13 nov 2010

"¡Manos a la obra!"

Tal y como había decidido, esperó contemplando por cerca de dos horas y media, cómo Afrodita y Shion retozaban, jugaban, se tocaban y mordisqueaban jadeantes, Dohko se encontraba más que excitado, percibió cuando Shion notó que había dejado la hojita en su templo… levantó su mirada para notar la presencia de su fiel compañero y amigo Dohko que agitaba la hoja levemente evitando llamar la atención de un muy concentrado, y excitado, pisciano.

-Quieres jugar más Afrodita…- susurró Shion jadeante.

-Ahh… sí…- gimió Afrodita mientras se recostaba boca arriba frotando su virilidad con la de Shion.

-Bien…- jadeó nuevamente el peliverde cubriendo los ojos del peliceleste con un paño –juguemos entonces…-

Shion se enderezó para dejar en suspenso a Afrodita quien; con los ojos cubiertos, y totalmente excitado, movía sus brazos y le insistía una y otra vez a Shion que lo penetrara.

Dohko se acercó lentamente para darle la hoja a su amigo quien le hizo la seña de que jugara, con Afrodita, sin hacer demasiado ruido que les delatara; mientras él revisaba la dichosa lista que le daría después al peliceleste. Shion se sentó en el sillón que se hallaba junto a la cama revisando la lista mientras Dohko penetraba al pisciano moviéndose bruscamente y evitando hacer más allá que jadear o gemir hasta desahogar su excitación vaciándose dentro del pisciano que se arqueó de placer cayendo jadeante, y finalmente agotado, sobre la cama.

Al notar aquello, Shion se levantó del sillón y con la mirada pidió a Dohko que saliera sin hacer ruido, el librano se colocó rápidamente la toga que cubriera su cuerpo hacía cerca de media hora atrás y salió sin hacer ruido.

-¡Dioses Shion!- jadeó Afrodita aún sin quitar el paño de sus ojos –Sí que te gusta jugar, ya acabaste conmigo por hoy…-

Tras escuchar aquello Shion soltó una sonora carcajada, sabía que era una probabilidad que cuando empezaran con ese juego que Afrodita deseaba llevar a cabo su diversión fuera meramente como voyeur; sin embargo, no se limitaría en cuanto a saciar sus finísimos apetitos se refería, gustaba estar de mirón, pero aquello de “mirar y no tocar” no era lo suyo…

-Bien Afrodita, lo prometido es deuda- dijo lanzando la famosa lista sobre la cama junto al pisciano, el peliceleste enseguida se retiró el trozo de tela de sus ojos y comenzó a examinar la hoja sin emitir una sola palabra, situación que mantenía a Shion en un suspenso tremendo…

-¿Y bien?- preguntó impaciente el patriarca.

-Mhhh…- musitaba constantemente Afrodita mientras repasaba la lista varias veces pensando en sus posibles combinaciones e imaginando la diversión que todo esto le generaría.

Shion se dejó caer en el sillón viendo al pisciano leer y reír disimuladamente, sólo Afrodita sabía todo lo que esa pequeña lista representaba, y sí que sabría ser agradecido, la aprovecharía al máximo…

El pisciano se levantó de la cama para sentarse sobre las piernas del sonriente patriarca que le miraba satisfecho.

-Gracias Shion- dijo al tiempo que acercaba sus labios al cuello del lemuriano quien sólo comenzó a reír por el gesto del pisciano tomándole de las caderas.

-Espero que te sea provechoso, pero sabes que esto te saldrá carito conmigo Afrodita- rió Shion separando al pisciano de su cuerpo –por ahora estoy exhausto, debo regresar a mi templo, cuando tengas algo más en qué ayudarte ya sabes dónde buscarme-

Afrodita se levantó dejando a Shion ponerse de pie para abandonar su alcoba, y posteriormente su templo con rumbo al templo principal para comenzar con los preparativos de las semanas que Saori estaría en Japón saliendo con Julián Solo.

