Mu salió de su templo molesto, la actitud de Saga en todo lo referente a su maestro era sencillamente insoportable para él, admiraba a su maestro, gracias a Shion era un guerrero de Athena y era el guardián del primer templo, pero por otro lado amaba a Saga y no quería perderlo, sí que se sentía en una encrucijada.
Caminó hasta el templo principal donde Dohko y Shion reían a carcajadas de tan sólo recordar lo sucedido en la mañana en el templo de Piscis, y de pensar en todos los problemas que generarían los juegos de Afrodita y todo el sexo que verían y podrían experimentar gracias a lo mismo.
-Maestro…- intervino Mu ingresando al salón del trono.
-¿Mu?- preguntó Shion desconcertado -¿Qué pasa, no estabas entrenando?-
-Sí maestro, pero debo preguntarle algo- continuó Mu tras hacer una ligera reverencia ante la que Dohko se relamió los labios, acto que sin duda no podía pasar desapercibido ante los ojos de Shion.
-¿Y qué es eso que quieres preguntar?- inquirió el patriarca con ligera y retorcida sonrisa.
-Ahora que la señorita Kido fue a Japón y estaremos libres unas semanas… ¿habrán planes?- concluyó el guardián de Aries.
-Sólo invitaremos a unos cuantos amigos y aliados al santuario a descansar, por ceirto algunos de ustedes tendrán que abrir las puertas de sus templos para alojarlos, no todos caben en el templo principal- explicó Shion mientras Mu asentía con la cabeza sin decir nada.
-Gracias por decirme maestro, ahora debo volver a mi templo- respondió Mu caminando hacia la puerta del salón.
-Si lo quieres tómalo Dohko, amigo mío- musitó Shion mientras Dohko asentía sonriente, imaginando el aroma de la piel de Mu, sus gemidos, su semen mojando su vientre y su cama…
Dohko salió del templo principal detrás de Mu, corrió para alcanzarlo, le haría estar en su templo con el pretexto de preparar la lista de invitados, aunque ésta ya estuviera previamente planeada para ayudar a Afrodita con sus juegos.
Le alcanzó cerca del vacío templo de Sagitario, le detuvo siguiendo su plan maestro, tenía que hacerlo suyo y aparentemente Mu no sospechaba nada en absoluto, sí que le haría estremecerse en sus brazos, gemir como nunca antes… estaba ardiendo de deseo por hacerlo suyo una y otra vez, aunque fuera sólo una noche.
Entraron a Libra sin decir una sola palabra más, Mu parecía dispuesto a ayudar a Dohko con la lista de invitados de Shion, sabía que su maestro estaba planeando algo fuera de lo común, estaba actuando extraño, pero aún así era su maestro, internamente rogaba que Saga no se enterase que estaba ayudándoles a preparar su lista…
-A ver Mu pásale, siéntate, ponte cómodo, iré por unos tragos para refrescarnos de este maldito calor- dijo Dohko saliendo de la estancia en su templo.
Mu se sentó en un amplio sillón y retiró parte de su cabello que descansaba sobre su frente, estaba verdaderamente acalorado y sí que le vendría bien un trago, observó regresar al librano con un par de vasos en la mano, parecía vodka, ¡Sí que a Dohko le gustaban las bebidas fuertes!
-Toma Mu, espero te guste el vodka, pero por ahora no tengo otra cosa- dijo el chino al tiempo que acercaba el vaso con hielos y la bebida.
-Gracias Dohko, está bien el vodka- respondió Mu con tranquilidad y ligera sonrisa.
Comenzaron a elaborar un borrador de lista de invitados y qué templos ocuparía cada uno de ellos para que los planes de Shion salieran a la perfección, de pronto el alcohol comenzó a hacer de Mu su presa haciéndolo sentirse mareado, Dohko comenzó a hacer bromas y a reducir el espacio que existía entre ambos hasta quedar tan cerca del ariano que incluso podía percibir el aroma de su piel, aquel aroma que comenzaba a excitarle…
Dohko comenzó a juguetear con el cabello del lemuriano sin que éste opusiera resistencia, estaba demasiado mareado como para incluso relacionar las acciones de Dohko con el alcohol… la mano juguetona de Dohko comenzó a recorrer las bien formadas y ejercitadas piernas del guardián de Aries logrando que éste empezara a sentir más calor de lo usual…
-Dohko… ah…- gimió Mu abriendo ligeramente sus piernas para que el librano pudiera recorrerlas todas a placer.
-Sí que te gusta esto Mu…- rió Dohko mientras se acercaba peligrosamente al blanco cuello del ariano, comenzando a mordisquearlo y lamerlo a gusto.
