Mientras Saori llegaba a Géminis y charlaba con el guardián del tercer templo del santuario, Afrodita llegaba a su templo cargando a Milo sobre sus hombros, el escorpión iba totalmente inconsciente por el exceso de alcohol que había ingerido durante la fiestecita, si bien Afrodita estaba extenuado y completamente adolorido por tanto sexo con Dohko y Aldebarán en el salón del trono no podía, ni iba a permitirse el meterse en problemas con su diosa por algo tan estúpido como una fiesta de Shion, y tampoco quería ver a Milo en conflictos, por lo que tenía que hacer de tripas corazón con sus dolores y cansancios, y correr hacia su templo para tratar de disimularlo todo…
Recostó al escorpión sobre su cama de la manera más delicada que pudo y velozmente corrió a su baño para ducharse y quedar lo más presentable posible para así ayudar a Milo con su apariencia después…
Solía tardarse mucho bañándose pero como si se tratase de una situación de vida o muerte, le tomó menos de 5 minutos terminar de bañarse, se alistó poniéndose una toga limpia y comenzó a lavar el rostro de Milo con total delicadeza dándose cuenta de que una simple lavada de cara no serviría de nada decidió tomar otras medidas… lo levantó nuevamente sobre sus hombros después de desvestirlo y lo sumergió en una tina con agua y aceites aromáticos para neutralizar el olor a alcohol…
Talló los pectorales del escorpión con total devoción hasta que el propio Milo comenzó a reaccionar por todos aquellos estímulos que estaba recibiendo…
-¿Afrodita?- preguntó Milo entrecerrando los ojos como para agudizar su mirada.
-Sí, sí, soy yo, ya llegó Saori, te saqué de allí porque todo está horrible y supongo que a todos los que están allí les irá muy mal- explicaba el pisciano mientras continuaba lavando el cuerpo desnudo del escorpión.
Milo tomó las manos de Afrodita entre las suyas para detenerlo y le miró fijamente…
-¿Por qué me ayudaste a mí?- preguntó lleno de curiosidad, tenía la sospecha de que Afrodita sentía algo por él pero quería escucharlo, su ego se lo rogaba a gritos.
-¿Qué?- preguntó Afrodita confundido -¿Te parece que es buen momento para que me estés haciendo preguntas?- concluyó el pisciano levantándose.
-¿Tanto te cuesta decir las cosas verdad?- insistió Milo orgulloso.
Afrodita le miró sorprendido, no cabía en su cabeza que Milo lo supiera todo y que además estuviera arriesgándolos a ambos en ese preciso momento en el que Saori muy probablemente explotaría en contra de todos ellos.
-Quieres escuchar que me gustas y que me vuelves loco ¿Es eso?- finalizó Afrodita mientras giraba la perilla de la puerta del baño para abrir la puerta y así salir de ahí antes que otra cosa sucediera.
-¿Es verdad?- preguntó Milo terminando de asearse.
-Sí, pero dudo que sea momento de ponernos a charlar, te dije que Saori ya no tarda en llegar aquí y es preferible que crea que pasamos la noche juntos a que nos relacione con todo lo sucedido allá arriba-
El escorpión se levantó saliendo del agua para sujetar una toalla alrededor de su cadera y caminar hacia el peliceleste quien lo miraba embobado sin poder hacer movimiento alguno o emitir sonido alguno…
-También me gustas mucho Afrodita- susurró Milo acercándose peligrosamente al pisciano y con sus manos atrajo al pisciano hacia si para besarlo apasionadamente sin que Afrodita pudiera oponer resistencia alguna, se dejó llevar en aquel intercambio de caricias y besos hasta que escuchó a través de la ventana que Saori platicaba con Camus de Acuario y se encontraban verdaderamente cerca de Piscis.
-Ya viene Saori- musitó Afrodita separándose ligeramente de los labios de Milo.
-Ya veo… tenemos mucho que hablar Afrodita, supongo que será después del espectáculo que va a montarse cuando subamos- replicó Milo con seria expresión aún abrazado al pisciano quien le miraba asintiendo ligeramente con la cabeza sin poder agregar nada más.
-¿Afrodita?- se escuchó la voz de Saori en la parte inferior del templo de Piscis.
-¡Ya bajo!- respondió Afrodita saliendo de su habitación y bajando las escaleras con rapidez.
-Pensé que no había nadie aquí- dijo Saga con tono burlón mirando al pisciano.
-Pues ya ves, acá estoy- replicó Afrodita haciendo una reverencia a su diosa –Bienvenida señorita Kido-
-Sea bienvenida a su santuario diosa Athena- dijo Milo realizando también una reverencia al pie de la escalera.
Todo aquello estaba desconcertando a Saga y Kanon ¿Cómo era posible que Camus, Afrodita y, pero aún, Milo estuvieran en “sus” templos y no arriba totalmente perdidos por el alcohol?. Saori parecía complacida de al menos ser recibida por algunos de sus guerreros aunque se encontraba curiosa por ver al pisciano y al escorpión juntos en el templo de Piscis, bueno, eso ya sería algo que preguntaría después… por ahora su prioridad era otra.
-Gracias por el recibimiento Milo y Afrodita, les parece si vamos a mi templo, de verdad que estoy muy cansada.- pidió Saori a todos sus guerreros, Kanon y Sorrento quienes accedieron de inmediato continuando su camino al templo principal del Santuario de Athena.
Subieron las escaleras mientras algunos charlaban sobre cualquier cosa para despistar a la diosa y otros tantos se miraban ansiosos por lo que sucedería, entre ellos se encontraban los dos geminianos quienes ya no podían más con su ansiedad y con sonrisas de complicidad subieron los últimos peldaños cediendo el paso a Saori para que fuera la primera en ingresar al Templo Principal…
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