25 dic 2009

Nostalgia…

El tiempo, que estaban llevándose para organizar el evento de Saori, pasaba bastante rápido sin que nadie lo percibiera hasta que Tatsumi llamara la atención a un par de ayudantes:

-¡Demonios! Ya van a ser las tres de la tarde y ustedes cometiendo más errores-

-¿Las 3?- preguntó Michiru totalmente pálida.

-Sí, eso parece ¿Sucede algo?- preguntó Mina notando el extraño estado de su amiga -¿Estás bien?-

-Sí, pero ya debo irme, nos vemos luego…- corrió tropezando nuevamente con Saga.

-¿Otra caída?- preguntó divertido por la situación.

-No, gracias, mejor otro día- rió aún pálida y tratando de apresurar su salida.

-¿Te encuentras bien?- preguntó Camus interrumpiendo las bromas de Saga.

-Sí, pero debo irme, se me ha hecho ya muy tarde, hasta luego- agitó su mano ligeramente y salió corriendo del auditorio.

Saga y Camus observaron correr a la chica totalmente angustiada por algo, pero aún se encontraba lastimada por aquella caída en el patio por lo que Saga notó la curiosidad del amo de hielo.

-Si tanta curiosidad tienes por ella ¿Por qué no intentas conocerla?- preguntó incitando a Camus a tomar la iniciativa.

-Tienes razón- aseguró Camus agradeciendo los ánimos de su compañero de armas.

El acuariano salió corriendo rápidamente del auditorio decidido a acompañar a la chica y conocerla un poco más, mientras Saga regresaba con los demás justo cuando Mina trataba de escabullirse de ahí por sentirse abandonada por su amiga.

-¿A dónde vas?- le preguntó Saga sorprendiéndola por la espalda.

-¡Ah! ¡Me asustas!- gritó Mina golpeando al geminiano –Debo irme ya, es tarde y todavía debo ir a entrenar volleyball- explicó.

-Ya veo… ¿Te molesta si te acompaño, ya me aburrí aquí y ese pelón es muy molesto- pidió Saga a la chica que le miraba con curiosidad.

-Pero… ¿La señorita Kido?- preguntó curiosa.

-Desde hace varias horas nos dijo que podíamos irnos, así que yo me tomo mi tiempo libre ahora, ya ayudé bastante- afirmó Saga.

-Bueno… vamos…-

Caminaron lentamente conversando sobre la estancia de Saga en Tokio, sobre su vida personal, parecía ser que Mina era una hábil entrevistadora…

-¡Vaya! ¿Griego?  Allá debe hacer mucho calor, tienes 28 años y te gusta leer, visitar lugares tranquilos y que no te molesten ¿es todo?- preguntó Mina intrigada.

-Sí, es todo pero… básicamente me conoces totalmente y de ti sólo sé que estudias el tercero de preparatoria, no te gusta estudiar, quieres ser cantante, te gusta el volleyball y te llamas Mina- replicó Saga lleno de curiosidad.

-¿Y qué quieres saber?- preguntó Mina sentándose al lado del caballero dorado.

-No lo sé… ¿Qué otros hobbies tienes? ¿Tu familia? Yo que sé…- preguntó con la mirada fija hacia los árboles.

-Mmh… pues vivo con mi madre aquí, mi padre es el embajador de Japón en Inglaterra, viví allí durante algunos años, adoro viajar; no soy muy buena en artes o en el estudio, y no porque no sepa, sino porque me distraigo, creo que soy demasiado bromista y eso suele molestar a veces, no lo sé… ¿Qué más puedo decir de mí?- se preguntó agitando sus pies de un lado a otro ya que no tocaban el suelo desde donde estaba sentada –Tengo 17 años, no tengo novio, tengo un gato blanco llamado Artemis, no tengo hermanos… ¡Cielos! Creo que no hay mucho que decir de mí- rió divertida analizando todo lo que había dicho.

-Suena interesante…- reflexionó el geminiano fijando su mirada en la de Mina –Tienes una mirada muy profunda, sincera y llena de calidez ¿sabías?-

-¿Eh?- preguntó sonrojada la rubia chica.

Notando el sonrojo de la joven Saga volvió su mirada a los árboles para evitar más tensión. Mina desvió su mirada hacia el lado opuesto y cambió el tema de nuevo.

-Y… ¿Por qué vinieron a Tokio? ¿Tienes familia?- preguntó curiosa.

-Pues… tengo un hermano gemelo, su nombre es Kanon, es una total molestia, aunque me preocupo por él, vinimos porque la señorita Kido nos invitó a mí y mis amigos a pasar un tiempo aquí en su mansión…- pensó sobre la última guerra Santa y todo lo acaecido después de ella y continuó –La familia de la señorita Kido se dedica a apoyar a niños sin padres, por ello Kanon y yo la conocemos, los demás igual…- concluyó evitando hablar de más.

