-¿Seguro quieres jugar mi querido Shun?- preguntaba con ese tono lascivo que le tenía extasiado…
-¡Sí!- demandaba con voz ronca y llena de ese placer que no quería dejar de sentir…
Shion se enderezó un poco ante la mirada expectante del caballero de Andrómeda quien intentaba averiguar qué tramaba aquel juguetón patriarca. De pronto vio que entre sus manos Shion tenía un dildo de gran tamaño, aquella mirada encendida de Shion logró arrancar un profundo gemido del joven guerrero quien le miraba lamer a placer el dichoso juguetito mientras con uno de sus dedos giraba una argolla plateada que destellaba por la luz de las velas a su alrededor…
-¡No me hagas esperar así!- rogaba nuevamente el muchacho a un muy excitado Shion quien continuaba lengüeteando el dildo una y otra vez hasta rozarlo contra los labios del joven quien al instante comenzó a lamerlo de igual manera ante la complacida expresión de Shion…
-Así se hace mi bello Shun… ¿Estás listo ya?- preguntó cerca de la oreja del joven guerrero quien al sentir el cálido aliento del patriarca sobre su piel gimiendo como respuesta.
Shion tomó con su mano derecha el juguete ante la mirada expectante de Shun quien al sentir el roce del objeto sobre su erecto miembro se desesperó sacando de concentración a Shion, quien estaba decidido a no dejar de jugar con aquel chico, al menos por un muy buen rato…
-No me gusta que te me desesperes Shun, disfrútalo…- rió Shion mientras sujetaba ambas muñecas de Shun con unas esposas a la cabecera de la lujosa cama.
Una vez con Shun atado, Shion procedió a colocar aquella argolla en el pene de Shun quien al sentir esa presión soltó un ligero quejido de dolor mientras Shion se relamía los labios de manera libidinosa, flexionó ambas piernas del joven peliverde para seguir rozando aquella sensible piel con su juguetito, arrancando sonoros jadeos y gemidos del joven caballero de bronce…
Finalmente introdujo aquel grande dildo en el ano de Shun excitándole aún más, el acelerado movimiento de aquel juguete en su interior aumentaba más y más su excitación, aunado con el cada vez más intenso dolor de su pene atrapado en aquella argolla era un conjunto de sensaciones que sin duda alguna estaban volviéndole loco…
***
-¿Afrodita puedo hablar contigo?- preguntó Dohko con voz apagada a un distraído pisciano que asintió con la cabeza sin prestar atención a su interlocutor.
Salieron juntos del salón con rumbo a otra habitación dentro del mismo templo de Athena…
-¿Qué quieres Dohko?- preguntó aún distraído Afrodita de Piscis.
-¿Qué pretendes con Milo?- preguntó directamente y sin rodeos, situación que logró alterar al pisciano quien buscaba esconder sus verdaderas intenciones hasta lo que él llamaba “tiempo oportuno”.
-Nada, jugar un rato quizás ¿Por qué?- dijo fingiendo no darle importancia a Milo.
-Ya veo… por eso me fascinas Afrodita…- dijo Dohko jalando hacia sí al pisciano mientras besaba aquel blanco cuello, sus manos masajeaban el bien formado cuerpo del pez mientras éste intentaba zafarse de aquella situación sin conseguirlo -¡Eres rápido Afrodita!- exclamó finalmente Dohko mientras introducía su mano en el pantalón de Afrodita.
-¡Ya… ah… déjame Dohko!- insistía el pisciano una y otra vez, sintiendo como su sangre comenzaba a hervir y su excitación iba haciéndose más notoria…
-Pero si esto te encanta Afrodita… además ahora tenemos la grandiosa oportunidad de hacerlo en el trono de Athena…- dijo Dohko besando furiosamente los labios del pisciano quien una vez más se dejó llevar por aquel intenso calor en su interior.
Apartó rápidamente la toga de Dohko descubriendo aquel fornido cuerpo que el misophetamenos[1] de Athena había logrado conservar en el ‘antiguo’ maestro, Dohko por su parte despojó a Afrodita de su ropa con mayor lentitud hasta que la desesperación de Afrodita logró apresurarle…
-Ah… Dohko… siempre logras convencerme de esto aún cuando ya no quiera hacerlo…- jadeaba el peliceleste ante la sonrisa lasciva de Dohko quien continuaba masajeando la entrepierna de Afrodita.
-Ven…- dijo finalmente Dohko jalando a Afrodita hacia el trono de la diosa de la ‘sabiduría’ de la que eran sus más fieles y poderosos guerreros.
Se sentó sobre el trono de Athena totalmente desnudo mientras Afrodita se arrodillaba ante él para masturbar aquel enorme miembro de Dohko hasta finalmente decidir lamerlo y succionarlo a placer mientras Dohko gemía incontrolablemente al compás de aquel incesante movimiento de la boca juguetona y experta de Afrodita de Piscis.
-Ahh… ya… Afrodita… ya…- gemía una y otra vez tratando de detener al pisciano de su ardua labor…
-¿Qué pasa Dohko?- preguntó curioso el peliceleste mientras, aún jadeante, Dohko acariciaba su rostro para acercarlo hacia el suyo y volver a besarlo.
Afrodita estaba dejándose llevar por todo lo que Dohko hacía, estaba convencido de que no saldría ni lastimado ni humillado como solía suceder con Shion o Aldebarán… Estaba de pie inclinado hacia Dohko quien aún se encontraba sentado en el suntuoso trono de la diosa a la que habían jurado proteger, Dohko, en un hábil movimiento acercó la cadera de Afrodita hacia sí para lamer aquella sensible piel del pisciano quien jadeaba frenéticamente llenando aquel enorme salón de jadeos y gemidos…
La cálida y húmeda lengua de Dohko recorriendo su ingle y su miembro de punta a base estaba provocándole un placer que en raras ocasiones había podido experimentar…
-¡Dioses Dohko! Ah…ah… ahhh…- jadeaba Afrodita una y otra vez al compás de la intensa boca del librano.
Finalmente Afrodita no pudo más y eyaculó en la boca de Dohko quien succionó y bebió todo aquel semen relamiéndose los labios ante la mirada extasiada del pisciano, quien sonreía mientras se acercaba nuevamente a Dohko con mirada juguetona…
-Bien mi Señor Dohko, ahora sí que le haré gozar mientras está en el trono…- dijo con tono lascivo el peliceleste.
Rápida y hábilmente, Afrodita comenzó a introducir el grande y duro miembro de Dohko en su cuerpo para comenzar a moverse lentamente mientras Dohko gemía incontrolablemente…
-Afro…dita… eres bueno… me fascinas… - repetía una y otra vez entre jadeos y gemidos que incitaban a Afrodita a acelerar el ritmo de sus movimientos sobre el miembro del ‘antiguo’ maestro.
Los gemidos, jadeos y gritos de ambos llenaban la habitación logrando ser escuchados en el pasillo, donde nuestro muy querido y apasionado caballero de Tauro esperaba su turno con el pisciano, se había quedado con ganas de más ya que en el santuario todos sabían lo mucho que Afrodita rogaba por más sexo, entre más salvaje y más rudo Afrodita terminaba pidiendo más y más… Pero había que llegarle de buen modo, la vez anterior Aldebarán sabía que se había excedido y que le había lastimado y humillado cuando él no quería… era momento de la reivindicación…
[1] Misophetamenos es la técnica que Athena le concede a Dohko de Libra después de la primera Guerra Santa en contra de Hades, la cual consiste en que el corazón de Dohko latía cien mil veces por año, cuando ese es el número de latidos por día, por lo que sus 243 años de vida no eran más que 243 días.
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