25 dic 2009

La decisión de Kazahaya.

Tras regresar a la casa de Kazahaya fueron guiados al comedor para degustar la cena preparada para su visita, la familia estaba contenta de recibirles, hacía tanto tiempo que no veían a Michiru y Setsuna y después de la muerte de Haruka pensaban que no las verían de nuevo.

Disfrutaron la cena en medio de una charla llena de preguntas sobre el motivo de su visita, lo que se encontraban haciendo en el momento, lo que planeaban hacer en el futuro… Tras terminar de cenar todos se levantaron de sus asientos y se dirigieron al amplio pasillo, los padres de Kazahaya entendieron que quizás los jóvenes quisieran charlar, sobre todo conociendo la característica curiosidad de su hija.

Los jóvenes salieron al jardín esperando que nadie les escuchase, era un asunto delicado y les costaría trabajo explicarle a Kazahaya su destino actual y además el por qué de la muerte de su prima Haruka.

Llegaron a la parte más alejada de la casa que pudieron, y de pronto Michiru se detuvo mirando fijamente a Kazahaya sin decir una sola palabra logrando crispar los nervios de la chica quien comenzó a mirarlos a los tres sin entender de qué iba su visita y sobre todo la petición de hablar expresamente con ella.

—Kazahaya—chan…— musitó Michiru con triste semblante –Tengo algo que explicarte, pero debes saber que es completamente tu decisión y que sea lo que sea que decidas hacer no deberás contar nada de lo que veas y escuches ahora ¿entendiste?—

—Claro…— titubeó desconfiada la chica —¿Qué pasa?—

Michiru tomó entre sus manos su pluma de transformación y el espejo de Neptuno ante el asombro de la joven que no entendía nada de lo que pasaba ante sus ojos, de pronto Michiru se transformó en Sailor Neptune y Setsuna en Sailor Pluto, la chica se dejó caer sobre el pasto sin dar crédito a lo que veía, sabía de la existencia de las Sailor Scouts por algunas noticias años atrás pero no creía tenerlas tan cerca.

—¿Ustedes son las Sailor Scouts?— preguntó desconcertada y nerviosa.

—Escúchame bien Kazahaya—chan, nosotras sólo somos dos de las Sailor Scouts, Haruka era Sailor Uranus y murió en la última batalla, ahora estamos a punto de enfrentar una nueva batalla y nuestra misión es encontrar a la sucesora de Haruka como Sailor Uranus— explicó Neptune mientras Kazahaya comenzaba a llorar.

—¿Mi prima murió en batalla?— preguntó desconsolada —¿Por eso fue declarada muerte extraña?—

—Sí, porque no existían muestras de agresión o envenenamiento en su cuerpo— explicó Pluto.
—Verás Kazahaya—chan, este espejo que ves aquí es mi talismán y gracias a él y a los otros dos talismanes dimos con tu paradero…— explicaba Neptune mientras la chica se levantaba incrédula de lo que veía y escuchaba.

—No puede ser…— musitó negando violentamente con la cabeza y alejándose levemente de los tres.

—Kazahaya—chan, tú eres la sucesora de Haruka como Sailor Uranus— concluyó la guerrera de Neptuno dejando frente a la chica la espada de Urano y la pluma de transformación de Uranus.

—Como ya te dijimos es tu decisión, pero necesitamos saberla lo más pronto posible, no podemos perder mucho tiempo— insistió Pluto caminando al lado de su compañera y de Camus.

—Esto no es cierto…— continuó negando la chica tomando entre sus manos la pluma que comenzó a destellar ligeramente —¡Esta es una pésima broma!— gritó lanzando la pluma a Neptune quien la atrapó con su mano derecha.

—No lo es— intervino Camus –Sé que todo esto es muy difícil para ti, pero debes enfrentarlo, tu prima murió salvando al planeta en que vives, y al que seguro disfrutas, ahora estamos pidiéndote que pienses si vas a sucederla o debemos regresar a Atenas para replantearlo todo—

Neptune y Pluto miraron asombradas al acuariano, no había hablado nada antes y lo que acababa de decir ciertamente había logrado calmar la desesperación y temores de Kazahaya quien sólo se levantó del suelo tomando entre sus manos la espada de Urano, caminó hacia Sailor Neptune y le entregó la espada…

—No sé lo que haré, no creo ser tan fuerte como Haruka— respondió caminando de regreso a su casa –Buenas noches—

 Ambas guerreras regresaron a sus identidades normales sin decir una palabra, estaban nerviosas, el tiempo se les venía encima y la situación con Kazahaya había sido más complejo de lo que habían pensado.

—Mañana debemos volver a Tokio para después tomar un vuelo a Atenas— dijo Setsuna caminando hacia la casa sin decir más.

—Sí…— musitó Michiru mirando la espada y la pluma en sus manos.

—Podremos vencerlo sin necesidad de torturar más a esta niña— intervino Camus notando la preocupación de la joven frente a sus ojos.

