15 dic 2009

La confusión de Ikki ¿o más bien la de Afrodita?

Al terminar de bañarnos Ikki volvió a besarme mientras se vestía, sus manos estaban impidiéndome vestirme, me sentía bien de sentir sus manos sobre mi cuerpo, y sus labios sobre los míos, pero por un lado temía que la confusión de Ikki sobre la relación de su hermano con Hyoga le hubiera hecho acostarse conmigo, sin tener consideración en lo que yo pudiera sentir. Separó lentamente sus labios y tras sonreírme se alejó para dejarme vestirme.

-Deberías adelantarte Ikki- dije mientras me ponía la trusa ante sus ojos.

-¿Por qué?- preguntó desconcertado sin despegar su mirada de mi cuerpo.

-Vamos a levantar sospechas en los demás si te ven salir conmigo de aquí, y ambos con el cabello mojado- respondí vistiéndome aún sin mirarlo a los ojos.

-De todas formas harán sus conjeturas, mejor aclarárselas- respondió con naturalidad y esa actitud retadora suya que lograba hacerme encontrarla atractiva.

-Yo no tengo muy buena fama Ikki, sólo voy a buscarte problemas- le dije mirándolo fijamente a los ojos.

Me miró desconcertado, asumo que llegó a pensar que sólo jugué con él para probarme a mí mismo que podía acostarme con “el homofóbico Ikki” pero no iba a permitirle lastimarme. Se alejó con extraña expresión, podría jurar que estaba furioso…

-Supongo que te divertiste Afrodita- me dijo con tono dolido, ese no era coraje.

-¿De qué hablas?- intenté preguntarle, pero él salió de mi habitación con coraje y dolor en su mirada.

Me quedé helado… ¿Acaso había dicho la verdad cuando dijo que le atraía? Asumo que sí, por la actitud con la que salió de mi alcoba podía jurar que sí. Terminé de alistarme para bajar a cenar, ya pensaría bien durante la noche para poder aclarar las cosas con Ikki, ahora había sido yo quien había lastimado a una persona que sí se había entregado a mí dejando de lado sus miedos y tabúes.

Llegué al comedor, ahí se encontraban Saori, Shun, Hyoga y Seiya, aún no bajaba de su alcoba, seguro estaba muy molesto conmigo. Ya encontraría la manera de hablar con él. De pronto bajó Shiryu y se sentó al lado de Seiya.

-¿Y bien?- preguntó Saori.

-Dijo que está indispuesto y que no planea bajar a cenar- respondió Shiryu.

-¿Estará enfermo?- preguntó Shun preocupado por su hermano.

-No lo creo, seguramente está enojado por algo y está haciendo su berrinche- rió Seiya logrando hacer reír a los demás –Así es Ikki, Shun-

Permanecí callado, no iba a hacer algún comentario que me enterrara vivo, o peor aún que provocara que mis compañeros de bronce y mi diosa me dieran la espalda, y sentirme pero que como me sentí cuando llegué a la mansión Kido.

La cena transcurrió tranquila, todos charlaban de forma amena, reían a los comentarios de Seiya y yo sentía que estallaba por dentro, tenía que hablar con alguien… Tras terminar de cenar Shun se ofreció a acompañarme a caminar en el jardín, era mi oportunidad perfecta para contarle lo sucedido…

-Oye Shun…- dije interrumpiendo el incómodo silencio que se había creado desde que salimos de la mansión.

-¿Dime?- preguntó sonriente y con esa característica amabilidad suya.

-Ikki sabe lo tuyo con Hyoga- dije de golpe, Shun se detuvo en seco, había empalidecido tremendamente, me acerqué a él para poner mi mano sobre su hombro y ayudarlo a salir de su asombro.

-¿Por eso no bajó a cenar?- preguntó visiblemente angustiado.

-No- respondí tajante –Él fue a decirme que te vio con Hyoga en su cuarto hoy, y una cosa llevó a la otra Shun… - dije titubeando.

-¿Qué pasó?- preguntó ya más tranquilo.

-Me besó, me dijo que le atraigo y que no sabía porqué…- comencé a llorar de nuevo, parecía que en la última semana esa era mi actividad favorita: llorar.

-Tranquilo Afrodita- trató de consolarme Shun dando palmadas en mi espalda –Deja ver si entiendo, mi hermano te dijo que le atraes, te besó y tuvieron relaciones ¿Me equivoco?-

-No, estás en lo correcto- respondí aún sollozante –Él quería que saliéramos de mi alcoba juntos y sugirió que no le importaba que se enteraran los demás lo que había pasado entre nosotros, pero yo no me atreví porque pensé que todo era un juego de su parte, que estaba tentándome o probándose a sí mismo algo-

-Afrodita…- musitó tras escucharme llorar de nuevo -¿Quieres solucionar las cosas con mi hermano?- me preguntó con esa cálida mirada que tanto le caracteriza, y su amabilidad me daba confianza.

