23 dic 2009

Falling into you

Tsuzuki durmió plácidamente durante toda la noche, estaba demasiado cansado para seguir pensando y lastimándose a sí mismo de esa manera, le habían pasado demasiadas cosas en un solo día como para seguir torturándose. Por la mañana Hisoka fue al EnmaCho esperando encontrarle ahí, después de todo iba, aunque no estuviera precisamente de servicio.

-Buenos días Tatsumi-san.

-Buen día Kurosaki-kun ¿Cómo estás hoy?- preguntó el secretario del EnmaCho con ligera sonrisa mientras revisaba unas cuentas que había de pagar.

-Bien gracias ¿Y Tsuzuki?- preguntó mirando a su alrededor buscándole.

-No le he visto hoy, pero seguramente vendrá más tarde, ya sabes cómo es de perezoso- respondió Tatsumi sin despegar su mirada de los papeles que tenía en sus manos.

-Ya lo creo- suspiró con resignación –Iré a la biblioteca a devolver este libro, volveré en un momento.

-Por supuesto Kurosaki-kun.

Salió de las oficinas con rumbo a la biblioteca, estaba demasiado distraído pensando en Tsuzuki y la reacción que éste había tenido ante su confesión que no notó que Terazuma estaba de pie frente a él observándole.

-¡Hey chico!- exclamó Hajime -¿Cómo está el haragán de campeonato que tienes por compañero? Ayer estuvo preguntándome por ti.

-¿Perdón?- preguntó Hisoka volviendo a la realidad.

-Te dije que ese haragán idiota que tienes por compañero me preguntó ayer por ti, asumo que lo viste, ayer se veía fatal cuando le vi ¿Cómo está?- preguntó finalmente Terazuma con tono burlón.

-Bien, debe estar en su casa, y, ¿por qué dices que lo viste mal?- preguntó curioso el rubio shinigami.

-Se veía entre preocupado y asustado- respondió Terazuma restándole importancia –pero todos aquí sabemos lo idiota que es, ¿no es así?-

-Como sea, voy a la biblioteca- dijo Hisoka continuando su camino.

-¡Pero si ahí viene el haragán glotón e idiota más grande del EnmaCho!- exclamó Terazuma burlándose de Tsuzuki que ingresaba al edificio del Ministerio.

-¿Qué diablos quieres Terazuma?- preguntó Tsuzuki con ligera molestia.

-Nada, nada, sólo saludarte flojo de cuarta- rió Hajime.

-Tsuzuki…- musitó Hisoka mirándoles discutir mientras continuaba su camino.

-Podré ser lo flojo y glotón que quieras, pero ya te he dicho que yo no me transformo en el bicho ese en el que tú te conviertes- rió Tsuzuki para molestar a Terazuma.

-Será mejor que no empiecen con estupideces- dijo el mayor de los GuShoShin saliendo de la biblioteca –No queremos más daños, como la última vez que estuvieron ambos aquí-

-Sí, sí.- respondió Tsuzuki suspirando a manera de resignación, expresión que logró desconcertar a Terazuma y al GuShoShin –Iré a ver al jefe, necesito hablar con él.

-Claro, claro- respondió automáticamente GuShoShin aún desconcertado por la extraña actitud de Asato.

Tsuzuki caminó hacia las oficinas del EnmaCho para charlar con el jefe Konoe sobre la situación del cambio de compañero, mientras GuShoShin y Terazuma le seguían para averiguar más sobre aquella desconcertante actitud de Tsuzuki…

-Así que… ¿Eso es lo que de verdad quieres Tsuzuki?- preguntó finalmente el jefe Konoe ante la mirada de sorpresa de Tatsumi.

-Así es… no me perdonaría dañar a Hisoka, a él no- musitó entristecido por su propia decisión.

-Pero…- intentó persuadirle Tatsumi -¿Y si Muraki reaparece?

-Si lo hace para fastidiarlo le haré frente, pero lo más seguro es que al que fastidie sea a mí- respondió resignado –al menos así Hisoka podrá evitárselo.

-Tsuzuki-san...- musitó Tatsumi confundido por todo lo que estaba escuchando.

-Creo que debes pensártelo bien Tsuzuki, porque ésta no sólo es decisión tuya ¿sabes?- respondió el jefe Konoe –También Hisoka debe estar de acuerdo contigo, así que ve a casa y piénsalo bien.

-Lo haré…- respondió Tsuzuki levantándose de la silla para salir de la oficina.

GuShoShin regresó a la biblioteca para buscar a Hisoka y poder confiarle lo que había escuchado a hurtadillas junto con Terazuma…

-¿Qué?- preguntó Hisoka angustiado –No puede ser tan idiota…

-¿Qué está pasando Hisoka-san?- preguntó GuShoShin confundido.