-La Fundación Graude ¿no?- preguntó nuevamente.

-Sí, esa misma- afirmó el geminiano.

-¿Vino tu hermano?-

-Sí pero él ya regresó a su vida normal, nosotros seguimos aquí-

-¿Cuándo cumples años?- preguntó volviendo su mirada hacia él poniéndolo tenso.

-30 de mayo ¿Por qué?- preguntó desconcertado.

-Todavía falta mucho- suspiró Mina –El mío está más cerca- rió guiñándole el ojo izquierdo al geminiano.

-¿Ah sí? ¿Cuándo?- preguntó intrigado.

-El 22 de octubre- respondió sonriente –Cumpliré 18 años y creo que terminando la preparatoria me iré de nuevo a Londres- explicó con algo de nostalgia marcada en su rostro.

-Y no quieres irte…- preguntó notando aquella extraña tristeza.

-No es eso, es sólo que aún tengo muchas cosas que hacer aquí y no quiero despedirme de mis queridas amigas- explicó mientras sus azules ojos se llenaban de lágrimas –Antes de conocerlas solía ser la “rara” de la escuela, la que todos criticaban y nadie hablaba con ella-

-El ver aquella imagen de una chica tan alegre le conmovía de cierta manera, podía entenderla un poco por lo que apoyó su mano sobre el hombro de la chica para infundirle ánimo.

-Todo saldrá bien Mina- dijo finalmente poniéndose de pie –Ya lo verás, te acompañaré a tu casa, ya está anocheciendo y parece que hoy no entrenaste- rió entretenido al ver aquella mirada sorprendida.

***

Michiru salió de la preparatoria siendo acompañada por Camus quien aún no entendía por qué tenía tanta curiosidad por aquella extraña y seria chica…

-Llevamos horas en esta galería de arte, no digo que me moleste el arte, al contrario, pero se me hace extraño estar tanto tiempo con una chica de tu edad- preguntó Camus curioso arrancando una sonrisa de la joven que le miró divertida.

-La exposición que está llevándose a cabo aquí es mía- explicó Michiru sorprendiendo a Camus.

-¿Tuya? ¡Vaya! Pintas precioso- agregó el acuariano algo apenado –Y supongo que la música de violín que suena a través de las bocinas es tuya también-

-Sí, aunque es probable que me retire de todo esto por un tiempo…- explicó acentuándose su tristeza.

-¿Por qué?- preguntó sorprendido Camus.

-Este ha sido mi sueño desde que tengo memoria, pero… por algún extraño motivo he perdido la inspiración… después de…- analizó lo que estaba diciendo y apretando su puño derecho continuó –haberme mudado y distanciado de mis amigas me he sentido sola-

- ¿Estás bien?- preguntó confundido acercándose a la joven quien le miraba con empañada mirada, cosa que le incomodaba -¿Te duele tu brazo todavía?-

-Un poco, ya pasará…- sonrió Michiru desviando la mirada hacia un grupo de personas que salían de la galería.

-Ya es algo tarde, debo regresar a mi apartamento, necesito descansar…- explicó con amable sonrisa –Hasta luego-

-Te acompaño, no te ves muy bien no vaya a pasarte algo…- replicó Camus acompañándola.
Llegaron a la puerta del apartamento de la joven quien después de abrir la puerta se detuvo en el umbral, volviéndose hacia Camus.

-Gracias por acompañarme, eres muy amable Camus- agradeció la joven luciendo bastante agotada.

-¿Te sientes bien?- preguntó desconcertado notando el estado de la chica.

-Llevo un par de noches sin dormir, pero estaré bien, sólo necesito descansar…- explicó.

Camus sintió la profunda tristeza de la chica angustiándolo como pocas veces se había sentido hasta ahora, con su mano derecha levantó el rostro de la chica para mirarla a los ojos, el contacto de la mano del acuariano con su rostro la tomó por sorpresa…

¿Qué haces?- preguntó desconcertada Michiru.

Camus acercó lentamente su rostro al de aquella joven para rozar sus labios ligeramente con los de ella dando un tierno beso…

-Espero descanses y pronto estés mejor, esa tristeza no va con tu bello rostro- dijo separándose lentamente de la chica quien le miraba con las mejillas arreboladas y con expresión de sorpresa –Buenas noches Michiru Kaiou-

Michiru entró a su apartamento cerrando la puerta detrás de sí reflexionando en lo que acababa de sucederle… Entró a su alcoba y tras cambiarse de ropa se recostó en su cama aún sumida en aquel recuerdo hasta quedar profundamente dormida…

No hay comentarios.: