28 mar 2014

IV. Cambio de opinión.



IV
Cambio de opinión

No desperté sino hasta pasado el mediodía, me dolía todo el cuerpo y estaba incómodo, de alguna manera al despertar y saber que él había estado pendiente de mí durante la noche y que me había quitado a Shion de encima, lo que significaba que me había visto en una posición vergonzosa en la que no había podido hacer nada para defenderme.

Traté de levantarme de la cama pero el dolor hizo que volviera a acostarme de inmediato, como si de un resorte se tratase.

–Deberías descansar más –dijo ingresando a mi alcoba con un plato en sus manos.

–Estoy bien, te agradezco la ayuda anoche, yo…

–No es necesario que digas nada, sé que Shion abusó de su posición.

–Yo no sabía que estaba aquí, más bien ni me di cuenta que entro a mi templo, es mi culpa por no estar atento –dije desviando la mirada hacia la ventana, me sentía ridículo teniendo que agradecerle a él, Deathmask de cáncer.

–Lamento haberte metido en ese problema –dijo acercándose y colocando el plato con frutas sobre la mesilla al lado derecho  de mi cama.

–No debiste molestarte, estaré bien, de verdad te lo agradezco –dije mirando el plato que había colocado en la mesilla.

–Afrodita, yo…

–Disculpa aceptada –dije esbozando una ligera sonrisa, mi rostro dolía como pocas veces había sentido–, espero no te hayas metido en problemas con Shion por ayudarme.

–Ese Shion… –bufó haciendo una mueca de molestia–, Dudo que quiera meterse conmigo, ya circulan muchos rumores sobre sus idioteces, si digo que intentó abusar de mí, aunque él lo niegue todos lo creerán.

– ¿Cómo? –cuestioné sorprendido.

–Tú no tienes nada de qué preocuparte, si él quiere meterse contigo de nuevo, por favor, dímelo y yo mismo me encargaré de él –dijo sentándose a mi lado sobre la cama. Me quedé mirándolo en silencio, no sé cuánto tiempo pasó hasta que acercó su mano y la colocó sobre mi frente–. ¡Rayos, tienes fiebre!

Salió disparado a la cocina, escuchaba sus pasos que con rapidez recorrían mi templo de un lado a otro, ruido de trastos siendo movidos, maldiciones suyas. De pronto apareció de vuelta con una bandeja pequeña con agua fría y hielos, y una toalla pequeña.

–Vamos, recuéstate bien –pidió mientras se sentaba a mi lado de nuevo, sacó la toalla de la bandeja y la exprimió un poco para después colocarla sobre mi frente, el agua estaba helada, estaba comenzando a sentir frío.

–Voy a estar bien, no es necesario que te molestes –dije intentando convencerlo de irse a su templo.

–No es molestia –se limitó a responder–, trata de dormir un poco, necesitas descanso.

Cerré los ojos haciendo un esfuerzo sobrehumano para intentar dormir, pero no podía dejar de pensar y darle vueltas a todo lo que había pasado desde que echó a Shion de mi templo, lo que me había dicho minutos atrás… ¿por qué estaba siendo tan amable conmigo ahora?, ¿acaso la culpa estaba haciéndolo sentirse tan mal como para estar cuidando de mí de esa manera?... caí dormido.

Cuando desperté estaba sentado sobre una silla a mi lado, estaba dormido, parecía que el cansancio le había vencido, estaba incómodo por la situación, ¿acaso él no me menospreciaba por “parecer mujer”?, estaba cuidándome. Era cierto que sus provocaciones habían logrado que le respondiera y ambos fuéramos sancionados por Shion, y que eso había derivado a que Shion se hubiera metido a mi templo y hubiera intentado abusar de mí.

Pero también era cierto que de no ser por la intervención de Deathmask, Shion habría consumado el abuso, y muy probablemente habría intentado chantajearme para tenerme en esa posición las veces que se le hubiera dado la gana, porque había intentado defenderme, pero uno de sus golpes logró dejarme fuera de combate y dejé de forcejear, ¿acaso había estado Deathmask vigilando a Shion, y había decidido intervenir una vez que dejé de luchar?, la sola idea me revolvía el estómago, porque si fuese así, ¿qué carajo estaba esperando ver?, ¿acaso se imaginaría que yo correspondería a Shion, y de haber sido el caso habría estado jodiéndome con ello o buscaba algún motivo para poder tener a Shion a su disposición?

Estaba mareado, adolorido y cansado de darle vueltas a tantas preguntas cuyas posibles respuestas estaban resultándome repulsivas. Me levanté con pesadez, necesitaba ir al baño y ducharme, quizás eso me haría sentirme mejor. Mientras terminaba de  bañarme escuché su voz…

– ¿Estás bien? –cuestionó, sonaba preocupado.

–Sí, bien, gracias –me limité a responder.

Le escuché caminar dentro de mi alcoba y jalar la silla de nuevo. Salí de la regadera y sequé mi moreteado cuerpo con cuidado, me vestí  con rapidez y salí determinado a darle las gracias y hacerlo volver a su templo y dejarme solo.
Al salir me topé con un Deathmask sentado sobre una silla completamente dormido. Lucía exhausto, estaba así por haber pasado la noche cuidando de mí. No supe bien si me sentí culpable o solamente estaba demasiado agradecido por su gesto. Salí de mi alcoba. Tenía muchas preguntas en mi cabeza y daban vueltas hasta el punto de hacerme sentir mareado. Ya tendría la oportunidad de preguntarle todo a Deathmask.

– ¿Estás bien? –Cuestionó Camus entrando al templo de piscis–. Supe que algo pasó.

–¿Qué escuchaste?  –pregunté sintiéndome apenado.

–No mucho, que te sentiste mal durante la madrugada y que Shion puso al de cáncer a cuidarte. Por eso vine, para v er si todo estaba bien –dijo Camus luciendo preocupado.

–Deathmask está arriba, durmiendo. Estuvo toda la noche cuidándome, porque Shion entró durante la madrugada e intentó abusar de mí, de no ser por Deathmask lo habría hecho –expliqué avergonzado.

–Ese maldito Shion. Pero, ¿cómo supo Deathmask lo que estaba pasando aquí¡, su templo está bastante alejado del tuyo –inquirió Camus con suspicacia. Sólo asentí.

–Es lo que voy a cuestionarle una vez que termine de descansar –dije con ligera sonrisa–. Ya lo había meditado, pero cuando salí de bañarme estaba completamente dormido en una silla.

–¿En una silla? –preguntó Camus sorprendido.

–Sí, supongo que se sentó a descasar unos minutos y cayó dormido –expliqué.

–¿Y lo dejaste ahí? –cuestionó Camus curioso.

–Pues sí, me duelen los brazos y piernas, no podría pasarlo a mi cama sin ayuda –expliqué mirando a Camus.

–De acuerdo… –resopló el acuariano–. Te ayudaré a acomodarlo para que el de cáncer pueda descansar.

Subimos hasta mi alcoba, Camus se detuvo en seco al ver la incómoda posición en la que Deathmask estaba completamente dormido. Me ayudó a pasarlo a la cama, debo admitir que nos costó un poco de trabajo hacerlo, pero lo dejamos recostado sobre mi cama. Inmediatamente se arremolinó sobre mi cama. Lucía tan apacible así. Me quedé embobado mirándolo dormir, hasta que Camus tocó mi hombro y me hizo una seña para que regresáramos a la cocina de mi templo. Camus preparó una comida sencilla. Comió conmigo y se dedicó a platicarme cómo estaba yéndole en su misión con Milo, y que la actitud del escorpión, ya estando a solas no era la del patán casanova que solía ser cuando estábamos con Camus. Cuando Camus se fue de mi templo me quedé mirando hacia el exterior. Reprimí mis ganas de subir a mi habitación y verle dormir, me había gustado ver aquella expresión de paz en su rostro al dormir. Me sentí nervioso.

Me decidí. Subí a mi alcoba y me senté en aquella silla en la que él había caído dormido. Le contemplé por un par de minutos hasta darme cuenta de cómo podría ser interpretado aquello. Corrí por un libro y volví a sentarme sobre aquella silla. Tenía el libro entreabierto entre mis manos, por si él despertaba. Me sentí ridículo de momento, pero por alguna extraña razón me estaba siendo imposible retirar mis ojos de él. Me sentí más extraño.

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