-Nada realmente, debo hablar con él antes que haga algo verdaderamente estúpido, ¿sabes a dónde se fue?- preguntó Hisoka apurado.

-El jefe le mandó a casa a pensárselo bien- respondió GuShoShin.

-Gracias por decírmelo- respondió Hisoka corriendo con rumbo al apartamento de Tsuzuki para poder charlar con él, con la esperanza de arreglar las cosas de una buena vez y aclarar sus sentimientos y hacerle a él aclarar lo suyos, si de verdad quería deshacerse de él como compañero debía decírselo de frente...

Llegó hasta la puerta del apartamento de Tsuzuki tomando fuerzas para enfrentarlo, tenía que hacerlo, no podía dejar las cosas así, llamó a la puerta un par de veces esperando que él le abriese.

-¿Quién es?- preguntó Tsuzuki desde el interior antes de abrir la puerta.

-¡Soy yo idiota!- exclamó Hisoka con tono de molestia.

El mayor se apresuró a abrir la puerta, seguramente Hisoka ya estaba enterado de la petición había hecho a Konoe… sí que sería complicado explicarle todo.

-Pasa Hisoka- dijo al tiempo que se hacía a un lado para dejarle entrar a su apartamento –y por favor, no me llames idiota-

Hisoka le miró sorprendido, no era la primera vez que Tsuzuki le pedía lo mismo, pero sí era la primera vez que lo hacía con ese tono y apariencia llenos de seriedad.

-¿Por qué pediste que te cambiaran de compañero? Si es que ya no me quieres contigo por lo que pasó ayer yo me resigno a que tu respuesta es un no, pero no me alejes de tu lado, por favor- pidió Hisoka con la mirada empañada.

-No…- titubeó el mayor –no tiene que ver con lo que dijiste ayer, sino con que toda persona que está cerca de mí termina muy mal, y no sólo eso, Muraki te ha hecho daño las últimas veces sólo por llegar a mí, y si algo te pasara yo no podría con eso Hisoka- explicó Tsuzuki al tiempo que caminaba sin detenerse en la sala de su apartamento mientras Hisoka le observaba estático junto a la puerta.

-Tsuzuki yo quiero estar contigo porque eso es lo que quiero hacer, tengo ya 18 años, no soy más un niño aunque así me vea- dijo Hisoka con desesperación –si Muraki vuelve quiero estar ahí para enfrentarlo contigo, no quiero perderte, no puedo perderte-

-Hisoka…- musitó Tsuzuki deteniéndose para mirarle –Es que yo…-

-¿Es por Hijiri?- interrumpió finalmente Hisoka –Es porque quieres estar con él-

-¡No!- exclamó Tsuzuki cayendo de rodillas en el suelo –Yo te quiero a ti Hisoka, por eso no pude estar con él-

Hisoka le miró desconcertado y sorprendido por lo que acababa de escuchar, había deseado escucharlo en diferentes circunstancias, pero se sentía de extraña manera aliviado de haberlo hecho, se acercó a Tsuzuki y se inclinó frente a él para mirarle, el mayor levantó su mirada hacia la del menor, sus ojos amatista estaban empañados y ya comenzaban a fluir las primeras lágrimas. El rubio besó la frente de Tsuzuki y con sus manos secó las lágrimas que rodaban a través de sus mejillas y le rodeó con sus brazos.

-No me alejes de ti, por favor no lo hagas- musitó Hisoka llorando, Tsuzuki le abrazó y acarició su espalda –tú jamás me harías daño, lo sé-

-Hisoka…- titubeó Tsuzuki.

-Por favor…- pidió separándose ligeramente del mayor.

Tsuzuki acarició el pálido rostro del joven shinigami de ojos esmeralda y acercó su rostro al suyo lentamente para besarle tiernamente, con el sólo contacto, de los labios de Tsuzuki sobre los suyos, Hisoka cerró fuertemente sus ojos sonrojándose enseguida; correspondió el beso de su compañero y apretó el abrazo para acercar más su cuerpo al de él; el sólo contacto de las manos de Tsuzuki recorriendo su espalda le hacían estremecerse y gemir ahogadamente.

-No quiero dejarte Hisoka…- jadeó Tsuzuki para comenzar a besar el blanco cuello del rubio muchacho quien se estremecía con mayor intensidad con cada caricia que le propinaba.

-Entonces no lo hagas nunca…- gimió Hisoka tomando entre sus manos el rostro de Tsuzuki para besarlo y comenzar a retirar la negra gabardina que lo cubría, para ir quitando, después, una a una sus prendas y que el mayor hiciese lo mismo con su ropa.

