-¿Esto ya es todo Mu?- preguntó en tono burlón al ver las 5 cajas que había estado llevando el ariano.
-Búrlate lo que quieras pero verás lo bien que quedará todo para la fiesta de esta noche Milo-
-Lo sé, lo sé…- reía mientras abrían la puerta de aquel lujoso salón para encontrarse con un ya arreglado Afrodita quien continuaba su ardua labor tratando de componer el arreglo que Aldebarán le hiciera romper.
-¿Qué pasó?- preguntó Mu viendo al afanoso Afrodita tratando de arreglar aquel adorno.
-Se me cayó, me tropecé llevándolo entre las manos y lo tiré…- se quejó molesto el pisciano.
-Bueno, yo los dejo, debo buscar a Dohko, pensé que estaría aquí…- dijo Milo dejando las cajas sobre una mesa y caminando hacia la puerta.
El peliceleste le miraba con anhelo y un leve sonrojo, sin emitir una sola palabra Mu se sentó a su lado y quitándole aquel roto adorno de las manos comenzó a arreglarlo…
Una vez que Milo ya se había retirado Afrodita se enderezó y volvió su mirada al lemuriano quien le miraba sonriente con aquel adorno ya arreglado:
-¡Ya quedó!- dijo amablemente Mu ante la sonrisa de Afrodita.
-Muchas gracias Mu, creo que no soy muy hábil para algunas cosas…- sonreía con aire de decepción.
-Deberías decirle lo que sientes por él… creo que has dejado pasar bastante tiempo ya- le animó el guardián del primer templo del santuario.
-Es que… yo…- murmuró el pisciano.
-Creo que no perderás nada haciéndolo, después de todo, Milo gusta de ti también ¿Lo dudas?- le cuestionó Mu haciéndolo reflexionar en todo lo que había sucedido con Milo en esa semana, primero el que le hubiera encomendado el arreglo del salón de aquella forma, el haberlo dejado dormir con él en su templo por que estaba cansado…
-Lo haré, esta noche se lo diré todo- dijo firme y entusiasmado.
***
-Señor Shion, ya es medio día, como usted me lo pidió estoy aquí- dijo Hyoga entrando al salón donde shion daba audiencias a los caballeros.
-Bien Hyoga, veo que eres puntual, honorable caballero del pato de charco- dijo en tono irónico el patriarca acercándose a Hyoga.
-¿En qué puedo servirle Oh GRAN Patriarca?- respondió el cisne haciendo una leve reverencia ante el patriarca.
-Verás Hyoga, yo sé muchas cosas sobre ti… como… por ejemplo, tu atracción fatal hacia tu maestro Camus de la cual odiarías que se entere porque sabes que te dará el descolón de la vida ¿Me equivoco?- rió Shion al ver la sorpresa en el rostro del rubio guerrero.
-¿Qué quiere de mí patriarca?- preguntó Hyoga aún más pálido que las elegantes paredes de mármol.
-Pues bien, ya que te ofreces para hacerme favores, tendré que aprovechar la inigualable oportunidad mi fiel guerrero del pato de charco… esta noche habrá una fiesta en este templo y por ningún motivo quiero que la bruta se entere ¿Entendido?- ordenó Shion en tono amenazador.
-¿La bruta? ¿Saori?- preguntó Hyoga en tono confuso.
-¡Por supuesto que esa diosa bruta de la “Sabiduría”! si se entera por tu boca yo me encargaré de que Camus sea quien te asesine ¿Te queda claro?-
-Sí ¡Oh Gran Patriarca Shion! Saori no se enterará de lo de esta noche- dijo Hyoga haciendo nuevamente la reverencia…
-Bien mocoso, haz las cosas bien y verás que hasta te ayudo a que Camus te haga caso…- rió Shion al ver aquella disposición de Hyoga.
-¿En verdad Patriarca Shion?- preguntó entusiasmado el rubio guerrero.
-Por supuesto mi pequeño pato de tina, yo puedo hacer eso y mucho más si tu me ayudas y además te diviertes esta noche- expuso Shion colocando su mano derecha sobre el hombro del asombrado caballero de Cygnus.
-Gracias Señor Shion, estoy a sus órdenes, me divertiré mucho esta noche y no diré a Saori nada de esto…- salió entusiasmado de aquel lujoso salón ante la mirada burlona de Shion…
‘Sí que te divertirás y sí que me entretendrás mocoso… esta noche será en verdad inolvidable para todos…’
***
-¡Será una fiesta sin precedentes Milo!- insistía una y otra vez el entusiasmado Dohko de Libra a un ya muy aburrido Milo quien le miraba caminar de un lado a otro con impaciencia…
-¡Ya siéntate! ¿Quieres?- exclamó ya harto Milo dando un golpe contra la mesa.