—Tienes razón Camus, debemos descansar, el tren sale mañana a las 10 de la mañana— dijo Michiru acercándose al guerrero para besarle e invitarle a ingresar a la casa para dirigirse a sus habitaciones y dormir.

Por la mañana se despidieron de sus anfitriones que les habían recibido con tanta hospitalidad y regresaron a sus alcobas a preparar sus equipajes para volver a Tokio, después de todo no habían logrado cumplir su misión y tendrían que planear una estrategia que les permitiera no reducir sus poderes por la pérdida de Uranus.

Salieron de la casa de los Tenoh con rumbo a la Terminal del tren para regresar a Tokio, Kazahaya no había expresado nada antes de que salieran de casa de su familia, su actitud parecía pasiva y extraña, decidió no acompañarlos a la estación del tren y quedarse en casa sola.

Llegaron a la estación del tren para dirigirse al andén correspondiente y poder abordar, los padres de Kazahaya les despidieron calurosamente deseándoles un buen viaje y que volvieran pronto a visitarles.

—Muchas gracias— respondió Michiru despidiéndose de ambos y caminando detrás de sus compañeros para abordar al tren.

Kazahaya entró corriendo a la zona de andenes para buscar a Michiru, corría sin dirección aparente mientras gritaba el nombre de la joven violinista intentando ser escuchada.

—¡Michiru! … ¡Michiru Kaioh!— gritaba la joven ingresando al andén donde los tres visitantes caminaban hacia el tren que les llevaría de regreso a Tokio.

—¿Kazahaya?— preguntó su madre angustiada —¿Qué sucede hija?—

—Debo irme con ellos mamá, quiero conocer Atenas, ellos me invitaron pero yo estaba indecisa— respondió la jovencita agitando su mano para llamar la atención de Michiru quien miraba de lejos lo que sucedía sin entender nada.

—¿Atenas?— preguntó su padre desconcertado –Sí que tienes ganas de vacaciones exóticas—

—Sí papá, por favor, quiero ir— insistió la joven mientras sus padres se miraban mutuamente sin saber qué decirle a su hija de 15 años.

—Sólo tienes 15 años Kazahaya, y además sabemos lo inquieta que eres, sólo les causarás contratiempos— intentó persuadirla su padre.

—Pronto tendré 16 y prometo no causarles contratiempos o molestias ¿Puedo?— insistió con una seguridad nunca antes vista en ella.

—Sólo no te metas en problemas Kazahaya y mantente en contacto con nosotros— respondió el señor Takahashi a su hija que le abrazó con fuerza.

—Gracias papá, prometo no decepcionarlos— respondió corriendo hacia el tren donde Setsuna, Camus y Michiru la esperaban sin entender a ciencia cierta qué sucedía ésta vez.

—¿Qué harás?— preguntó Camus sin rodeos.

—No prometo ser genial como Haruka—chan, pero sí lo intentaré, desconozco qué clase de “batalla” libraremos pero cuentan conmigo— respondió llena de entusiasmo la chica.

—Abordemos entonces Kazahaya—chan, el viaje será largo y aún tenemos que conseguir los boletos de avión para Atenas— intervino Michiru guiándola al interior del tren.

¿Tienes boleto Kazahaya?— preguntó Setsuna curiosa.

—¡Claro! Sino no estaría aquí dijo con un guiño y amplia sonrisa —¿Puedo sentarme con Michiru—san?—

—Claro que puedes— respondió Camus con ligera sonrisa mientras se sentaba al lado de Setsuna quien sólo reía discretamente.

Durante el viaje a Tokio, Kazahaya preguntó sobre todas sus dudas, tenía que estar segura a lo que iba y qué tenía que hacer para ayudar a la que fuera pareja de su querida prima mayor, a la que tanto había admirado, era su momento de retribuirle todos aquellos consejos que le había dado.

Llegaron a la casa de Michiru en Tokio exhaustos y aún debían buscar la manera de regresar a Atenas lo más pronto posible, estaban seguros que lo que venía sería más complejo de lo que aparentaba ser.

—¡Me muero de sueño!— exclamó Kazahaya recostándose sobre uno de los sillones mientras después de dejar caer su maletín con enseres personales —¿Estaremos mucho tiempo ahí?—

—No lo sé— respondió Michiru marcando en el teléfono el número de la aerolínea para comprar los boletos de regreso a Atenas —¿Por qué?—

—Es que no traje muchas cosas, y ciertamente ropa traje muy poca, sé que en Grecia hace mucho calor y sí guardé mis trajes de baño— rió la chiquilla mirando hacia el techo de la sala.

Camus y Setsuna se miraron mutuamente, lucían preocupados por la actitud tan despreocupada de la joven rubia que seguía riéndose por su último comentario.

—Iré a guardar mis cosas— intervino Setsuna caminando hacia su habitación sin hacer mayor aspaviento.

—Igual yo— dijo Camus haciendo lo propio.