Sin dejar de besarse y acariciarse quedaron ambos desprovistos de sus prendas, y ahora el contacto de la piel de uno con la del otro lograba estremecerlos a ambos, todo era más intenso, los besos, las caricias, incluso los jadeos de ambos… las manos de Tsuzuki recorrieron cada milímetro de la delicada y pálida piel de Hisoka haciéndole gemir pidiendo por más de él…

-Te quiero Tsuzuki…- jadeaba Hisoka acariciando la espalda del mayor, mientras éste besaba su cuello y hombros.

-Yo te quiero a ti Hisoka…- gimió Tsuzuki comenzando a besar el torso del menor quien se estremecía y sonrojaba con mayor intensidad.

Con el contacto de la mano de Tsuzuki en su entrepierna, el rubio shinigami, abrió las piernas para facilitarle el trabajo a su compañero, cada caricia y beso les unían más, estaban entregándose completamente el uno al otro, no cabía duda alguna querían estar juntos, se querían… sólo sus propios miedos y dudas podían detenerlos ahora. El mayor acarició con ternura la delicada piel de Hisoka arrancándole a éste constantes y sonoros gemidos, las mejillas del rubio estaban arreboladas como pocas veces le había visto, situación que le enterneció, acercó sus labios a las mejillas de Hisoka para besarlas con dulzura mientras susurraba entre beso y beso que le amaba, y estaría siempre con él.

Las caricias y besos fueron intensificándose de a poco, Asato besó el abdomen de Hisoka mientras acariciaba los muslos de éste, besó con suavidad el ya excitado miembro del rubio haciéndole gemir nuevamente, el rubio acarició la cabeza de su compañero mientas jadeaba y disfrutaba las constantes atenciones que Tsuzuki le estaba propinando llevándolo lentamente a una deliciosa locura de la que no quería escapar, locura en la que quería permanecer mientras pudiera estar entre los brazos de Tsuzuki…

El mayor se recostó sobre el desnudo cuerpo del rubio para poder sentir la delicada y sensible piel de Hisoka bajo la suya, el sólo contacto de su miembro excitado con el del menor logró hacerlo estremecer como no había hecho jamás en vida. Hisoka se aferró al cuerpo de Tsuzuki con todas sus fuerzas mientras decía entrecortadamente por los constantes jadeos “Te amo”.

Hisoka comenzó a frotar su excitación con la del shinigami de ojos púrpura mientras besaba con desesperación su cuello hasta que Asato atrapó sus labios para besarlo nuevamente mientras aceleraba la velocidad de sus movimientos de cadera para frotar su miembro con mayor intensidad hasta detenerse. Hisoka le miró confundido y muy excitado; ¿acaso Tsuzuki había sido invadido de nuevo por sus dudas y miedos?

El mayor le miró con ternura para robarle un beso más y musitarle al oído que se relajara para que no le lastimara. El rubio asintió con la cabeza sin dejar de mirar a Tsuzuki, que le acomodaba acariciando su pálida piel para poder comenzar a penetrarlo, al sentir aquella invasión Hisoka cerró fuertemente sus ojos preocupando a Tsuzuki deteniéndose para mirarlo.

-No te detengas, por favor –jadeó el rubio shinigami mientras comenzaba a acariciar los brazos del mayor. Los movimientos del shinigami de ojos amatista fueron lentos y conforme el rubio gemía fueron acelerándose hasta inundar la habitación de jadeos que les invitaban a continuar entregándose el uno al otro hasta que Asato se vació en el interior del rubio logrando que eyaculase sobre su vientre. Ambos cayeron rendidos sobre la alfombra de la sala del apartamento del mayor, la respiración de ambos aún era agitada pero eso no les impedía seguir acariciándose el uno al otro y besarse entre “te amo” murmurados.

-No me alejes de ti, ahora menos que nunca, por favor –pidió Hisoka sosteniendo entre sus manos el rostro de Tsuzuki quien le miró sorprendido.

-Pero…

-No, por favor, no. Quiero estar contigo. Lo que tengamos que enfrentar es mejor hacerlo juntos, ¿no crees?

-Hisoka, yo no quiero que salgas dañado por mi causa; no podría perdonármelo jamás, precisamente porque te amo.

-Lo sé, pero entiende que es precisamente por lo mismo que quiero estar contigo y que si Muraki aparece el día de mañana entre los dos le enfrentemos, quiero darte fuerza para que tú seas la mía. Si estamos separados para él será más fácil acabarnos y lograr sus cometidos.

-Te amo, Hisoka.

El menor de los shinigamis le miró sonrojado y volvió a aferrarse al cuerpo de Asato quien besó su frente mientras le abrazaba hasta que ambos cayeron dormidos profundamente.

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