Los constantes y sonoros gemidos de Mu llenaban la habitación animando al chino a seguir con su labor, ciertamente la erección de Mu era demasiado evidente y la presión del pantalón sobre la misma comenzaba a dolerle, guió la mano de Dohko hasta su entrepierna rogándole con la mirada le liberara de su prisión, él entendió inmediatamente y lentamente comenzó a despojarle de sus prendas, una a una hasta tenerle frente a sí totalmente expuesto con las pierna abiertas y completamente excitado… aquella poderosa erección del ariano era una tentación que le hacía derretirse, quería probarlo, estaba ansioso por hacerlo pero prefirió comenzar por lamer aquella cavidad aún desconocida para él, introdujo la punta de uno de sus dedos arrancándole a Mu un profundo y sonoro gemido, movió ligeramente el dedo viendo aumentar el sopor en las mejillas de Mu.
El ariano comenzó a acariciar su excitado miembro lentamente para provocar que Dohko le mirara e hiciera algo con su erección, cuando de pronto sintió la cálida y húmeda lengua del chino introducirse por su entrada, la sintió moverse y juguetear en la orilla y en parte del interior, sí que estaba provocándole, estaba haciéndole perder la cabeza por completo, comenzó a masturbar su virilidad con brusquedad para satisfacer esa necesidad que tenía, el chino miró con lujuria aquella expresión del lemuriano quien jadeaba y gemía sin control, no quería llevarlo a la eyaculación todavía, quería sentir su calidez primero… se relamió los labios de forma lasciva y se enderezó para comenzar a frotar su erecto pene contra los sensibles testículos del ariano que comenzó a suplicar a Dohko que se apresurase con esa placentera tortura que internamente le estaba llenando de mortificación.
Entró bruscamente en aquella cálida y estrecha cavidad del ariano para guiar su miembro lo más dentro de Mu que pudiese y comenzar con sus fuertes y bruscas estocadas que arrancaron un grito desde lo más profundo del ariano, era un clamor de dolor mezclado con un tortuoso placer… Dohko disfrutó de la expresión facial de Mu, una mezcolanza entre remordimiento, placer y dolor que le excitaban aún más, intensificó sus movimientos aún más haciendo que los gemidos y gritos de Mu se hicieran más fuertes, sobre todo cuando la mano del chino comenzó a juguetear sobre los testículos del lemuriano que ya no podía aguantar más.
La eyaculación de Mu vino justo cuando Dohko empujaba con fuerza en su interior y masajeaba con firmeza sus testículos para estimularle más, el sentir aquel caliente semen mojar su vientre y manos le volvió loco por lo que aceleró más sus estocadas sin fijarse en si lastimaba o no al lemuriano que gritaba de forma frenética de dolor, hasta el momento en que su eyaculación estalló en su interior llenándolo de calor y ardor por la fuerza que Dohko había impreso en sus movimientos pélvicos.
-Ha estado rico Mu- rió Dohko sacando su hombría del interior del ariano que al sentirlo salir se dejó caer al suelo en posición fetal, producto del punzante dolor que sentía en su cavidad anal y en su vientre.
-Eres un asco Dohko…- musitó Mu quejándose de dolor.
-Bien que lo disfrutaste, y si no lo hiciste puedo decirte que yo sí y mucho, eres una buena piruja Mu- rió entre carcajadas el chino aventándole sus prendas al guardián de Aries.
Mu le miró decepcionado y asqueado por todo lo sucedido, y aún más por lo dicho. Se sentía usado, sucio, indigno… tomó su ropa y haciendo acopio de fuerzas se vistió lo más rápido que pudo para salir de ahí y poder regresar a su templo y olvidarse de todo.
Dohko se duchó con rapidez y retornó al templo principal con amplia y lasciva sonrisa, entró la salón del patriarca donde Shion le miraba extasiado por su expresión facial, seguro su entrañable amigo había logrado su cometido…
-¿Y bien?- preguntó Shion curioso.
-Me lo follé hasta hartarme, digamos que le dolió al pobrecillo pero sí que le gustó aunque diga que no- rió Dohko –Con respecto a tus invitados él ya dispuso quién se queda en qué templo del santuario-
-Al menos ya no tendremos que preocuparnos por ese detalle- rió Shion –Sí que mi discípulo te fue útil en todo sentido-
Ambos rieron hasta el cansancio, sus carcajadas alcanzaban a oírse hasta el pasillo done un par de soldados especulaban sobre el motivo de las risas de Shion y Dohko.
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