—¿Tienes ropa que me prestes Michiru?— preguntó la chiquilla mirando con seriedad a la joven violinista que pedía los boletos por teléfono y sólo le hacía la seña de que esperase.
Tras terminar la llamada miró a la jovencita mirarla con impaciencia, ciertamente la forma de actuar de Kazahaya sería un problema para algunos aliados, pero no tenían otra opción, si querían estabilidad en la batalla necesitaban que Sailor Uranus estuviese presente en la batalla y si fuera de forma óptima incrementaría las posibilidades de salir victoriosos sin tanta pérdida. Se lamentó también por la jovencita, sabía que lo que tenía por delante sería muy complicado, debía entrenarse y aprender a utilizar sus poderes y su fuerza para combatir y lo peor, no tenía mucho tiempo para hacerlo.

—Claro Kazahaya—chan, tengo ropa que tal vez te guste y sea de tu talla, ven conmigo— dijo la joven guerrera guiando a la más pequeña hacia su alcoba para mostrarle ropa para que se llevase a Grecia.

—¿Cuándo sale el vuelo Michiru?— preguntó Camus desde el quicio de la puerta de la alcoba.

—El Miércoles, es lo más pronto que pude conseguirlo— respondió la chica mientras ponía sobre la cama un par de prendas para que Kazahaya las viera.

—Ya veo, eso quiere decir que todavía tenemos mañana para descansar— respondió Camus entrando al cuarto de la joven que le miraba sonriente.

—Sí, mañana quisiera que me acompañaras a un sitio que quiero que conozcas— dijo Michiru acercándose a Camus mientras Kazahaya les miraba de reojo con curiosidad.

—Claro— respondió secamente el guerrero al notar la visible curiosidad de la pequeña.

—¡Perfecto!— exclamó Michiru volviéndose hacia Kazahaya que disimulaba examinando la ropa que tenía frente a sí.

Camus salió de la habitación en silencio, la curiosidad de la chiquilla le había puesto nervioso, no estaba acostumbrado a gestos tan obvios de interés por la vida de otros, pero sabía que su futura situación sería muy difícil como para comenzar a buscarle problemas.

—Michiru tienes una llamada telefónica de Serena— dijo Setsuna desde el pasillo.

—Voy a contestar, gracias— respondió la joven mientras caminaba hacia la puerta –Revisa lo que gustes del armario Kazahaya—chan, yo vuelvo enseguida—

Corrió hasta donde se encontraba el teléfono para levantar el auricular y poder responder al llamado de su diosa Selene:

—¿Hola?—
Hola Michiru quisiera pedirte un favor…—
—Claro Serena…—
Verás mi madre me contactó y me dijo que Rini estaba en casa y que quería verme pero como sabes estamos de “vacaciones” en Grecia…—
—Entiendo…—
Quisiera saber si podrías traerla contigo para evitar que vaya hasta Tokio por ella y perdamos más tiempo—
—Por supuesto, mañana pasaré por ella y ahora mismo consigo su boleto de avión—
—Muchas gracias Michiru, por cierto, ¿Encontraron a la sucesora de Haruka como Sailor Uranus?—
—Sí, resultó ser su prima menor Kazahaya, necesitamos hablar al respecto, creo que será bastante complejo todo—
En cuanto lleguen te busco y charlamos—
—Gracias Serena, nos vemos el Jueves en la noche—
Claro, el Jueves por la noche los vemos por aquí, cuídense—
—Igualmente, cuídense todos por allá—

— ¿Y bien?— preguntó Setsuna mientras servía té en las tazas que previamente había colocado sobre la mesa en la cocina.

—Serena quiere que nos llevemos a Rini a Atenas— respondió la joven acercándose a su amiga.

—¿La pequeña dama está de nuevo aquí?— preguntó desconcertada la mayor de las guerreras.

—Aparentemente sí, el punto es que conseguiré su boleto de avión, sino tendremos que esperar una semana— explicó la joven volviendo a marcar el número de la aerolínea para pedir un boleto más a su nombre.

Setsuna la miró pacientemente, sabía que Michiru se sentía presionada por todo el asunto de Kazahaya como para además sentirse presionada por la pequeña dama que también iría a Grecia complicando aún más la convivencia con los guerreros atenienses.

— ¡Listo!— exclamó dejándose caer sobre el sillón –Estoy muerta ya—

—Lo imagino, supongo que Kazahaya está en tu alcoba— inquirió Setsuna llevándole su taza de té.

—Gracias, sí, está revisando qué ropa mía le gustaría llevarse, de todas formas creo que allá tendré que comprarle algunas prendas— dijo antes de soplar levemente al caliente líquido que contenía la taza –Por cierto, mañana saldré con Camus, de ahí pasaré por Rini, ¿Podrás cuidar a Kazahaya?—

—Claro, y de la pequeña dama no te preocupes, yo pasaré por ella, de eso no hay ningún problema— respondió Setsuna sentándose al lado de su compañera y amiga.

—Gracias Setsuna— dijo Michiru sonriente antes de comenzar a beber su té.

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