Afrodita continuó revisando la lista a conciencia, tomó la tabla que había arrancado del libro y comenzó a elaborar su plan de acción para poner manos a la obre, sí que serían unas vacaciones inolvidables para él y sus compañeros, les ayudaría a encontrar el “amor”.

Mientras tanto Saga conversaba tranquilamente con Mu en Aries, sabía que Shion estaba planeando algo y que eso generaría serios problemas si Saori regresaba y se enteraba de todo…

-Tu maestro es un auténtico peligro, debió quedarse muerto, tal y como lo dejé- dijo Saga visiblemente preocupado.

-Tú también estarías muerto entonces Saga- respondió Mu sin perder la calma.

-¿Estás de su lado entonces?- preguntó molesto el geminiano.

-¿A qué te refieres?- preguntó sin perder la compostura el ariano.

-¿Apoyas sus estupideces?- preguntó Saga, aún más molesto.

-¿Te refieres a las fiestas y orgías que a veces planea?- preguntó desinteresado el lemuriano.

-¡Exacto!- exclamó Saga intentando buscar una respuesta de su interlocutor.

-No- respondió mirando fijamente al geminiano que daba vueltas frente a sí  -Pero él es el patriarca, si te opones a sus planes te tachará de traidor, sabiendo cómo es la señorita Kido deberías estar entendido de que ella no averiguaría si es cierto o no-

-Pero…- interrumpió Saga afectado por el comentario.

-Eso no quiere decir que vaya a hacer todo lo que Shion me diga ¿o sí?- finalizó Mu levantándose de su silla para besar a Saga.

El geminiano respondió el gesto rodeando al lemuriano con sus brazos y profundizando aún más el beso, acarició con frenesí la delicada piel en la espalda de Mu arrancándole sonoros gemidos.

-Saga… ah…- gimió Mu intentando separarse del geminiano –Aquí no…- jadeó finalmente.

-Lo sé…- dijo Saga finalmente separándose de Mu y permitiéndole a éste respirar.

-Tú dijiste que nadie debía enterarse que hay algo entre nosotros, especialmente mi maestro Shion- dijo Mu sentándose de nuevo en la silla.

-Lo sé, Shion pensó que estaba jugando contigo en la última fiesta, seguramente si se entera que no es así comenzará con sus intrigas y tonterías para que te enojes conmigo- reclamó Saga caminando hacia una de las columnas del templo de Aries.

-Tranquilo, no diré nada, y no porque no quiera Saga- respondió Mu intentando calmar a su amante, ya habían pasado cerca de un año juntos y ciertamente él quería hacer pública su relación con el geminiano, pero éste estaba tan lleno de dudas con respecto a Shion que se lo impedía una y otra vez.

-No es que no quiera que sepan los demás Mu, lo sabes- insistió Saga acercándose al lemuriano –Odio tener que esconderme pero no quiero que nos separemos por las intrigas de tu maestro al que todo le crees-

-¿Todo le creo a Shion? ¿Estás seguro de eso Saga?- preguntó Mu alterándose.

-¿No es así, la vez que te dijo que yo me había acostado con Afrodita no me reclamaste nada?- preguntó Saga intentando hacer recordar a Mu.

-No fue reclamo Saga, fue una simple y llana pregunta- respondió Mu dirigiendo su mirada hacia otro extremo del templo.

-¿Lo ves? No puedes negarlo Mu, le crees a Shion- insistió Saga nuevamente.

-De acuerdo, me equivoqué en esa ocasión- dijo Mu mirando de frente nuevamente a Saga.

-Sí, pero por esa estuvo a punto de darse cuenta que estamos juntos y entonces no sólo habría sido esa- finalizó Saga caminando hacia la salida del templo de Mu –No quiero discutir contigo, ahora mismo estoy de muy mal humor, te veo después-
El geminiano salió del templo de Aries molesto, sólo quería regresar a su respectivo templo y descansar, pensar y despejarse un poco, si algo lo ponía mal era pelearse con Mu por culpa del tema “Shion”.

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