-Sí, sí pero no te enojes…- se sentó frente al hastiado escorpión que se quejaba molesto por la aburrición.
-También ya estoy ansioso, pero no me voy a poner como idiota a caminar de un lado a otro como esperando que así el tiempo va a pasar con mayor rapidez ¿O sí?- dijo aún molesto Milo.
-Ya sé, por qué no vamos al pueblo por unos tragos, así nos entretenemos en lo que da la hora y vayamos a la fiesta- dijo Dohko con expresión de complicidad a un ya más entusiasmado Milo.
-Bien, vayamos pues, dejemos que el tiempo corra mientras brindamos un poco por la enorme fiesta de esta noche, la cual saldrá de las mil maravillas- se levantó con ímpetu.
Ambos guerreros dorados salieron del templo de Escorpión con rumbo al pueblo para entretenerse mientras los demás afinaban los últimos detalles para aquella fiesta que prometía ser inolvidable para todos.
***
Desde la ventana de su alcoba el atardecer se veía hermoso, no había tenido el tiempo, o quizás el interés, de contemplar algún atardecer, pero sin duda éste era definitivamente especial.
-¿Ya estás listo Afrodita?- pregunto Deathmask de Cáncer a su compañero quién parecía sumido en sus pensamientos.
-Sí, estoy listo pero… ¿Tú qué haces aquí?- preguntó confundido el pisciano.
-Grité desde abajo pero nadie respondió por lo que decidí subir y verificar que siguieras vivo, pero como ya ví que sí sigues vivo pues me adelanto, tengo que llevar estas cajas con cervezas para la fiesta de esta noche, adiós…- salió de la habitación sin emitir comentario alguno más.
Afrodita se quedó mirando al cangrejo salir de su habitación sin emitir sonido alguno, sabía que su situación era lo suficientemente penosa como para compartírsela a su amigo y compañero de armas.
-Creo que ya es hora de ir…- suspiró a modo de quejo.
Se levantó con pesadez con rumbo a la puerta de su alcoba y bajó las escaleras con la misma actitud, cuando de pronto sintió que alguien tocaba su hombro…
-¿Quién diablos?- tomó aquella mano entre las suyas decidido a matar si era necesario…
-¡Hey! ¡Suéltame!- gritó Dohko zafándose del agarre de Afrodita.
-¡Eres tú maldita sea!- respondió Afrodita mirándolo fijamente, parecía molesto cosa que hizo dudar a Dohko.
-Si, soy yo ¿Quién más iba a ser?- preguntó en tono burlón.
-¿Aldebarán?- respondió molesto.
-Ya veo… bueno, no me interesa saber qué pasó porque sé que si te pregunto me mandarás al carajo así que… ¿Me ayudas?- preguntó guiñando un ojo al pisciano quien le miraba extrañado.
-¿A qué?-
-A ponerme bien esta faja- respondió Dohko apenado.
-¿Faja? Pero si gordo no estás- dijo aún más extrañado Afrodita.
-Lo sé, es que… verás, durante el entrenamiento de ayer me caí en las escaleras mientras corría y me di un fregadazo de esos para recordar y me lastimé un poco- explicó ante un Afrodita bastante atento.
-Bien, ven por acá- guió al ‘antiguo’ maestro a su habitación para ayudarle a colocarse la incómoda faja.
Dohko le dio la faja a Afrodita mientras se despojaba de la camisa y bajaba su pantalón ante la mirada curiosa del pisciano…
.¿Ocurre algo?- preguntó simulando confusión el honorable guardián de Libra.
-¿Eh? Nada ¿Ya estás listo?- preguntó intentando acelerar el asunto para poder irse a la fiesta y allí saciarse.
Dohko se acercó peligrosamente al pisciano quien se apresuró a colocar la faja en donde correspondía sin fijarse en si lastimaba a Dohko o no…
-¡OUCH! Afrodita te dije que estoy lastimado, ¡Me estás lastimando más!- gritaba Dohko mientras el afanoso Afrodita trataba de salir corriendo de aquella situación en la que sabía caería…
-¡YA ESTÁ! Ahora podemos irnos a la fiesta pero… ¿Cómo vas a hacerle para divertirte en la fiesta?- preguntó curioso con amplia sonrisa el pisciano.
-Ya veré como… ahora, sí es mejor que nos apresuremos- salió antes de Afrodita a paso veloz con rumbo al templo principal donde ya se escuchaba la música y las carcajadas de varios de los caballeros atenienses.