-No lo sé Shun- dije intentando ahogar mi llanto –Acabo de salir de una pésima relación con Deathmask, me utilizó y me botó como basura y por si fuera poco cometí otro error más en una fiesta de Shion- mi llanto aumentó al recordarlo todo de nuevo.

-¿Qué pasó?- me preguntó con visible preocupación en su rostro.

-Bebí demasiado porque vi entrar a Deathmask con Misty a la dichosa fiesta y lo peor no es eso, es que Shion me provocó para que me acostara con él ahí mismo, frente a todos- seguí llorando con mayor fuerza hasta que sentí que me quitaban un tremendo peso de encima y mis lágrimas dejaron de brotar.

-Mira Afrodita, no veo en qué te preocupe lo de Deathmask y Shion con respecto a Ikki- me dijo con calma intentando hacerme razonar las cosas –Ikki no es imbécil, si él decidió estar contigo es porque así lo quiso, me extraña ya que muchas veces se burló de ti y de Misty por su preferencia sexual, pero muchas veces la vida da vueltas que no podemos comprender, sólo vivirlas y buscar la manera de disfrutarlas-

Shun lograba tranquilizarme, de sentirme fatal y sucio por contarle lo de Shion, o miserable por lo de su hermano, había logrado hacerme sentir ligero, con la capacidad de enfrentar las cosas e intentar solucionarlas, vivir lo que tuviera que vivir, fuera o no con Ikki.

-No sé cómo hablar con él- dije finalmente, ese era mi mayor miedo, que él no quisiera estar más conmigo porque se sintiese utilizado.

-Ahora déjalo dormir, mañana estará más fresco y podrás hablar con él, no te aseguro que será fácil, pero sí debes contarle el porqué no quisiste salir con él y que lo notáramos los demás- me explicó Shun dándome ánimos a sacar ese asunto adelante –Ve a dormir Afrodita, hoy ya lloraste mucho y eso cansa bastante-

-Gracias de verdad Shun- respondí con amplia sonrisa, me sentía diferente, ligero y dispuesto a estar con Ikki, pese a su mal carácter y sus tabúes.

Me dirigí directamente a mi alcoba para dormir, me desvestí por completo y me coloqué mi bata de seda para entrar al baño y lavarme los dientes, estaba lleno de una nueva y extraña energía que no había sentido antes, caminé hacia mi cama y me recosté mirando hacia el techo, sin dejar de mirar el techo apagué la luz y me dispuse a cerrar mis ojos, recordé lo sucedido hacía unas horas, era como si sintiera de nuevo las manos de Ikki sobre mi piel desnuda, sus labios recorriendo mi cuello y hombros a placer… odiaba sentirme confundido, pero sólo intentarlo me daría la respuesta a mis dudas… Caí dormido profundamente, descansé como pocas veces lo había hecho hasta por la mañana escuchar que alguien llamaba a mi puerta con desesperación, me levanté confundido y extrañado, abrí la puerta y estaba Shun con cara de preocupación mirándome, hasta que interrumpió el silencio y me dijo:

-Afrodita, mi hermano habló conmigo hace unas horas y me dijo que piensa que jugaste con él para demostrarte a ti mismo que podrías hacerle caer y creo que sí está involucrado contigo, pero acaba de irse-

‘¿Acaba de irse?’ me pregunté internamente, no podía hablar, me estaba sintiendo mal de nuevo, tenía que buscarlo, hablar con él, decirle mis dudas, contarle mis dolores con Deathmask, quizás sólo así comprendería mi modo de pensar…

-¿A dónde fue?- pregunté finalmente haciendo acopio de fuerza.

-Salió con rumbo a la casa de descanso que Saori tiene en Kyoto, debes darte prisa- me dijo entrando a mi alcoba para ayudarme a guardar algunas cosas en la maleta pequeña que había llevado.

Salí disparado de la casa de Saori sin dar explicaciones, esperaba que Shun pudiera dárselas a Saori por mí, mi mayor preocupación en el momento era hablar con Ikki, tener la oportunidad de decirle lo que pasaba por mi cabeza. Corrí rumbo a la estación de trenes cuando alguien me llamó con la bocina del auto, era Hyoga…

-Sube Afrodita que el viaje será largo- me dijo sonriente.

-Pero…- intenté persuadirlo pero volvió a interrumpirme.

-Shun me dijo lo que pasó y me pidió que te llevara a Kyoto, será un viaje larguito, me imagino que no conoces Kyoto ¿O sí?- preguntó con un guiño.

