.

-¡Cállate!- gritó Afrodita atacándola con toda su energía proyectándola violentamente contra una columna hasta quebrar la misma.

-¡Pluto!- gritó Venus viendo a su compañera caer mortalmente herida. -¡Cadena de amor de Venus!-

Afrodita miró la cadena dirigirse hacia ella y justo a un par de centímetros de alcanzarla la detuvo para devolvérsela a la guerrera y que se ahorcara sola. Venus sintió su propio ataque apretando sin límites su cuello, cayó de rodillas contra el suelo ante la mirada incrédula de todos, Selene comenzó a llorar al ver a sus amigas en tan lamentable estado, odiaba las batallas por ello, siempre ellas tenían que arriesgarse tanto.

-¡Suéltala!- gritó Selene saliendo del escudo protector de Endymion.

Afrodita la miró entre carcajadas, e hizo que la cadena apretase más el cuello de la guerrera y que además sujetara el cuello de Neptune que se hallaba junto a Venus.

-¿Qué harás Selene?- rió la diosa sabiendo que todo estaba bajo control –Las soltaré a ambas si me das ese espejo que Athena tiene en su poder…

Selene miró a Athena suplicante, la vida de sus amigas estaba en peligro, ya había sido capaz de ver morir a varias de sus amigas sin poder evitarlo, ahora estaba en sus manos la vida de 4 más. Athena negó con la cabeza, sabía que si le daban el espejo a Afrodita todo habría terminado para ellos.

-Están perdiendo tiempo valioso…- rió nuevamente Afrodita siendo interrumpida por Venus.

-¡No lo hagas princesa!- dijo la guerrera con voz entrecortada.

-¡Acábala!- gritó lo mejor que pudo Neptune.

Los guerreros de Athena junto con Mars se colocaron al lado de Athena sin hacer mayor aspaviento, Selene les contempló, sabía que si atacaban con el espejo Uranus probablemente moriría, lo mismo Venus y Neptune… ¡Tenía que haber algún otro método!

-Ven aquí Serena…- dijo Endymion con voz calmada –Entre más tiempo perdamos en atracarla más difícil nos será salvarlas-

Selene le miró tranquila, regresó al lado de Athena y juntas tomaron el espejo liberando su poder en contra de Afrodita, la cadena de Venus se desvaneció dejando libres a ambas guerreras que cayeron inconscientes. La poderosa luz que emanaba del espejo, junto con la energía de ambas diosas lograron separar al Caos del cuerpo de Afrodita quien cayó al suelo herida y totalmente debilitada mientras el Caos aún amenazante intentaba contrarrestar el ataque hasta ser absorbido por el mismo haciendo que la dimensión en que todos se encontraban se disipara dando lugar a un destrozado penthouse.

Una vez que el poder del Caos había desaparecido y la dimensión desaparecido Athena y Selene dieron el espejo a Endymion para convocar al jarrón de Afrodita para encerrar al alma de la diosa y colocar los sellos correspondientes para evitar su salida en un buen tiempo. Al momento de intentar encerrar el alma de Afrodita ésta lanzó sus últimos ataques logrando herir aún más a los guerreros que las protegían haciéndoles caer al suelo completamente debilitados. Athena utilizó su báculo para debilitar a Afrodita y que Selene pudiese encerrarla finalmente en el jarrón para poder, por fin, colocar los sellos y dar la batalla por terminada.

El cuerpo inconsciente de Akiko cayó al suelo ante la mirada de las diosas y el príncipe de la Tierra, mientras algunos guerreros ayudaban a sus compañeros a ponerse en pie. Serena cayó de rodillas ante el cuerpo herido de Pluto, las lágrimas de Serena hicieron que emergiera el Cristal de Plata, sabía que utilizándolo podría ayudar a sus amigas y amigos a recuperarse, sin importarle arriesgar en ello su propia vida.

Darien la miró horrorizado, sabía lo que estaba pensando y no podía darse el lujo de permitírselo, la abrazó con fuerza tratando de detenerla, sabía que si Serena utilizaba ese cristal como lo tenía planeado sería mortal para ella.

-No lo hagas Serena… quizás podamos hacer aún algo por ellos- dijo Saori acercándose a su aliada.

-Estaremos bien Serena…- musitó Rei de rodillas sosteniendo la cabeza de Venus, junto a su princesa.

-Amy… Deathmask… Shura… Lita… Haruka… Shun… Hyoga… Setsuna y también Aldebarán…- lloró Serena nombrando a sus compañeros caídos en batalla.

Serena tomó el cristal con sus manos y apareció su báculo dorado para colocar el cristal en él, Darien tomó el báculo también con su mano derecha para que su energía ayudara a la de Serena y el desgaste no fuera sólo de ella, Saori comprendió el sacrificio que debía hacerse para salvar la vida de sus guerreros y decidió unir su fuera a la de Selene y Endymion. Los tres juntaron sus energías logrando desatar la poderosa energía del Cristal de Plata.

De pronto comenzaron a aparecer los espejos de los guerreros caídos en batalla dentro del salón y poco a poco aparecieron los cuerpos de los mismos cubriendo los espejos del alma que brillaban con intensidad; con excepción del de Uranus, los guerreros heridos contemplaron lo que sucedía haciéndose a la idea que el espejo dorado que poseía Uranus había sido agotado al máximo, Michiru comenzó a llorar de rodillas y con el rostro entre sus manos, debía imaginar que sus sueños y su intuición no estaban fallándole…

Se levantó pesadamente y caminó hacia el cuerpo inerte de Haruka alcanzando a escuchar lo que su alma tenía que decirle: ‘Michiru,  nunca dudes de tu intuición y de tu poder, siempre estaremos juntas, sé feliz…’. El cuerpo de la guerrera de Urano comenzó a desaparecer entre los brazos de su amiga y amante quien no podía impedir que sus lágrimas emergieran profusamente.

Una vez que el Cristal de Plata dejó de brillar Serena y Saori cayeron al piso siendo sostenidas por Darien y Seiya respectivamente. Estaban débiles, el hecho de haber juntado las energías había impedido que Serena muriera irremediablemente.

-Vayamos a la base…- musitó Shaka a sus compañeros que aún podían permanecer en pie.

Shaka y Mu, con ayuda del poder del príncipe de la Tierra utilizaron sus poderes para ser transportados a la Mansión Kido donde los heridos descansarían y serían atendidos.

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