Entró al salón que había decorado con tanto interés contemplando aquel increíble ambiente que se había logrado gracias a su ingenio y buen gusto, buscó a Milo con la mirada sin emitir palabra alguna cuando se dio cuenta que su anhelado escorpión se encontraba platicando amenamente con el acuariano Camus, sintió su sangre hervir en su interior… ¿Acaso estaba celoso de Camus? ¡Ja! ¿Cómo si alguien pudiese estar celoso de una hielera?.
Se acercó con su ya conocida forma de caminar y su porte hacia donde se encontraban platicando Camus y Milo sobre la comida para la fiesta…
-¿Buena fiesta no?- preguntó Afrodita interrumpiendo la plática obligándolos a voltear hacia él.
-Sí, te ha quedado fantástico el salón Afrodita- dijo entusiasmado Milo.
-Sí, has hecho un excelente trabajo, tienes muy buen gusto, te felicito- continuó Camus con su típica expresión de indiferencia.
-Gracias, por lo menos el esfuerzo se hizo, con su permiso debo ir a saludar a Mu…- se alejó de aquel par que le miraron confundidos por la extraña actitud.
***
Shion entró al salón por la parte trasera, sabía que quería divertirse con Shun de nuevo, le haría gritar por más esta vez… no se cansaría ni le dejaría cansarse… sería una fiesta verdaderamente inolvidable para él y aquel caballero de bronce que tanto le provocaba.
-¿Buscabas a alguien Shion?- preguntó Dohko a su lado.
-A Shun, ¿Mis “encargos”?- preguntó sin dejar de buscar al chico con la mirada.
-Los he dejado en tu alcoba Shion, ya está todo lo que pediste- aseguró Dohko ante una retorcida sonrisa de su honorable patriarca quien seguía buscando a Shun sin perder su pose de Honorable y Poderoso Patriarca del Santuario de Athena.
-De acuerdo Dohko, gracias, ya encontré a mi presa, dile que lo espero allá- salió del salón nuevamente con rumbo a su suntuosa alcoba para esperar con toda su ansiedad al guerrero de bronce.
***
En la fiesta Dohko buscaba a Shun con apuración, no le convenía que Shion se molestara tan temprano sino, ordenaría cancelarlo todo y ¿Tanto esfuerzo para nada? ¡JAMÁS!
-Shun que bueno que te veo- dijo aliviado Dohko al ver al joven guerrero.
-¿Qué sucede antiguo maestro?- preguntó Shun viendo el alivio en el rostro del más antiguo de los caballeros dorados.
-Shion, digo… nuestro Honorable Patriarca quiere verte en su alcoba- dijo discretamente al oído del peliverde que asintió ligeramente con la cabeza saliendo en seguida de aquel lujoso salón sin hacer mayor aspaviento.
Caminó a través de los oscuros pasillos que le conducían a la habitación de Shion, sabía que era lo que haría allí, por lo que desde horas antes se había preparado mentalmente a pasar una noche de lo más agitada al lado de aquel lascivo patriarca.
Entreabrió la puerta de la alcoba buscando con la mirada a Shion sin encontrarle… entró sigilosamente continuando su búsqueda cuando de pronto escuchó la puerta cerrar a su espalda sonido que le hizo voltear bruscamente perdiendo un poco el balance siendo sostenido finalmente por Shion quien en seguida comenzó a masajear su cuerpo…
-Ahhh Shion… ahhh ¿Me llamaste?- preguntó Shun entre gemidos de placer por aquel jueguillo que comenzaba a gustarle.
-Sí… ¿Listo para nuestro juego de hoy?- preguntó con retorcida sonrisa ante la mirada expectante del guerrero de Andrómeda…
***
En el lujoso salón donde se llevaba a cabo la escandalosa fiesta los caballeros dorados y algunos otros guerreros colados ya habían comenzado a poner el ambiente bebiendo alcohol y riendo a carcajadas, algunos guerreros ya se habían arrinconado entre algunas columnas del salón para comenzar las sesiones de caricias y lascivos juegos…
Desde una de las mesas cerca de las bocinas Afrodita de Piscis seguía todos y cada uno de los movimientos de cierto compañero suyo quien conversaba y se carcajeaba con varios guerreros más… era muy sabido que la paciencia no era una de las más grandes cualidades de Afrodita, sobre todo cuando de conquistas se trataba…
Se levantó de la silla con dejo de fastidio sin darse cuenta que estaba siendo observado por el ‘antiguo’ maestro quien le seguía con la mirad desde el lado opuesto del salón…
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