Me acerqué al auto y me subí, el viaje fue largo, pero no tan tortuoso como lo era mi desesperación por hablar con Ikki y hacer el intento de aclarar las cosas con él, sobre todo tomando en cuenta su carácter y orgullo. Estaba demasiado inmerso en mis propias cavilaciones que ni siquiera me di cuenta cuándo llegamos a  la casa de descanso de Saori en Kyoto, lo que sí noté es que Kyoto es bellísimo, al menos en la parte que estuve semiconsciente, Hyoga se detuvo y con gesto amable me dijo:

-Llegamos Afrodita, te deseo suerte con Ikki- la sonrisa de Hyoga y su tranquilidad me infundían calma, descendí del auto intentando mantener la serenidad el mayor tiempo posible, debía hacerlo si no quería actuar precipitadamente y arruinarlo todo.

-Gracias Hyoga, hasta luego- respondí ya abajo del auto, aún pensando en que debía mantenerme tranquilo.

-No tienes nada que agradecer Afrodita, nos vemos en Tokio- respondió agitando ligeramente su mano, para después encender el motor del auto e irse de regreso, sólo había venido para dejarme, para mí ese fue un gran detalle, al día de hoy se lo agradezco infinitamente.

Le miré irse alejando, tenía todas las ideas revueltas en mi cabeza, hasta mareado me sentía, aunque intentaba evitarlo, estaba temblando, temía lo peor en mi interior, respiré profundo y, tras exhalar despacio, tomé valor para caminar hasta la puerta, toqué el timbre de la casa y algunos segundos después me abrió la puerta uno de los sirvientes que la cuidaban mientras Saori no la cuidaba.

-¿Diga?- preguntó con amabilidad.

-Buen día. Estoy buscando a Ikki- respondí con aparente calma. Aquel hombre me miró con ligera extrañeza y sonrió, supongo que se imaginó qué hacía ahí, o tal vez sólo mi apariencia le pareció graciosa. Con un gesto y moviéndose a un lado de la puerta me indicó que entrara, caminó a través del largo nihon teien (jardín tradicional japonés), a diferencia de la Mansión Kido en Tokio que rodeaba la casa hasta ingresar a lo que es la estancia, ahí se detuvo para indicarme:

-El joven Ikki no se encuentra por ahora, dijo que iría a comprar unas cuantas cosas, pero que volvería en unas horas- me respondió mirándome fijamente –Asumo que usted es Afrodita de Piscia-

-Así es, ¿Cómo sabe usted eso?- pregunté intrigado.

-La señorita Kido me indicó que usted venía para acá y que cuando usted llegase podía marcharme un par de días y que le dijera que se encargara de la casa- respondió aquel hombre de baja estatura y cabello cano.

-Por supuesto, puede irse a descansar- respondí de inmediato, yo cuidaré la casa por un par de días-

-Gracias Señor- me dijo haciendo una ligera reverencia, cosa que me extrañó por sobremanera, pero logró aquietarme cuando continuó –Ahora sí podré ir a ver a mi familia, de verdad le agradezco-

-No tiene nada que agradecerme, vaya y disfrute a su familia- dije con amplia sonrisa.

-Hay comida y todo en la cocina Señor, realmente no falta nada en la casa- me dijo con calma tomando su maleta entre sus manos para salir de la casa, agité la mano en señal de despedida –Le veré en dos días Señor- dijo finalmente, sólo atiné a asentir con la cabeza antes que cerrara la puerta detrás de sí.

Caminé, y recorrí alcobas, hasta hallar la habitación en que se encontraría Ikki. Dejé mis cosas en una de las habitaciones cercanas para no invadirlo, acomodé unas cuantas cosas y me dispuse a ir a la cocina para preparar algo para que comiéramos y pudiera hablar con él, estaba hecho un total manojo de nervios, a tal grado que me quemé un par de veces preparando la cena. Alisté la mesa y me senté dentro de la cocina mientras intentaba curar mis quemaduras, me ardían demasiado, estaba tan ocupado con eso que ni escuché el momento en que Ikki llegó a la casa, me di cuenta porque entró a la cocina y me vio.

-¿Qué haces aquí?- preguntó con visible molestia.

-Vine a hablar contigo Ikki- dije bajando la mirada al notar de nuevo su desprecio.

-Habla, que no tengo ganas de pelear- dijo sentándose sobre una de las sillas que se hallaba en la cocina.

-Ikki yo no jugué contigo- dije logrando captar su atención- Acabo de salir de una pésima relación con alguien que me hizo daño, y por ese motivo me vine a Japón, con tus groserías me sentí fatal al inicio y con lo que pasó ayer yo pensé que sólo estabas probándote a ti mismo que podrías superar tu homofobia por Shun, y quizás hasta te burlarías de mí- mientras le explicaba todo a Ikki, él me observaba cambiando ligeramente su expresión de la molestia y desprecio iniciales a un poco de sorpresa y quizás hasta ¿Vergüenza?

-Entiendo Afrodita, pero ahora mismo no vine solo- me dijo ligeramente apenado, enseguida me imaginé que él también recurría a las pésimas decisiones que yo solía tomar al sentirme herido…

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